Dime algo

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El azabache se encontraba en su oficina firmando y leyendo papeles; el castaño grisáceo lo acompañaba mientras limpiaba el desorden de todas esas hojas de colores opacos.

- Scotty, en el hipotético caso que tuvieras una hermana, me encantaría conocerla -Mencionó el mayor con simpleza.

El de ojos avellana lo miró con un poco de molestia por interrumpirlo con sus comentarios extraños.

El castaño rio.

- No exageres, solo es una idea que tenía -Respondió con una sonrisa de lado- Ya que, en el caso de que la tuvieras, sería una mini-versión de ti -Rio teniendo una imagen mental y sentándose en un sofá de por ahí.

- Y en el hipotético caso de que la tuviera ¿Te gustaría una orden de alejamiento? -Cuestionó el azabache arqueando una ceja.

- No me mal entiendas -Negó entre risas el grisáceo- De tenerla, yo también pensaría en su bienestar y sin duda la protegería -Aseguró- Y también la cuidaría como si fuera mi hija -Dijo alegre.

- ¿Serías buen padre? -Cuestionó de manera burlona el azabache.

- ¿Lo dudas? -Comentó el grisáceo seguro de si mismo- Hay muchas cuestiones en las cuales me dan mucho que pensar ¿Sabes? -Agregó mirando a la nada.

El de ojos avellana sabía que el mayor tenía algo en mente que lo dejaba intranquilo; dejó de lado los papeles que estaban en su escritorio, se levantó de su lugar y se sentó al lado del castaño grisáceo.

- ¿Qué es lo que te deja intranquilo, Vinny? -Preguntó preocupado el azabache.

- No lo sé -Se negó intentando sonreír leve- Son demasiadas las cosas en las que he estado pensando... especialmente sobre nosotros... ya que después de algunos años "finalmente me aceptas" dejando un poco tu orgullo de lado, pero me he preguntado ¿Qué es lo que sigue?... ¿Qué nos depara el futuro? -Y miró a otro lado.

El azabache abrazó al grisáceo intentando animarlo un poco.

- No debes de preocuparte por eso ahora -Sugirió el azabache- Cada cosa a su tiempo, además de que no importa lo que pase, estaremos juntos siempre -Dijo dulcemente para tomar la mano del mayor y entrelazarla con la suya.

El grisáceo decidió aceptar la voz que siempre lo ha guiado y se sintió más tranquilo.

Se acercó al menor y le dio un tierno beso en su frente.

Disculpa, lo aluciné | VinscottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora