Cuestiones dulces

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♡ Idea de Nyankonee

En la escuela habían anunciado un evento, una fiesta de disfraces, a la cual, nadie tomaba enserio, así que los maestros y maestras decidieron advertir de que cada alumno perdería puntos para cada materia si no asistían -y para asegurar a todos de manera definitiva- se dijo que obligatoriamente debían de ir en parejas.

Y ahí estaba... un antisocial azabache que era tan apegado a sus prioridades estudiantiles que de todas formas decidió ir, obviamente con su respectivo disfraz, aunque le faltaba con quien entrar... Era de noche y una gélida brisa lo hacía temblar, de hecho una que otra vez caía alguna gota de agua anunciando una posible lluvia.

Vestía un intento de disfraz de "vampiro" con una capa negra de fondo rojo, una camiseta blanca de manga larga, un chaleco negro desabotonado , junto a unos pantalones y zapatos del mismo color; y unos colmillos falsos de plástico;  su piel era lo suficiente pálida en esa noche como para tener la necesidad de algún "maquillaje".

Mientras veía que sus demás compañeros llegaban en grupos alegres pasando al lado de él; nuestro azabache se cuestionaba el si entrar o no.

Tenía miedo de perder aquellos valiosos puntos para su calificación, pero tampoco quería esperar la lluvia... se encontraba dudoso y con temor...

De pronto sintió que alguien le dio unos toquecitos en el hombro para llamar su atención y al momento de voltear casi le daba un infarto.

Quién le había hablado comenzó a reírse pero no de una manera muy escandalosa. Aquella persona llevaba un calzado deportivo cualquiera pero simple, llevaba un pantalón de mezclilla un poco desgarrado, una camisa a cuadros entre morada y roja, además de que en las mangas de su ropa parecía que tenía un pelaje café; quien se reía de la reacción del azabache decidió retirarse su máscara de hombre lobo, demostrando que solo era un castaño grisáceo muy burlista.

- Tranquilo, no soy real -El mayor intentó no seguir burlándose.

- N-No es gracioso ¿S-Sabes? -Se quejó el menor aún temblando un poco.

- Oye ¿No tienes con quien entrar, cierto? -Cuestionó rápidamente.

El azabache negó.

- Yo tampoco -Rio- Me agradaría que fueras mi pareja, pero me temo que no hay relación entre nuestros disfraces más que son los más comunes en Halloween -Agregó el grisáceo.

- ¿Eso importa? -Cuestionó el azabache- Siguen siendo disfraces, además de que necesitamos esos puntos y nos podemos ayudar mutuamente -Le decía de manera obvia.

- Meh -Le dio igual- Yo no entraré contigo así vestido -Respondió el mayor de manera infantil- De seguro otros de la fiesta se disfrazaron de lo mismo -Insistió.

- ¡Mira quien lo dice! -La situación estaba colmando la paciencia de el de ojos avellana - ¿Entonces que sugieres tu? -Lo retó.

- ¿Quieres saberlo? -Preguntó emocionado.

El menor no comprendió, pero el mayor rápidamente se abalanzó al contrario tomando sus ropas.

- ¡¿Q-Qué e-es lo q-que vas a hacer?! -Se alarmó el azabache forcejeando.

- Tu solo cállate y no te muevas -Respondió firme el otro.

El de ojos avellana no tuvo de otra, ya que no veía que otra persona estuviera sola, y a lo que parecía... seguir lo que pedía el grisáceo era su única salida.

El mayor comenzó a abotonar el chaleco del menor, le quitó la capa y se la puso al revés, dejando el color rojo afuera y el negro como fondo; también le quitó los colmillos falsos lanzándolos sin importarle donde hayan caído.

El menor se había quedado estático, perplejo y confundido a la vez.

El mayor continuó con la "transformación", alborotó un poco el cabello del menor para que no se viera tan liso. Finalmente pasó sus manos por las mejillas del contrario y las apretó un poco dejándolas enrojecidas.

- ¡Listo! -Dijo el grisáceo orgulloso.

- ¿Eh...? -El de ojos avellana no sabía si era mucha diferencia.

- ¡Espera, espera! -El mayor miró históricamente alrededor suyo.

Robó algo de por ahí sin que los demás lo notaran y se lo entregó al azabache.

- ¿Una canasta? -El menor seguía sin comprender.

- ¡A entrar a esa fiesta! -Dijo el grisáceo animado poniéndose nuevamente su máscara.

Tomó la mano del azabache y se dirigieron a entrar a aquel lugar donde se desarrollaría el evento.

- ¡Caperucita roja y el Lobo feroz! Que detalle -Dijo una profesora maravillada y tomando la asistencia de ambos.

El azabache se sentía un poco indignado por el personaje que lo obligaron a interpretar... pero su compañero fue quién lo hizo palidecer aún más.

El grisáceo se acercó al oído del azabache y le susurró.



- ¿Sí sabes a quién se come el Lobo, verdad~?

Disculpa, lo aluciné | VinscottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora