Capítulo 12

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Capitulo 12

Betty tenía un trato con su jefe, él le daría un margen de 6 meses para que ella estudiará alemán y pudiera defenderse en su área, por suerte se encargaría de los clientes extranjeros así que el inglés seguiría siendo su lengua principal, pero aún así tenía que apuntarse a un curso.
De todas formas tenía dos profesores, uno era un alemán cincuentón bastante serio y muy exigente que se enfadaba cuando no pronunciaba bien las palabras, y el otro tremendamente sexy, joven y simpático, que para su conveniencia también era su novio.
Con Armando hablaba todas las noches por teléfono durante horas, y él intentaba adelantarle lo más que pudiera, hasta que por lo menos fue capaz de decir que tal el día, que iba a cenar y por supuesto lo mucho que lo amaba y extrañaba.
Durante el día le mandaba SMS intentando armar frases con palabras recién aprendidas y él le respondía de la misma forma.
A veces deseaba haber pensado mejor toda esta locura de irse a vivir a Berlín, pero lo cierto es que estaba emocionada por poder descubrir otra ciudad y sobre todo estar con él.
Estar con él era lo que más quería, y lo que le daba fuerzas para soportarlo todo.
La Navidad y año nuevo habían pasado y pronto haría un mes que no lo veía, y aunque hablaban todos los días, aún así no era suficiente para calmar las ansias por tocarlo, mirarlo o besarlo… dolía tanto que era físico.
Betty ya no salía por las noches, no quedaba con sus compañeros de trabajo para tomarse una copa, no iba con Sara a las discotecas, ya no había más Álvaros desparramados por ahí.
Se había vuelto una mujer que solo vivía para trabajar y esperar que llegara la siguiente visita.
Armando estaba muy ocupado, además tendría que viajar a Argentina en una semana para resolver unos asuntos en la sede del país. Y si Betty quería estar en el verano en Berlín tenía que aprovechar cada momento libre para estudiar y trabajar muy duro para cumplirle a su jefe.
Así que la próxima reunión quedaba lejos en el tiempo.
La semana paso y Armando viajo. Ella lloro toda la noche imaginando mil accidentes y catástrofes que le pudieran pasar a su amor. Le rogó que se cuidará y le dio consejos de como moverse por Buenos Aires. Le dio el número de teléfono de unos cuantos amigos argentinos que sabría que lo ayudarían si algo le pasaba.
Armando la tranquilizó, le contó que esta era la 4 vez que iba por trabajo y no había nada que temer. Pero aún así la angustia de tenerlo aún más lejos la sobrepasaba.
En principio estaría dos semanas en Argentina y volvería un miércoles. Pero todo se retraso y se quedaría un día más esperando en el aeropuerto internacional de Ezeiza a que les asignarán otro vuelo.
Betty se sintió celosa de saberlo con la única compañía de la asistente enamorada, sabía que de él no tendría que preocuparse, pero no paraba de imaginar situaciones en que la asistente lo perseguía por largos y vacíos corredores, ciega y furiosa como una loba en celo, lo acorralaba en el baño o en algún rincón oscuro y sometiéndolo , mientras Armando gritaba, lloraba y rogaba ella le arrancaba la ropa y lo obligaba a hacerle el amor.
“maldita rata, como le hagas algo te mató!”
Cuando se estaba preparando para dormir, después de pasarse el día llorisqueando porque esta noche no habría charla, el timbre sonó.
Abrió la puerta y experimentó un cambio de estado vertiginoso y pasó de la absoluta desolación a la más extrema felicidad.
- Armando!
Se le colgó al cuello y lo lleno de besos mientras el se balanceaba intentado no caerse por las escaleras.
Estaba terriblemente cansado, con una sombra de una barba de unos días, y olía a esperas y aglomeraciones.
- Mi amor, mi amor… que haces aquí?!
- Hola mi princesa, hola… Dios como te he extrañado! Déjame verte, déjame abrazarte.
La abrazo y la beso, entonces un carraspeo los interrumpió y Betty se quedó aún más sorprendida, porque a las espaldas de Armando estuvieran no sólo la insoportable de la asistente, si no también el aún más insoportable Rodolfo.
Betty se quedó en blanco un momento, Rodolfo la saludo guiñándole un ojo y la asistente la miró con dagas en los ojos.
Agarró la mano de Armando y lo apartó de esos dos.
- Mi amor que haces con esos dos?
- Lo siento mi amor, veras pudimos conseguir unos vuelos a Madrid y a mi se me ocurrió preguntarle a la chica que trabajaba ahí si tenía a Málaga resultó que si, y además saldría mucho antes, así que aproveche, lo siento Betty que venga con ellos, pero los invite por cortesía pensando que no aceptarían y sin embargo… bueno aquí estamos, pero te prometo que mañana los mando a Berlín. Estas enojada? Es que tenía tantas ganas de verte que hubiera aceptado viajar sentado en el regazo de Daniel Valencia con tal de verte.
- Ay mi amor esa es lo más lindo que me han dicho nunca! Por supuesto que no estoy enojada, venga diles que pasen, yo me voy a poner algo más decente. Ya sabes donde ubicarlos.
Lo cierto es que si le molestaba, sobre todo por que si Armando estuviera solo ya estarían desnudos en el piso del salón teniendo sexo como conejos, pero él estaba aquí y era más de lo que podía pedir.
Él entró a la habitación y la abrazo fuertemente.
- Como desearía que estemos solo.
- Si lo se, pero les muestro donde está la cocina y el baño y nos encerramos aquí, después de todo a mi no me importa quedar como una mala anfitriona.
- Ay Beatriz, como te amo!
La habitación para la asistente celosa y el sofá cama para el proyecto de galán.
Rodolfo no paraba de coquetearle y buscar cualquier oportunidad para ponerle una mano encima. Betty veía como la paciencia de Armando iba menguando y dedujo unos 15 minutos más y  Rodolfo terminaría volando por el balcón.
La niña, de la cual se acababa de dar cuenta no tenía ni idea de como se llamaba, apenas decía dos palabras y solo le sonreía a su jefe. Por lo que Betty decidió jugar un rato y aprovecho cada momento para besar a su novio y pellizcarle el trasero. Armando le sonreía como el bobo enamorado que era y la asistente se ponía cada vez más roja mientras apretaba los puños.
Al final Betty le tomó la mano a su novio y tironeando de él se lo llevó a su cuarto, no sin antes recomendarles a esos dos que pusieran la tele o usarán tapones… lo que más gustarán. Les guiño un ojo y les deseo buenas noches.
- Yo sin duda la tendré – comento Armando con una sonrisa lasciva.
- Oh mi amor, sin duda así será. – le respondió Betty mientras se reía locamente y se lo llevaba a rastras al cuarto.
Y antes de que la puerta estuviera cerrada del todo ya se estaban sacando la ropa frenéticamente.
Y sin duda fue una noche memorable para todos.
*** *** *** ***
- Y se puede saber a quien le pidió permiso usted? Mire Beatriz Aurora, no me tiente, no me tiente! Una cosa es que usted se haya ido a trabajar y por eso este viajando, y otra es que se vaya a vivir con un hombre! Y mudarse otra vez de ciudad, eso no lo acepto, no se lo acepto!
Betty ponía los ojos en blanco mientras escuchaba a su papá hablar y hablar. Su mamá le había advertido antes que su papá sabía que se iba a vivir a Berlín con su novio, Armando.
Don Hermes era un chismoso y se había quedado detrás de la puerta de la cocina escuchando como Doña Julia le contaba a Nicolás sobre las últimas noticias de Betty.
Se había puesto furioso y exigió a su esposa que llamará ya mismo a su hija porque según sus palabras “ la niña me va a escuchar, me va a escuchar, y ya mismo se está tomando un avión a Bogotá, de donde nunca debió salir”
- Yo ya se lo tengo dicho, el diablo es puerco! Y que hace usted? Pretende irse a vivir con un tipo, y que además resulta ser su ex jefe, ese tipo no estaba comprometido?
- Papa eso fue hace unos 6 años.
- No me importa, a quien le pidió permiso ese tipo para salir con usted? Porque a mi nadie me ha llamado!
- Papa él me pidió permiso a mi, que soy la interesada.
- No me conteste! Betty que va a decir la gente? Que van a decir las tías Pinzón? Una hija viviendo en pecado, jamás, óigame bien jamás se ha visto eso en nuestra familia. Así que ya mismo se me está volviendo, aquí tiene usted su casa, su cuarto con sus cosas y sus padres que la cuidarán y sabrán que es lo mejor para usted.
Betty se tapo la boca para ocultar la carcajada, al otro lado del teléfono a Hermes le pareció escuchar una especie de gemido y creyó que su hija estaba llorando.
- No se preocupe mija, la culpa es mía, nunca debí darle permiso para irse tan lejos, eso fue un error de mi parte, uno que nunca volveré a cometer.
- Ay papa usted no me dio permiso, yo me fui sola, le sigo agradeciendo infinitamente su preocupación pero deje ya la cantaleta, me voy a ir a Berlín quiera usted o no y no se preocupe que a Colombia voy a volver, quizás en agosto, si logro convencer a Armando y ya si eso Armando le pide permiso jeje.
Se entretuvo imaginando a su novio frente a su papá hablándole de codiciar la mano de su hija, sin duda Armando codiciaría muchas cosas de Betty y la mano sería una de las últimas.
- He dicho que no y es mi última palabra! Si no viene usted para aquí entonces yo iré para allá.
- Y yo estaré encantada de recibirles a usted y a mi mamá, pero vengan antes de julio que entonces no me encontrarán y la casa de Armando en Berlín es muy pequeña como para recibir invitados.
- Beatriz Aurora!
- Mire papa no voy a discutir con usted nada de esto, hace tiempo le dije que yo a usted lo respeto y que espero lo mismo de usted hacia mi, y que ya no le iba a aceptar que intentara manejarme la vida, soy una mujer adulta que lleva más de 5 años viviendo sin sus “cuidados” y he sobrevivido más que bien. Tómelo o déjelo, pero permiso no le estoy pidiendo y tampoco la opinión.
- JULIA! JULIA!...
Su mamá tomó el teléfono y con la voz contrista le hablo.
- Ay mamita que le ha dicho a su papá, esta rojo.
- Nada mamá, la misma historia de siempre.
- Betica usted tiene que tener paciencia con su papá ya sabe como es.
- Ay mamá, no cree que ya es hora de que cambie y que él tenerle paciencia y seguirle la corriente es exactamente el problema que hace que mi papá sea así de gruñón y machista? Yo lo digo por usted, después de todo es la que lo tiene que aguantar. Pero a mi no me va a venir a gritar ni a exigir nada, ni mucho menos Armando le va a pedir permiso para estar conmigo como si yo fuera una bicicleta de alquiler o una vaca que va de aquí para allá al que la pida prestada. Esa es mi decisión.
- Si mija si yo la entiendo, pero entiéndanos usted a nosotros, estamos preocupados, ese señor me le hizo mucho daño en el pasado y es normal que nos preocupemos.
- Usted lo ha dicho mamá, en el pasado y ha llovido mucho desde entonces. No se preocupe mamá, Armando es estupendo, y si alguien va a corromper a alguien en todo caso seré yo a él jejeje.
- Bueno mija, esta bien, igual se me cuida. Y le prometo que hablaré con su papá para hacerle entender.
- Mamá tengo otra noticia, Armando y yo nos vamos a casar.
- QUE?!
- Mamá no grite, si, estamos comprometidos aunque aún no hemos hablado de fechas y eso, esperaremos a estar ya por fin juntos para hablar del tema.
- Ay Betty usted está segura de lo que está haciendo?
- Ay mamá que si, por qué sigue insistiéndome con esto? Recuerdo que hace años usted defendía mucho a Armando y ahora que pasa?
- Nada mija, es que me parece que van muy rápido.
- Pues yo creo que vamos muy lento. De cualquier forma no se preocupe, puede que la próxima vez que nos veamos yo ya sea una mujer casada.
- Como así, se van a casar allá?
- Pues claro mamá.
- Ay no Betty ustedes se tienen que casar aquí, en la iglesia del barrio, con su padre entregándola y su familia aprobando todo.
- Pues la verdad mamá, ninguna de esas cosas me ilusionan, tal vez hace 5 años si hubiese deseado esa boda que usted describe, pero ahora mismo lo único que quiero es estar con él tranquilo los dos, y que la fiesta sea para nosotros no para todo el mundo.
- Pero Betty, se tienen que casar por la iglesia, para siempre.
- Mamá, yo me voy a casar para siempre, da igual como lo haga, estaré con Armando toda la vida, da igual lo que diga un papel o un sacerdote, ninguna de esas cosas van a definir nuestra relación, el casamiento para nosotros es algo simbólico nada más, porque tanto él como yo seguiríamos amándonos estemos o no casados, y de la misma forma juntos.
- Ay Betty, su papá se va a poner furioso, va a querer ir a buscarla en serio, él no va a dar el brazo a torcer, no le dará permiso para eso.
- Mamá, cuando van a comprender que soy una mujer adulta y que el único permiso que necesito es el mío? Yo los quiero mucho a ustedes, pero voy a actuar según mi felicidad, sin darle explicaciones ni pedirle permiso a nadie, y haré lo mejor para mi según crea. Mi felicidad es decisión mía, lo entiende mamita?
- Bueno mija, no mucho, pero lo intentaré, solo le pido que sea usted la que se lo diga a su papá, yo ya tengo suficiente con lo de la mudanza.
- Descuide mamá, daré la cara por esto… ahora dígame como está Nicolás?.

Betty se sentía un poco triste que después de tantos años sus padres aún la quisieran seguir tratando como a una niña. Quizás si debería ser un poco más comprensiva con ellos y sus ideas antiguas, pero tenía tanto miedo de que una concesión a su padre significará dar paso a otra y así poco a poco volver a ser la antigua Betty, que luchaba con uñas y dientes por no perder esta libertad que la había convertido en quien era ahora, una mujer que se gustaba y mucho.
No, no podía. Su papá y su mamá lo tendrían que entender. Porque después de todo, nadie que la quisiera la obligaría a hacer algo que la hiciera infeliz.
*** *** *** ***
- Crees que soy una mala hija?
- Tu? Mi amor, nunca he conocido a una hija más complaciente que tú, por que dices eso?
- Bueno quizás eso era antes, hace años, pero llevo mucho tiempo sin obedecer a mis padres… anoche discutí con mi papá y creo que también con mi mamá, no se…
- Que pasó?
- Mi padre se entero que me voy a Berlín, y ya de paso que me voy a vivir con un hombre, y que seas tú ya solo es la guinda del pastel.
- Que problema hay de que yo sea el hombre?
- Ay mi amor, tu imagen no es muy buena en mi casa…
- Que? Por qué?
- Armando, en serio me preguntas eso?
- OK, OK… bueno y que paso?
- Tu suegro cree que ya me ha dado demasiada libertad, que me he vuelto muy loca y me ordenó que vuelva inmediatamente a mi casa.
- Tu casa esta aquí, conmigo.
- Si… contigo. Mi padre me sigue tratándome como a una niña pequeña, más de 5 años y aún no me concede el derecho a ser mi propia persona. Eso me frustra y me enerva. Siento que no tiene ningún respeto por mi, siento que me ve como algo que le pertenece, que por ser su hija soy de su propiedad y eso me… duele.
- Tu padre te ama, solo quiere lo mejor para ti.
- Sabes? Es gracioso como me pase casi toda mi vida repitiéndome eso, “él te quiere, solo te cuida” y por eso siempre obedecía, pero lo mejor para mí no era tratarme como a una persona sin identidad propia, no fue nada bueno para mí. La verdad es que mi papa me quiere, pero aunque me duela decirlo en voz alta, tengo un padre machista que no soporta la idea de no ser el centro de la vida de su hija y su esposa.
