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–Creo que necesitamos hablar de algo.

Luego de escuchar su voz solo incliné mi cabeza hacia atrás, no parece estar molesto, es más, acaricia mi cabello y eso hace que me relaje y suelte el periódico que estoy leyendo.

–Te escucho –sonreí–, sin quedarme dormido.

–Queda una semana para la boda de Koichi y estaba pensando, más que la reacción de todos, es la de Yukako y Koichi. Será llamativo si vamos como que estamos saliendo, eso cautivará y quitará el momento de su boda. Fingir ser amigos durante ese día no será el fin del mundo.

Creo que me va a matar si le digo lo que tengo planeado, mejor solo seguirle sonriendo.

–Esta bien –respondo tranquilo–, lo entiendo. Sin olvidar en cómo es Yukako.

Claro, especialmente por ella y sus impulsos sin olvidar que no podemos llamar la atención, por diversas razones en como podría terminar mal está bien que lo ocultemos del resto por ese día.
Vi la hora en el reloj, ya tenía que irme, claro sin antes tener que decirle algo.

–Iré a comprar algo para cenar en la noche –dije de excusa–, vuelvo en seguida.

No llevé llaves y antes de irme lo besé aunque sea por unos pocos segundos. No iba a ir sin antes saber qué faltaba así que le dije que prepararía curry esta noche. Cuando salí me dirigí como si fuera a comprar a la tienda y cuando me perdiera de vista recién poder caminar hacia el puerto. Al momento en que iba a cambiar de dirección no fue tan necesario, él ya estaba allí.

–¿Tienes lo que pedí?

Asiente con la cabeza y a escondidas me entrega la cajita, la cual guardo inmediatamente en un bolsillo.

–Apropósito, su madre pide que la llame, está preocupada por usted.

–Lo haré tan pronto como pueda –respondí.

Supongo que no volveré a hacer lo mismo e iré por mi cuenta pero habría dado grandes sospechas a Rohan y eso no me gustaría, lo peor sería que piense que esté perdiendo interés en él, sin embargo, si hubiera ido mi madre sería feliz de verme y me hubiera quedado un tiempo por ella.

Fui directo a la tienda y cumplí mi palabra, ya tenía algo con qué cocinarle. Cuando estaba a punto de tocar la puerta escuché un golpe atrás de mí. Al momento en que miré estaba Hazamada en el suelo con un palo en la mano, quejándose de dolor y Rohan tras de él, parecía exhausto.

–Corrí tras de él cuando vi que te seguía a ti, fue casi imposible –dice entre tanto jadeo.

Lo peor sería que me hubiera visto con el funcionario de la fundación, allí mis planes se irían al carajo.

–Como sea –levanta a Hazamada y lo empuja para que se largue–, enseguida abro.

Saca las llaves de su bolsillo y abre la puerta. Lo único que deseaba en mi mente en es que no haya visto hacia dónde me dirigía y solo se fijara en Hazamada, al menos que solo me haya visto comprar y nada más.
No resistí en tomarlo entre mis brazos, entrar al umbral juntos. Su única reacción es su sonrojo oculto entre sus manos en su rostro, si supiera que amo esas tiernas expresiones de él.

Luego de cerrar la puerta con el pie, lo bajé de mis brazos y me dirigí a cocinar el curry. En medio del proceso se acercó con tal de abrazarme, de sus brazos podría notar que estaba usando una camisa mía de pijama y sus manos acarician mi pecho, relajándome. Cuando acabé de cocinar le di la clara señal con tomarle la mano y besarla, me soltó y dejó que dividiera las porciones en dos pocillos. Tomé ambos pocillos y nos dirigimos a cenar juntos a la mesa, al momento en que lo probó no tardó en decir lo delicioso que estaba, de esa respuesta el detalle en que me fijé fue en la veracidad de sus ojos, sus ojos siempre decían todo.

Y pensar que estamos a un paso de abril, la siguiente semana es la boda de nuestro amigo y aquí estamos, relajándonos y siendo honestos a nuestros sentimientos.

–Sé que aún no somos nada –menciona tranquilo–, si no te exijo nada es porque no te quiero presionar después de pasar por el divorcio.

Tomo su mano, no iba a dejar que pensara que un divorcio iba a impedir todo lo que sentía por él.

–No digas eso –dije–, estoy esperando el momento de pedírtelo, a una manera que a ti te guste –acaricio su mano y le sonrió–, que nos guste.

Él me sonríe devuelta, seguimos comiendo para luego ir a la cama, claro que para una noche tranquila como ésta terminamos por dormir abrazados. No sexo, no palabras alentadoras, solo un par de miradas, un beso en la frente y mi brazo rodeando su cadera y su cabeza apoyando mi pecho. Creo que estoy cumpliendo todo lo que quise sin darme cuenta.

ComplétameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora