¡¿Hay algún problema?!

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Entre ellos dos había evidentes diferencias, y a pesar de eso, ellos no serían discretos frente a su odio.

El azabache estaba sentado con su celular y a su lado tenía una agenda. El castaño que pasaba por ahí lo miraba molesto.

- ¿No puedes dejar ese maldito teléfono en paz? -Dijo molesto- Deberías trabajar, no ser una señorita llamando a su enamorado.

- ¡Estoy trabajando, idiota! -Respondió lanzándole una bola de papel- No como OTROS que solo pierden su tiempo haciendo el tonto caminando por los pasillos.

Ambos se miraban desafiantemente y con rencor.

Iban a comenzar otras de sus "escenitas" pero vieron a su jefe acercándose y retomaron lo que sea que estaban haciendo.

(.)

El castaño estaba en la oficina de guardia en el local y teniendo nada de cuidado, tomó un cigarrillo y comenzó a fumar como si nada.

El azabache se dirigía a su oficina, pero aquel desagradable aroma le arruinaba su pequeña estadía por el pasillo.

- ¿Podrías de dejar de hacer eso? ¡Huele horrible! -Se quejó mirándolo.

- Disculpa delicada~ -Respondió con una sonrisa burlista- ¿Estoy dañando tus pulmones inconsientemente?

- Más bien los tuyos -Respondió con el ceño fruncido- Podrías morir por eso.

- ¡Mejor para mi! -Dijo con cierta "alegría"- Así me moriré más rápido y no voy a seguir escuchando tus lloriqueos~ -Sopló todo el humo que había consumido en la cara del de ojos avellana y se fue.

El azabache solo tosió con profundo desagrado.

(.)

El día en el local era tranquilo, era fin de semana y todos los guardias se encontraban en el local haciendo diferentes tipos de limpieza.

Tres de ellos se encontraban en la cocina: Mike acomodaba la vajilla.

El azabache lavaba los platos, además de que usaba guantes para hacerlo. El castaño grisáceo limpiaba los pisos con una escoba.

Y al realizar su respectiva tarea el grisáceo no pudo evitar hacer sus típicos comentarios.

- La princesa usa guantes para no lastimarse sus uñas~ -Rio con malicia.

- Y al parecer tu no sabes barrer -Dijo refiriéndose a que no había reunido polvo.

- ¿Disculpa? De hecho el suelo está tan limpio que no hay necesidad de hacerle algo, no como a tu ceguera~

- ¡¿Qué tienen de malo mis ojos?! -Dejó los platos - Al menos no están en un color negro abismal como ciertos pulmones.

- ¿A eso le llamas insulto? -Soltó otra risa- Eres todo un niño pequeño.

- Lo dice el infanitil guardia -También rio- ¿El bebé hace vigilancia? ¿O necesita que lo vigilen? -Lo miró retándolo.

- Dímelo tu delicada princesa -Lo miró de la misma forma.

Ambos tenían el ceño fruncido, tenían sus miradas centradas en los ojos del otro tanto como sus respiraciones estaban convirtiéndose en un sola, pero su odio y molestia no les hacía ver eso.

- ¿Se van a besar o que rayos? -Dijo Mike mirando la escena confundido.

Los otros dos se sonrojaron al ver que solo unos pequeños milímetros separaban sus labios, el azabache empujó al castaño y siguió lavando los platos.

El grisáceo se quedó un poco inmóvil, después tomó la escoba y la movía lentamente de lado a lado mirando que efectivamente si había mucho polvo.

Ninguno comprendía que había pasado.

Disculpa, lo aluciné | VinscottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora