Otro Día

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Hija- Mamá, ayudemos a los mita, deben estar mal.

Madre- Hija, no quiero discutir esto más. Nosotras tenemos que continuar nuestro camino...

Hija- ¿A dónde? (interrumpe sin querer retar a su madre)

Madre- (después de una pausa de actividad y pensativa)

-Continuaremos la marcha.

(A lo lejos ambas escuchan las voces de aquellos, sus perseguidores, clamando por ayuda. La hija, Nina, se vuelve y mira a su mamá buscando alguna señal de que su súplica había caído en oídos fértiles)

Madre- Tenemos que seguir (sonando desilusionada consigo misma y cabizbaja.
Vuelve a escucharse los gritos)

Madre- (mirando fijamente y con mucha autoridad en su voz) Si vamos a hacer esto tienes que obedecerme en todo, todos los detalles sin ninguna pregunta o ningún "pero". (Se agacha para estar a su altura y la agarra por ambos hombros mirándola fijamente a los ojos)
- ¿Entendiste?

Nina- Entendido. (en forma preocupada)

Madre- ¡Vamos! (agarrándola de la mano salen del lugar donde se ocultaban)

(aun no sale el sol, pero está por amanecer. Se siente en el aroma que la tierra expele, cosa que las dos caminantes comprenden y disfrutan. Al ver que se están acercando a sus perseguidores, comienzan a ser más cautelosas, agachándose y evitando ruidos. Al observar detenidamente en oculto se percatan que uno de los guardias ya no carga con su arma. La madre continua examinando todo el panorama y buscando alternativas para lograr un encuentro donde ella y su hija sean las que tomen una posición de absoluta ventaja ofensiva)

Nina- ¿Madre por qué actúan así? (se refería a la forma errática en la que se quedaban dormidos mientras intentaban caminar)

-No parecen personas...

Madre- El bosque te muestra quién realmente eres. Aquí no hay nada más que tú frente al reflejo que la selva crea de tu alma...

(interrumpiendo la conversación mientras continúa vigilante)
Madre- ¿Recuerdas que pedí total obediencia?

Nina- Si.

Madre- ¿Sabes por qué?

(la niña dice que si meneando la cabeza)

Madre- ¿Ves eso que lleva ese guardia?

Nina- Su arma

Madre- Exacto. Debemos procurar tenerla nosotras antes de poder hablar con ellos...

Nina- ¿Cómo podemos hacerlo mamá?

Madre- Tendremos que acercarnos sin ser detectadas y quitárselas. ¿Ves ese árbol? (la hija asiente) yo voy a trepar y buscaré la forma de llegar a la rama que está exactamente por encima de ellos. Cuando te de la señal del pájaro, llamaras su atención hasta aquí para yo poder lanzarme sobre quien tiene el arma y arrebatársela. Una vez tenga el arma correrás en cercos hasta que puedas acercarte a mí evitando estar frente a ellos.

Si de alguna forma me detectan antes de tener el arma, tienes que huir y esconderte, podrían hacernos daño ahora que están tan asustados. Yo buscaré la forma de escapar y nos encontraremos con la señal. Esperemos que simplemente no ataquen.

-Otra vez, ¿estas segura de esto? (le pregunta a su hija  mirándola fijamente a los ojos y teniéndola por los hombros. La niña asiente con una cara de preocupada pero con ojos de seguridad)

-¡Entonces hagámoslo! (camina hasta el árbol señalado y comienza a trepar mientras su hija se aleja silenciosamente buscando algún ángulo de buena visibilidad, pero a la vez estando muy lejos y escondida)

(La Madre, trepando el árbol con cautela, puede apreciar a los guardias rendidos por el sueño y la desesperación. Estaban en posición fetal en el piso, y solo se avista un arma. Estando exactamente encima de ellos, las miradas de madre e hija se encuentran tal si estuviesen cerca, nunca desconectadas. En ese instante la madre, agachada y preparada, se lleva a la boca sus dos manos y hace un sonido como de un pájaro de esa misma hábitat. Pero la niña, en vez de correr, camina hacia el lado contrario del que están los guardias para llamar su atención, y es entonces cuando la madre se lanza sobre los dos cuerpos dormidos que yacen en el suelo. Enseguida toma el arma que está cerca de ellos y da un brinco hacia atrás para alejarse de los guardias que acaba de despertar, y que están más asustados que ella. Tomando el arma como escudo, no como propiamente se maneja para disparar, la mujer les pide que no se muevan...)

Madre- ¡Alto, no se atrevan a moverse!

Guardias- (asustados como jamás se había visto rostro alguno y cabizbajos con las manos arriba) -¡No nos hagan daño; sácanos de aquí, por favor! 

Madre- (llena de sorpresa sin dejar su firmeza)

-¡Aléjense... caminen hacia atrás, despacio!

(ellos retroceden ansiosos)

Madre- ¿Dónde está la otra arma?

(ella grita recibiendo silencio cómo respuesta. Se observa a uno de los guardias usar el rabo del ojo para mirar a la izquierda...)

Madre- ¿Qué estás mirando?

(en tal momento de tensión el otro guardia, quien no estaba mirando hacia ningún lado particularmente, tropieza y cae, lo que hace que la armada reaccione nerviosa, como lista para atacar...)

Nina- ¡Mamá... no les hagas nada, soy yo!

Madre- (dejando de mirar a su hija y volviendo sus ojos a los guardias) ¿Podemos sentarnos y hablar calmados?

Guardias- ¡Nosotros no hablamos con "libres"! (dicen esto a coro, como citando propaganda memorizada, en un volumen muy vago, que va acorde con sus manos temblorosas e incoherente curiosidad)

La Pax De las Dos Coronas (Libro #1): La Guerra EscondidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora