☄️ Capitulo 9

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Jax se asomó por los barrotes de una pequeña estructura abandonada de Fort Funston, los rayos de la luna se reflejaban en las olas de la playa y sus botas se hundían en la arena

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Jax se asomó por los barrotes de una pequeña estructura abandonada de Fort Funston, los rayos de la luna se reflejaban en las olas de la playa y sus botas se hundían en la arena. La búsqueda de los nyx había sido un rotundo fracaso. No había encontrado ni un pequeño fragmento de olor a nyx. Y eso que había movido rocas y se había deslizado por hendiduras de las que luego le había costado salir.

Y no encontró absolutamente nada.

Se dispuso a volver hacia el lago Merced para rastrear los campos colindantes cuando vislumbró una figura en lo alto de un peñasco. Analizó su mapa mental y se sorprendió al ver la estrella borgoña de Belnur tan próxima a él.

El atigris no debería haber sabido su posición. Jax siempre la tenía recelosamente oculta.

Esperó a que Belnur se acercara, aterrizando sobre la arena irregular. Su bestia se erizó por completo ante la incertidumbre. La blanca luz le dejó entrever los rasgos impertérritos del atigris mientras se aproximaba, destellos de los rayos lunares se reflejaban en los estoques atados a su espalda. No rezumaba intención alguna, y eso era lo más inquietante.

Bien podría acercarse para charlar sobre la belleza de la cúpula celeste, o para clavarle la enorme espada en el abdomen.

Jax estaría igual de sorprendido ante cualquiera de las dos situaciones.

—¿No deberías estar con la humana?—esa pregunta le quemó en la garganta.

—He estado con ella.

Su arché saltó un poderoso zarpazo contra la estrella borgoña. Jax apretó sus cadenas mentales antes de que consiguiera alcanzarla. Comenzó a andar hacia el lago.

—¿Y bien?¿Has descubierto algo?—preguntó, sabiendo de antemano la respuesta.

—Si.

La rotunda afirmación le hizo pararse en seco. Si Belnur se hubiera puesto a bailar a los antiguos aphon, le hubiera sorprendido menos. El atigris siguió andando, pero se volvió hacia Jax cuando se percató de éste que no le seguía. ¿Cómo era eso posible? La mente de Daniela estaba sellada a cualquiera que no fuera él. ¿Había conseguido el atigris desbloquear algo tan primitivo como un enlace? Sabía que había algo insólito en él, pero aquello sería rozar lo inverosímil.

Tu mundo al anochecer. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora