Capítulo 6

1.4K 120 14
                                    

Betty estaba en su cama, lágrimas de rabia escapaban de sus ojos. Recordaba una y otra vez los eventos que acontecieron y que la dejaron en ese estado de desdicha y furia.
Una y otra vez la mirada de Armando se hacia presente, y cada vez él parecía más dolido, más desilusionado.
Tomó el teléfono y por sexta vez tecleo un SMS.
“me puedes llamar?...por favor”
Pero después de 15 minutos supo que al igual que los anteriores este tampoco tendría respuesta.
Furiosa lanzó el teléfono que fue a parar a un rincón de la habitación.
- Estúpida, estúpida, maldita sea, esto no te lo perdonaré nunca…
Se dio la vuelta y abrazando la almohada siguió llorando y recordando.
Todo comenzó el día anterior cuando Armando le llamó y le dijo que llegaría temprano la mañana siguiente, Betty quiso ir a buscarlo, pero él le explicó que como era un viaje de trabajo su empresa le había dispuesto un chófer y que además se pasaría prácticamente todo el día reunido.
Le dijo que como no podía decirle a que hora acabaría se comunicaría con ella en algún descanso y le contaría cómo iban las cosas, de igual manera su empresa le tenía reservada habitaciones de hotel para él y su asistente durante el tiempo que durara la estancia por trabajo.
Así que ella espero y espero a que llamara.
A las 13:00  Sara paso a buscarla para ir a comer. Mientras almorzaban no paraba de mirar su teléfono y pensando que en cualquier momento podrían tener un receso en la reunión y la llamaría.
Se sentía como una adolescente incapaz de controlar sus nervios.
Sara lo noto y la cuestiono. Betty no sabia si contarle, ella no quería que empezará a querer convencerla de que estaba cometiendo un error e intentara predisponerla mal contra Armando. Sara le había tomado un odio descomunal e injustificado desde que se entero de la historia entre ellos y Betty ya estaba al borde de su paciencia con ella.
Pero como Armando pasaría unas cuantas semanas en España y además en su casa tarde o temprano Sara se enteraría y pensándolo bien era mejor que se haga a la idea para que no le armara un escándalo o hiciera algún comentario desafortunado.
Como imagino comenzó a cuestionarla y terminaron discutiendo. Betty para terminar la pelea fue al baño y cuando volvió Sara más tranquila le dijo que no quería pelearse y que tenía razón, eso no era asunto suyo, Betty acepto y le pidió que se fueran, en ese momento lo único que quería era irse a trabajar y alejarse un rato de ella.
Al llegar a su oficina y buscar en su bolso se dio cuenta que no tenía su teléfono. Pensó que lo había dejado en el restaurante, inmediatamente quiso ir a buscarlo, pero Maquiavelo entró y le dijo que tenían que reunirse, el Sr Vázquez vendría en media hora y quería un informe detallado sobre el último mes de trabajo.
Betty le pidió a su secretaria que se comunicara con el restaurante y recuperara su teléfono.
Cuando acabó la reunión ya eran casi las 6 de la tarde y su secretaria le informó que en el restaurante buscarían el teléfono. Pero como el servicio de almuerzos había acabado deberían esperar hasta el próximo turno para volver a llamar para saber si lo habían encontrado.
Ana, su secretaria, la miraba de reojo y parecía saber algo que ella no, cuando Betty le preguntó, ella solo sonrió y le dijo que no pasaba nada.
Betty no sabía que hacer. Entonces decidió irse a su casa y ver si Armando había dejado algún mensaje en su contestador automático y desde ahí ponerse en contacto con el restaurante, quizás podría ir a buscarlo con Armando y aunque sea pasar la cena juntos.
Cuando iba a salir Sara la abordo, Betty no quería discutir pero ella la interrumpió y le dijo que venía a hacer las pases e invitarla a unos tragos con otros amigos más. Betty le dijo lo que pasaba y Sara le dio otra solución.
- Llama a la oficina donde él está y si siguen reunidos pídeles que le den un recado, dile que has perdido el teléfono y dale mi número, así cuando acabe me
llama y lo invitas a reunirse y tomarse una copa con nosotros.
Betty le agradeció y acepto, realmente no tenía ganas de ir a un bar, pero tampoco quería pasarse a saber cuantas horas esperando que Armando la llamara, una distracción era lo que necesitaba.
Ya llevaban casi una hora en Baelis cuando Sara llamó su atención. Dio un silbido y le dijo que mirara a  la puerta.
Raúl y Álvaro venían entrando, las vieron y caminaron hacia ellas.
- Guapas que hacéis por aquí?!!!
- Lo mismo que tú Raúl cariño.
- Hola Betty.
- Hola Álvaro.
Betty dio un trago a su ron con cola y sonrió fugazmente. No le hacía mucha gracia que esos dos estuvieran por ahí, miró a Sara intentado dejarle claro que no quería terminar en compañía de ellos, pero Sara la ignoro y los invito a sentarse.
Betty se resigno y miro la hora.
- Tienes prisa guapa?
Álvaro le pregunto. Betty volvió a sorber su bebida y pensó en decirle que no pero la verdad es que era mejor decirle lo que pasaba, ella y Álvaro habían tenido una especie de historia y sabía que Álvaro no se resignaba a que ella no hubiera querido llevarlo más allá.
Álvaro era un amigo de un amigo, la pasada Navidad en la cena de empresa algunos de sus compañeros decidieron irse de fiesta a una discoteca. Betty estaba pasándola tan bien y por primera vez sin la nostalgia que la invadía por estas fechas que se apuntó a la diversión. Ya en la discoteca después de mucho baile y mucho alcohol una Betty muy divertida bailaba con un chico muy alto y muy muy guapo que se había unido a su grupo después de encontrarse con Jorge, uno de sus compañeros.
Betty se le acerco al oído y le preguntó cómo pudo.
- Entonces te llamas Andrés?
- No, no, me llamo Álvaro.
- Ah! Bueno disculpa, eres amigo de Jorge no?
- Siii, somos amigos desde la universidad… yo también vine con mis compis de trabajo pero ellos ya se iban y yo vi a Jorge, así que…
- Así que decidiste ser nuestra rémora.
- Hey! Jaja bueno mejor conocer gente nueva diría yo… y por supuesto que a la morena tan linda con el vestido morado.
- Gracias, pero el vestido es burdeos no morado.
- Pero el resto de mi descripción estaba bien no?
- Estas coqueteando conmigo?
- Si, estoy intentado ligar, que tal lo hago?
- Fatal!, pero tranquilo, tienes una buena carta a tu favor.
- Ah si? Y cuál sería?...
- Es que eres muy guapo!
Así entre tragos y risas acabaron la noche besándose en el taxi que iba a la casa de él. Betty estaba muy mareada y si estuviera más lúcida le habría dicho que mejor conocerse un poco más. Pero había sido una noche tan divertida y Álvaro besaba tan bien, su pelo bajo sus dedos era tan suave, que ella dejó el decoro guardado y se entregó a su lujuria.
En un momento dado su teléfono empezó a sonar. Sus padres la llamaban para saludarla. Entonces a Betty se le pasó la borrachera mágicamente. Si bien hacía mucho que no les daba explicaciones eso no quería decir que no los respetara, y sabía que atender el teléfono en ese estado sería preocuparlos.
Hablaron durante unos minutos y entonces Betty se dio cuenta de lo que hacía. Les dijo a sus padres que los llamaría en un rato y colgó.
- Oye Álvaro, lo siento pero me voy a mi casa.
- Esta todo bien? Paso algo con la llamada esa?
- Eran mis padres, si si esta todo bien, mira perdona pero realmente no soy la clase de chica que hace esto, no te conozco y aunque eres muy muy guapo, prefiero irme a mi casa.
- Esta bien, yo no soy la clase de hombre que insiste.
El taxi se desvío a su casa, hablaron durante el trayecto y quedaron en conocerse un poco más.
Esa noche cuando Betty se estaba quedando dormida pensó en Armando y su último pensamiento consciente fue “feliz Navidad mi doctor”
Álvaro era muy divertido e inteligente, era un apasionado de la historia y le enseño montones de lugares y edificios antiguos y le contó de cuando eran, quienes lo construyeron etc.
A medida que se conocían más y más se hacían más cercanos y pronto los besos fueron insuficientes y acabaron teniendo sexo en la casa de él.
Y aunque estuvo bien y Betty disfruto mucho, se dio cuenta que le faltaba algo. Por su parte ella no sentía química y una conexión en la cama con él.
Una semana después Álvaro le pidió tener una relación y ella se negó. Le dijo que no quería engañarle y que eso era lo que haría si se hicieran novios. Betty intentó como pudo explicarle como se sentía y él acepto aunque se quedó muy dolido y dejó de buscarla.
Un mes después lo vio en un bar y se acerco a hablarle, él ya parecía repuesto y volvieron a hablarse, aunque Betty seguía sin querer nada serio con él disfrutaba mucho de su compañía y un par de veces habían acabado besándose y teniendo sexo.
Por supuesto que entonces Armando no estaba en la vida de ella. Ahora las cosas eran diferentes, ella quería una relación con el doctor, lo deseaba, lo extrañaba, lo imaginaba a cada rato, él era lo primero que pensaba al despertar y lo último al quedarse dormida. Lo seguía amando. Estas vacaciones tenían que ser el momento donde definiría a donde iba esta amistad. Por su parte no había dudas y sentía que por la de él tampoco.
- Estoy esperando la llamada de un… amigo…
Álvaro se asustó, la forma en que dijo la palabra “amigo” era todo lo contrario a lo que significaba. Había calor y anhelo en ella pero sobre todo deseo y amor… un amor que a él le negaba. El estaba enamorado de esta mujer, desde el primer momento que la vio solo quiso conocerla y cuando lo hizo solo pudo pensar en besarla. Y cuanto más la conocía más quería. Fue un golpe duro que ella lo rechazara, habían hecho el amor y pensó que nunca se había sentido tan bien con una mujer. La intimidad de la noche lo había acercado tanto a ella que sin querer le dejó algo más que besos húmedos en su magro cuerpo  y su esencia dentro de ella. Le dio el corazón… pero a Betty no le pasó lo mismo, y enfadado y sintiéndose engañado decidió alejarse de ella, no duro mucho y a la primera oportunidad que tuvo renovó la “amistad” con ella, esperando que un poco más de tiempo y compañía haría la magia… después de todo el roce hace el cariño.
Pero era complicado, Betty era una adicta a su trabajo y de repente hace unos meses que ella había dejado de buscarlo. Ya no le escribió ni le llamó, apenas la había visto de salida una vez de un restaurante, ella iba con unos clientes y no pudo acercarse a saludarla.
Por eso esta noche cuando la vio riéndose con Sara pensó que era su noche. Y ahora ella le decía que esperaba a un “amigo” de una forma que lo puso en alerta.
- Un amigo… y lo conozco?
- No, pero puede que lo hagas.
- Aha… y llevas mucho esperando?
- Todo el día.
Betty sonrió con ilusión y el corazón de Álvaro se sintió asustado. Pero no quiso resignarse.
- Hace mucho que no hablamos, me dejas que te invite a otro trago?
Betty dudo, no quería ser grosera, pero en realidad no estaba haciendo nada malo y Álvaro era su amigo. Acepto y se quedaron en un rincón de la mesa hablando. Ya iban a dar las nueve de la noche y el bar empezó a llenarse de gente que no sólo querían beber algo mientras escuchaban música, si no que también disfrutar de una buena comida en resto-bar muy moderno, con un chef premiado que ofrecía una comida llena de novedades y originalidad, ese era su lugar favorito tanto como para pasar el tiempo como para comidas de trabajo.
Álvaro empezó con su habitual charla que la distraía de forma efectiva, lleno de diversión le contó un monólogo de lo que había acontecido en su vida en los últimos tiempos y ella se reía encantada.
Una copa dio paso a otra, y en un momento dado alguien apareció con una bandeja de chupitos de whisky de 12 años, y cuando quiso darse cuenta se encontraba bastante alegre por el alcohol que corría por sus venas.
“ tengo que parar un poco, no quiero que Armando piense que soy una alcohólica, jaja cada vez que nos veamos estaré pasada de tragos?”
Pero Álvaro sutilmente le colocó un coctel tropical en la mano, le dijo que era muy suave y ella cayó, en realidad el dulzor de la bebida ocultaba hábilmente que estaba preparado con 4 diferentes tipos de bebidas espirituosas.
En un momento quiso levantarse y todo el alcohol se le subió muy rápido a la cabeza, sus piernas flaquearon y estuvo a punto de caerse, si no fuera por los rápidos reflejos de Álvaro que la sostuvo por la cintura, a su alrededor sus compañeros levantaron las copas y exclamaron divertidos, Sara miró por encima del hombro de Betty y con una sonrisa engreída grito “un beso para el Salvador!”
Los ya borrachos compañeros de trabajo empezaron a apoyar la petición con más gritos y aplausos.
“ bésalo bésalo bésalo…”
Betty rio encantada y se dispuso a besarle la mejilla, y en el último momento él giro la cara y le beso en los labios, ella quiso apartarse pero él le tomó la cabeza y la apretó contra su cuerpo haciéndola prisionera del beso.
Si no hubiera bebido tanto lo hubiera apartado como fuera en un instante, pero no estaba controlando bien sus extremidades y pensó que era divertido, le devolvió el beso hasta que el pensamiento de Armando la hizo reaccionar y sacando fuerza de donde pudo se apartó de él dispuesta a regañarlo.
Entonces lo vio.
Armando unos cuantos metros más allá parándose de una mesa, rodeado de unas cuantas personas que vestían elegantemente. Allí estaba la niña que era su asistente y él que ella creía reconocer como el gerente de RR. HH.
