Pasó un minuto más, y después otro. Nunca se le había hecho el tiempo tan cuesta arriba como en las últimas dos horas. Había vivido tres siglos, y aquellos años habían sido efímeros comparado a la espera de ver a su compañera abrir los ojos.
Afortunadamente, una vez la doctora Chanys adhirió el syn a la pared cerebral de Daniela, él pudo bajar la dosis de energía psíquica que compartía con ella. Funcionando como un catalizador, el syn masificaba el vínculo con el suyo y equilibraba la distribución de actividad. Jax pudo volver a respirar sin dificultad.
Tendrían que coserle los órganos entre si para que lo admitiera en voz alta, y menos aún frente a la estricta doctora, pero había faltado muy poco para que su propio sistema fallase irreparablemente. Tampoco es que le importara. Habría sacado su propio syn de lo más profundo de su cerebro para dárselo a ella.
Pero Daniela todavía no había despertado.
—Según la dosis de anestesia que he utilizado, debería haber despertado...hace una hora—dijo Chanys mientras acomodaba la vía en el brazo derecho de Daniela.
Jax se llevó a la boca el último pedazo de sandwich de queso que Nathen le había lanzado desde la puerta de la habitación.
—El syn está funcionando, puedo notarlo.
—Torpemente, pero si. Está reestructurando las conexiones cerebrales necesarias para poder operar y así aunar su actividad con la de Daniela, pero—los tatuajes de Freyen brillaban tenuemente bajo la camisa blanca—es un proceso difícil y extenso. No se almacena la misma información en un cerebro de un recién nacido que en el de un adulto.
Se tragó las ganas de mandar a ambos a la mierda. No necesitaba que le recordaran que sus vidas dependían de un hilo tan fino como su propia paciencia. El miedo atenazaba su pecho y su garganta hasta el punto que se le hizo difícil tragar el maldito sandwich de queso. Pero tenía que recuperarse. Tenía que volver a estar a plena potencia, cuando su mujer despertara. ¡Tenía que protegerla!
Y con la posibilidad de que se le cayeran los pantalones hasta las rodillas en cualquier momento, no haría muy buen trabajo.
Pero antes ella tenía que librar la batalla mas difícil de todas. Despertar.
—¿Hay alguna noticia sobre el Comandante?—preguntó cuándo su mente amenazó con conducirle de nuevo a la oscuridad.
—Belnur consiguió captar un esbozo de su firma mental cerca de la frontera con Canadá, por lo que sabemos que sigue vivo—el syn del atigris superaba todas las expectativas que podía llegar a tener sobre su potencial.—También pudo descifrar que no quería ser encontrado, así que hemos de suponer que ha abandonado el asentamiento de Guardianes y su cargo.
Chanys comprobó por octava vez el escáner cerebral de Daniela.
—¿Puede hacerlo?
—Lo ha hecho. Belnur decidió darle su espacio antes de buscarle para romperle las piernas por abandonarnos en una situación tan crítica. Yo tal vez le acompañe.—Aunque sus palabras tenían un tono tranquilo, los violáceos ojos de Freyen se fruncieron fugazmente—Elegí San Francisco como destino porque alguien de confianza me habló encarecidamente bien del Comandante, pero parece ser que tenía una visión equivocada de él.
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Tu mundo al anochecer. ©
Romance🟢 EDICIÓN TERMINADA 𝗦𝗔𝗚𝗔 𝗚𝗨𝗔𝗥𝗗𝗜𝗔𝗡𝗘𝗦 𝗠𝗔𝗡𝗔 𝗜 Como Inspectora de homicidios de San Francisco, Daniela Antoraz no puede descansar hasta que no atrape al asesino que está matando a su gente de la formar más horrible que se pueda imag...