Después de comer un sándwich de la máquina expendedora y de bajar al laboratorio otro a Esther, Daniela recibió una llamada de la plantilla de obra que estaba arreglando su apartamento. Habían terminado con la restauración. Antes de subir al coche, cerró los ojos y se concentró en Jax.
<<¿Jax?¿Estas ahí?>>
Un profundo ronroneo fue su única respuesta. Podía sentir que la mente de Jax estaba adormilada. Miró la hora, eran las cuatro de la tarde, y lo más seguro sería que su cambiante estuviera en el quinto sueño.
Así que siguió la presencia de aquel ronroneo, hasta que volvió a sentir el roce de un suave pelaje en el fondo de su mente. Se imaginó a si misma alzando una mano, y enterrándola entre la aterciopelada piel mientras ésta se enroscaba a su alrededor.
Debería haberle provocado rechazo, o por lo menos algo de turbación, pero se sentía fascinada con aquellos arrumacos mentales. Aunque no tuviera prueba alguna, tenía la certeza de que aquello era la parte salvaje e indómita del alma de Jax, vibrando de placer por tenerla allí, prodigándole atención.
Con un bajo sonido de placer, aquella fiera se acurrucó en su enlace mental.
<<Leeran...>>
Daniela frunció el ceño y se concentró para escuchar mejor el susurrante hilo de pensamientos que terminó con un aletargado suspiro de deleite. ¿Leeran?¿Qué significaba aquello? Quiso despertar a Jax para preguntárselo, pero el tinte de cansancio que seguía impregnado en la mente masculina la hizo retroceder.
Se lo apuntó mentalmente para poder preguntárselo más tarde. Porque habría un "más tarde". Su capacidad para mantener las distancias con Jax se había reducido a cenizas, e ignorarlo ya no era una opción.
El camino en coche hacia su casa le resultó extraño y ajeno. No hacía menos de una semana que todo aquel caos había comenzado, pero lo sintió demasiado remoto, como si la Daniela de antes de conocer a Jax fuera una persona diferente a la que ahora abría la puerta de su apartamento.
Y todavía no tenía claro si aquello la hacía sentir mejor.
La plantilla de obra había hecho un estupendo trabajo con la restauración de la vidriera de su salón, e incluso habían colocado el mobiliario tal y como ella lo tenía en un principio. Se quedo de pie en medio de la sala, sintiendo un cosquilleo en el estómago, mientras rememoraba las imágenes de aquella noche en la que su vida había dado un giro de 360º.
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Tu mundo al anochecer. ©
Romance🟢 EDICIÓN TERMINADA 𝗦𝗔𝗚𝗔 𝗚𝗨𝗔𝗥𝗗𝗜𝗔𝗡𝗘𝗦 𝗠𝗔𝗡𝗔 𝗜 Como Inspectora de homicidios de San Francisco, Daniela Antoraz no puede descansar hasta que no atrape al asesino que está matando a su gente de la formar más horrible que se pueda imag...