La mirada en su cara hablaba de dolor y desilusión. El solo la contemplo unos pocos segundos y se dio la vuelta saliendo con el grupo.
Betty quiso correr tras él, pero Álvaro no la quiso soltar y para cuando al fin se pudo librar ya todos se habían subido a una van y estaban saliendo.
Recordó la mirada de Sara y se dio cuenta.
“ella debe haberlo visto, sabía que estaba ahí, tendría que darse cuenta que él la vería besándose con Álvaro, lo hizo a propósito!!!”
Se sintió lívida de furia y con los puños apretados entró de nuevo, tomó a Sara del brazo y la obligo a levantarse, ella protestaba y le decía que le hacía daño, pero Betty solo apretó más y la llevó al baño, nunca se había sentido tan furiosa en su vida.
Allí comenzó una pelea como nunca había tenido con nadie. Se entero entonces de que fue Sara quien tomó su teléfono y lo escondió, descubrió porque Ana su secretaria la había mirado tan extrañamente, Sara le había pedido que no llamara al restaurante, que ella tenía su teléfono y que le diera esa excusa, bajo el engaño de que quería prepararle una sorpresa por el pronto cumpleaños de Betty y necesitaba todos sus contactos.
Supo que antes de ir a buscarla para llevarla al bar Armando llamó y ella con falsa alegría fingió estar al tanto y le dijo que Betty estaba en una reunión y que le dio el teléfono para no perder su llamada, Armando le comento que ya estaban acabando e iban a ir a cenar todos los ejecutivos y le dijo donde, Sara se alegro de saberlo y le prometió que le daría el mensaje a Betty.
Fue una buena coincidencia que el sitio al que fuera Armando sea el lugar favorito de Betty. En un momento dado fue al baño y desde ahí le mando un SMS haciéndose pasar por ella diciéndole a Armando que ya había recuperado el teléfono y estaba en el mismo lugar que él con sus compañeros y que la buscara cuando acabara.
Betty leyó la cálida respuesta de Armando que le decía lo mucho que deseaba verla y darle, si ella se lo permitía, un abrazo.
Con lágrimas en los ojos le pregunto porque había hecho todo eso. Y Sara llena de suficiencia le contestó que por ella.
- Tú no sabes el error que estás cometiendo Betty, pero yo si y por eso lo hice, alguien tiene que abrirte los ojos, ese tipo no es más que basura, solo quiero protegerte de él, y tu no has querido escucharme.
Betty tomo su bolso y mirándola fijamente a los ojos le dijo que su amistad acaba de terminar en ese mismo instante, que no quería que se le volviera a acercar para nada que no fuera trabajo.
- Estas fuera de mi vida, no aprecio tu intervención y óyeme bien, nunca más nadie va a decidir por mi lo que es bueno o malo, soy una mujer adulta que toma sus propias decisiones y nadie, ni padre, madre o amiga me manipulara y mucho menos bajo el pretexto del cariño y la preocupación.
Betty había salido de allí, busco su abrigo y se despidió de sus compañeros que seguían alegres ajenos a lo que había pasado, Álvaro parecía preocupado he intento detenerla, pero Betty solo quería salir de ahí y lo ignoro.
Fuera mientras buscaba un taxi, Álvaro la tomó del brazo, preocupado por el estado alterado en el que se encontraba.
Ella se apartó bruscamente.
- Betty espera, que pasa.
- Me voy, por favor no me hables en este momento, estoy muy enojada.
- Betty lo siento, por lo de adentro… por que saliste corriendo?
- No debiste haberme forzado!
- Forzado? Puede que si, pero tu me devolviste el beso sin mucho esfuerzo, además que tiene de malo que te bese, hemos hecho mucho más que besarnos.
- Si te devolví el beso porque soy una estúpida y a causa de eso él ahora estará pensado cualquier cosa que no es, puede que crea que tu eres mi novio o que yo voy por ahí besándome con cualquiera!!!
- De qué estás hablando?!!! Quien va a pensar eso?
- El hombre que estaba esperando, nos vio y pude ver que yo… yo lo lastime… lo lastime, pensara que estaba jugando con él y en este momento, está pasando por una mala época… Dios no puedo quedarme… tengo que hablar con él lo más pronto posible.
Betty lloro y un taxi paró. Álvaro celoso quiso detenerla, pero ella se volvió a zafar de él y se subió al taxi yéndose sin mirar ni una sola vez hacia atrás.
Pero él no había contestado las llamadas y los SMS. Y así Betty paso una noche de perros torturándose por que no sólo había perdido una amiga esa noche, si no que puede que también al hombre que amaba… otra vez.

Un tiempo después. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora