9* ADLER

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 El asiento de atrás del coche de mis padres es el sitio ideal para echar una cabezadita. Estoy reventado de ayer, pero por cojones tengo que ir a una mierda de comida en conmemoración de alguien que ni siquiera conozco. Mi padre está metido en política y siempre me obliga a comerme todas estas movidas que, la verdad, me dan por culo. No lo hago por él, si no por mi madre. Es la mujer más maravillosa del mundo, la adoro, y sé que si no voy se va a disgustar.

A pesar de todo lo que ha pasado, sigue apoyando a mi padre y se mantiene firme a su lado. Estoy casi seguro de que ya lo ha perdonado. Yo no, y dudo mucho que lo haga algún día. Cada vez que me viene a la cabeza la imagen de mi padre liándose con su antigua secretaria en la oficina se me revuelven las putas tripas. Se ha pasado los dos últimos años intentando compensar a mi madre para que no lo deje. Cabrón. Odio a los tíos como él, que tienen a su lado a la mujer perfecta, y aún así no es suficiente para ellos. O como el hijo puta de ayer, que intenta abusar de ellas. ¡Dios! ¡Solo de recordarlo me enciendo! Salía del baño cuando vi a la tía del café (Conway dice que se llama Blake Adamson) llegar como un huracán para ayudar a su amiga. No dudó ni un segundo en enfrentarse a él. La rubita estaba acojonada, pero ella no; parecía un puto tigre a punto de atacar. ¡Joder! Reconozco que me ha impresionado, la tía tiene huevos. Aún así no pude evitar intervenir en cuanto vi que la empujaba contra la pared.

Lo que aún no acabo de entender es por qué coño la besé. No me arrepiento, tiene unos labios de vicio, pero esa no era mi intención inicial. Solo quería sacarle al cabrón ese de encima. Por otro lado, me sorprende que no me diera una hostia por robarle el beso. Supongo que la cogí en fuera de juego.

Cuando se lo conté a estos fliparon. Entre Adam, León y yo tuvimos que sujetar a Conway para que no saliera detrás del tío a partirle la cabeza. Parece que le ha dado fuerte con la rubia. (Anna creo que dijo que se llamaba).

Ya hemos llegado. La comida se celebra en el comedor de uno de los hoteles más lujosos de la ciudad. Ahora entiendo por qué mi madre insistió en que me pusiera el jodido traje. Tras la foto de familia de rigor, donde me obligo a mi mismo a poner una puta sonrisa, entramos en el salón y un acomodador nos guía hasta nuestra mesa.

Como era de suponer, estoy rodeado de snobs y los pijos de sus hijos. Supongo que a simple vista, yo también parezco uno de ellos, pero en realidad es de lo que va esto, ¿no? De llamar la atención lo menos posible y seguir manteniéndole a mi padre su puta fachada.

Conozco a varios de otras veces, pero no me llevo con ninguno. Aún así no me queda más remedio que saludarlos e intentar mantener una charla cordial.

⸺¿Entonces, no vas a seguir los pasos de tu padre en política? ⸺me pegunta uno de sus amigotes de los que he pasado de aprenderme el nombre.

⸺No, Señor, he decidido estudiar Biología ⸺contesto de la forma más educada que soy capaz.

¡¿Seguir los pasos de mi padre?! Ni de puta coña. Si a alguien se le ocurre decirme que me parezco a mi padre, lo reviento.

⸺Bueno, supongo que aún así te irá bien, teniendo en cuenta quién es tu padre... ⸺dice sonriendo y dándome unos golpecitos en el hombro.

Eso me ha sentado como una patada en la puta boca; aún así me fuerzo a sonreír y me muerdo la lengua hasta notar el sabor salado de la sangre. No le pediría ayuda a mi padre ni aunque mi vida dependiera de ello.

Aún estamos con el primer plato y ya estoy hasta los cojones de estar aquí.

Padres presumiendo de hijos modelos, que hacen que me parta el culo por dentro. Si supiesen que todos los findes van de coca y alcohol hasta arriba tendrían esa bocaza más cerrada.

Hijos estúpidos que aprueban porque sus papas se encargan de untar por detrás a quien haga falta. Lo más triste es saber que llegarán a ser incompetentes altos cargos de cualquier empresa, y que seguirán con la tradición de sus papás como si estuviesen metidos en un puto bucle.

No puedo evitar mirar a una tía que se ha levantado en la mesa de al lado; lleva un vestido parecido al que llevaba ayer Adamson.

Por un instante he pensado que podría ser ella y me he sentido... ¿aliviado?

¡Joder! Si ahora ver a esa borde me produce alivio es que la cosa está muy chunga... aunque si lo pienso bien, prefiero mil veces discutir con ella que tener que aguantar a toda esta panda de gilipollas.

"Nunca" es mucho tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora