Capitulo 18

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Hubieron un sinfín de malos momentos que me hicieron llegar a la conclusión de que mi vida era y seguiría siendo por siempre, hasta el final de mis días, una verdadera y podrida mierda. Pero, fue en ese momento en el que Wilana Lana me rechazó, en el que mis deseos suicidas despertaron del interior de mi ser, así como un dragón que yacía tranquilamente dormido, pero mis deseos de desaparecer de este mundo eran solo eso, deseos que nunca llegaría a realizar pues mi cobardía nunca me lo permitiría.

Fue en ese momento en el que comprendí que la maldición de los Patrick Samuel había sido heredada por mí, pero ¿Por qué? ¿Por qué este deseo suicida nos perseguía solo a los Patrick Samuel de la familia? No lo sabía con exactitud. Las razones eran un poco diferentes en cada uno de los Patrick Samuel:

Patrick Samuel Rogue: Se había suicidado después de que su vida se encontrara sumida en la desgracia de la fama que le había arrebatado la tranquilidad de la privacidad, fama que lo había llevado al borde de la demencia.

Patrick Samuel Segundo Rogue: Se había suicidado gracias a la frustración de ver que sus historias nunca habían sido conocidas por nadie, simplemente se limitaban a llenarse de telarañas en su estudio.

Patrick Samuel Tercero Rogue, mejor conocido como Ps3, mejor conocido por mí como Yo: Aun no me había suicidado, y sabia que nunca lo haría, aunque las razones me sobraban, pero la verdad que uno siempre llega a este punto de la vida en el que desearía saber cómo sería el mundo si nosotros ya no existiéramos, pero eso es imposible porque después de morir nunca sabremos como seguirá siendo el mundo, aunque para ser sinceros, no creo que cambie mucho la verdad, yo no soy ni Nelson Mandela ni Michael Jackson, así que pienso que sin mí el mundo seguirá su curso, el sol seguirá saliendo cada día y las personas simplemente ni siquiera notarán mi ausencia. Creo que son esas algunas de las razones por la cual siempre he descartado el suicidio como una salida rápida para este mundo tan cruel. Pero había cosas que me perturbaban como por ejemplo:

1) Nunca había escrito nada, mis sueños de ser un escritor famoso los había dejado tirados en algún callejón de mi infancia.

2) nunca había luchado por conquistar ese amor que desde pequeño me quitaba el sueño.

3) Simplemente me quejaba de que mi vida era una mierda, pero no hacía nada para cambiarla.

La verdad es que estas eran varias de las razones por las cuales yo consideraba que la vida era una mierda, pues porque yo era un bonsái que se había dejado mutilar por la sociedad, yo simplemente seguía el rumbo que la corriente llevaba y no hacía nada por crear mi propio camino, yo era una mierda, no el mundo, ni la vida, ni las personas que me rodeaban, yo era una mierda, así que ¿Qué hice esa noche mientras desahogaba mis penas a través del llanto? Lo único que siempre hacia para despejar un poco mi mente: Leer.

Tomé el libro de mi padre y comencé a leerlo en la parte en la que había quedado:

Fausto había comprendido entonces que el laberinto era un mundo de teatro, y los años fueron pasando y Fausto se decepcionaba cada vez mas y mas del laberinto, pues él consideraba que este era un mundo injusto en el que los fuertes no ayudan a los débiles a ser fuertes, sino que se aprovechan de su debilidad. Fausto estaba tan enojado entonces, que decidió comenzar la búsqueda de la salida del laberinto, él recorrió el laberinto una y otra vez, pero nunca encontraba la salida. Fue entonces que después de tantos años, Fausto volvió a recurrir a su viejo amigo el Viento:

— ¡Viento! —gritó y este inmediatamente respondió a los reclamos de Fausto.

— ¡Oh Fausto! ¡Cuánto has crecido! —se sorprendió el viento al ver el cambio en Fausto. Fausto ahora lucía mayor, pero la decepción iba pegada a su rostro, él no tenía ganas de seguir viviendo en el laberinto—. ¿Qué es lo que ocurre Fausto?

Cómo Estáticas Estrellas Fugaces.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora