12

111 18 3
                                    

–¿Qué hicieron qué?

Tengo junto a mi a Koichi y Josuke, Okuyasu estaba ocupado, quería aprovechar de contarles todo lo que sentía por Rohan y pedir concejos pero al parecer paralicé a Josuke y Koichi está tan confuso que es el único que ha respondido.

–Solo quiero un concejo –insistí–, no he tenido ni una cita hace más de diez años.

Josuke aún no reacciona, no está molesto y eso me asusta, no he tenido tanto miedo en años.
Cuando él reacciona coloca su mano sobre mi hombro y me sonríe honesto como siempre.

–Me alegra saber eso –contesta–, es difícil de procesar pero solo te diré que el factor sorpresa te jugará a favor.

Golpea suavemente con el codo a Koichi, entre los dos sabemos que quien más conoce a Rohan es él, de algo sirvió el concejo de Josuke, tiene mucha razón, tengo que sorprenderlo. Más allá de sorprenderlo mis acciones también involucrarían su comodidad en la cita.

–Primero debes relajarte –aconseja Koichi–, si no lo estás, él se espantará. No olvides que él no es de los lugares con mucha bulla, le gusta la tranquilidad. Llevarlo a comer sería una buena opción.

–De hecho –interrumpe Josuke–, tengo un lugar donde recomendarte ir, así ambos se relajan un rato.

Suspiré agotado, no he podido descansar con la ansiedad de tener la cita con él.

–Lo tomaré en cuenta –respondí a Josuke.

Fue un largo paseo, una larga charla y un largo camino el cual recorrimos, creo que hasta me aprendí una gran parte del pueblo que dudo en perderme con facilidad la siguiente vez que decida caminar por las calles de Morioh.
Al rato, Koichi se detuvo a medio camino, ni siquiera era una esquina en que había semáforo, estábamos al medio una calle cuando se detuvo. Nos deja confusos con esa reacción espontánea.

–Hay algo que necesito decirles.

Dicho eso, retoma el ritmo tranquilo de la caminata, al parecer eso calma las ansias que tiene. No se ve triste, está más bien alegre por lo que dirá pero no encuentra las palabras correctas para entregarnos su noticia.
Ya se estaba haciendo tarde y tengo que apresurarme para poder llegar a la cita con Rohan. Con sus concejos me dejaron claro qué hacer y dónde llevarlo, un sitio que a ellos nunca se les ocurriría.

–Me voy a casar con Yukako –nos anuncia alegre– en un tres meses más.

Josuke lo toma en sus brazos, eufórico por la noticia de su amigo.

–Denme un respiro –susurro acomodando mi gorra y sonriendo por la noticia de mi amigo.

No soy tan alocado como mi tío, soy de dar una palmada en la espalda y ser corto de palabras para felicitar pero no significa que sienta la misma felicidad que él, a pesar de haberlo sabido antes, estoy tan feliz por él que no sabría qué hacer o qué decir.

Ya atardeciendo, Koichi se separa de nosotros, dejándonos a Josuke y a mí solos. Era hora de preguntar algo para quitar mis dudas.

–¿Josuke? Necesito asegurarme de algo primero.

–Claro, puedes decirme lo que sea –sonríe.

No sabría si ser directo con la pregunta o intentar ser discreto pero con estos nervios con tal de saberlo ya no sé ni en qué estoy pensando, tengo que resolver el puzzle de mi cabeza e inmediatamente.

–¿Tu estuviste en la mañana en que Rohan y yo nos besamos?

Él me miró tan confuso e incómodo, la respuesta era clara. Supe que no tenía tiempo que perder en volver a casa porque ese portazo que ignoré ese día significó mucho. Aceleré el paso a casa mientras Josuke me miraba y gritaba sin entender mi actuar, lo único que pude decir es que un mal presentimiento está en mi cabeza y siento que esta cada vez más cerca de ocurrir.

ComplétameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora