En la actualidad.
Ubicación: San Francisco, California.
Daniela Antoraz se detuvo delante de la cristalera de su apartamento, admirando astro rey lanzando lazos de cálido color entre las nubes que se suspendían por encima de la ciudad de San Francisco.
Esa noche no había podido dormir. De media, lograba entrar en la fase REM unas dos horas antes de que las horribles pesadillas la despertasen. Calculaba que no había cerrado los ojos más de tres cuartos de hora antes de que el despertador sonara. Las cosas empezaban a ir mal, muy mal. Esperaba con miedo el momento en el que su estado anímico decayera en picado, y eso era algo que la Inspectora de homicidios de la ciudad no se podía permitir.
Recogiendo del tazón de la entrada las llaves de su coche, condujo hacia la comisaría de Policía como hacía todas las mañanas desde hacía exactamente dos años. Si tan solo hubiera sabido que aquello pondría en peligro su humanidad. No había tenido ninguna materia en la academia de policía que le enseñara a ser plenamente feliz después de presenciar asesinatos, violaciones y vejaciones a niveles inhumanos. Cosas del día a día en la normalidad del departamento de homicidios.
Aunque aquella relativa normalidad duró exactamente trece meses desde que Daniela tomó su cargo. Ella nunca había creído en la supuesta mala suerte de ese número. Pero ahora sí. Y tanto que sí.
Siempre se acordaría.
Trece meses exactos después, Daniela atendió una llamada del forense como tantas otras veces había hecho. Su compañero de aquel entonces, Andrés, condujo como una bala por las calles y ella le regañó, como el día anterior, y el anterior. El cadaver estaba tirado en un callejón sin salida. El forense había tapado el cuerpo con una sábana blanca, lo que significaba que la vista iba a ser más desagradable de lo normal.
Ella se creía curada de espanto. Había visto muchos escenarios y en realidad, la visión de la mujer con el cuello totalmente destrozado y los ojos abiertos no le supuso mayor sobresalto que de costumbre.
El caso se archivó como un crimen pasional. La mujer había tenido problemas con su pareja recientemente—por lo que pudo averiguar de sus vecinos—y éste había desaparecido del mapa como una gota de agua por un desagüe.
Unas semanas después, Daniela había conseguido dar con el hombre y se encaminaba a aporrear la puerta de la oficina de su compañero para darle la noticia cuando ésta se abrió. Andrés salía con el ceño tan fruncido que sus cejas no dejaban ver sus ojos azules.
—Hay otro caso—susurró.
Garganta desgarrada y ojos abiertos. Y después de ese, vinieron tres más tan solo en aquel mes. El sospechoso del primer caso tenía una coartada sólida. No tenían a nadie más al que investigar.
Alguien estaba acabando con la vida de la gente de su ciudad. Por desgracia, hasta el momento no habían encontrado más que los cadáveres en las escenas del crimen. Ni una pista, ni una huella, nada donde poder meter la uña y rascar.
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Tu mundo al anochecer. ©
Romance🟢 EDICIÓN TERMINADA 𝗦𝗔𝗚𝗔 𝗚𝗨𝗔𝗥𝗗𝗜𝗔𝗡𝗘𝗦 𝗠𝗔𝗡𝗔 𝗜 Como Inspectora de homicidios de San Francisco, Daniela Antoraz no puede descansar hasta que no atrape al asesino que está matando a su gente de la formar más horrible que se pueda imag...