- Pero eso no quita de que su amor no sea sincero.
- No me quejo por qué me ame, lo hago por que me ama mal. Dime una cosa, si tu tuvieras una hija, la ocultarías del mundo, la reprimirías? Le impedirías desarrollar una personalidad?
- Por supuesto que no, y más sabiendo que su mamá me castraría si lo hiciera.
- Mi amor, por favor… quiero hablar en serio.
- Betty, no me estoy burlando. Te comprendo mi vida, solo quiero hacer un poco de abogado del diablo, para que comprendas porque tu papá es así, no es porque me vaya a poner de su lado, eso no, mi lado siempre será contigo. Solo que no quiero que más tarde te arrepientas de lo que digas o lo que pienses.
- Si, es verdad, aún estoy enfadada, y no se porque me ha pegado tan duro esta vez, he tenido miles de peleas como estas con él, no se porque ahora es diferente.
- Miles de peleas como esta? Es que ya has estado a punto de mudarte a otro país con un tipo que no les gusta?
- Algo así…
- Betty!
- Tranquilo mi amor, que esta vez no abandonaré la casa en mitad de la noche sin dejar ni una nota.
- Tus bromas cada vez son más graciosas – dijo Armando con ironía.
- Si mis “bromas” – le respondió con sorna – de cualquier forma, a veces pienso que soy una mala hija y que podría esforzarme un poco más, pero a la vez siento que he cambiado tanto que ya no me reconozco, y no podría ser la hija que ellos esperan.
- Es cierto que has cambiado, pero para mí, en lo esencial sigues siendo la misma.
- Como se puede ser diferente pero seguir siendo la misma?
- Porque tu hermoso y tierno corazón, tu amabilidad, tu preocupación por los demás, tu piedad, tu inteligencia, la bondad que tienen tus actos, tu alegría, tus hermosos ojos, tu franca sonrisa y ese culo tan redondo y respingón siguen siendo igual que cuando te conocí.
- El culo lo tengo un poco más gordo diría yo.
- Beatriz, escúchame, me encanta como eres. Tan fuerte y valiente, capaz de salir adelante de cualquier contratiempo y que no teme tener que cambiar de vida si eso le da felicidad. Sabes? Las personas nos pasamos la vida deseando y soñando una vida diferente a la que tenemos, queremos otro trabajo, otra casa, otro rostro y cuerpo y hasta un compañero diferente, pero sin embargo todo eso se queda en sueños que nos agotan y nos amargan por no tener la suficiente valentía para salir a buscarlos, tenemos miedo al fracaso, y no nos damos cuenta que muchas veces no se trata de ganar, si no de intentarlo. Si, se que suena a cliché, pero cuando te miro me siento inspirado, como siempre me has hecho sentir. No conozco a nadie más en el mundo que tenga tanto coraje como tú, y no sabes hasta qué punto me siento orgulloso de ti, y saber que me dejas estar en tu vida, y acompañarte, dejarme estar a tu lado mientras te conviertes en quien siempre quisiste ser solo me hace desear esforzarme más y más para estar a tu altura. Y si tus padres no son capaces de ver esto, no los juzgues duramente Betty, no es que no quieran, es que quizás no puedan creer que seas tú, su hija, uno de los seres más especiales que todos los que te rodeamos tengamos la suerte de poder conocer, y mi amor, créeme, cualquiera después de tenerte en su vida, se sentiría desolado de perderte.
- Armando… donde te habías escondido todo este tiempo? Como es que eres tan maravilloso conmigo, a veces siento que podría hacerte cualquier cosa que quisiera y que tú aún seguirías aquí. Por que? Como es que me comprendes tan bien? Como es que siempre me dices las palabras justas para hacerme sentir tan grande?
- No sé Betty, es que contigo… contigo, solo soy yo. Contigo puedo ser yo.

Betty apretó el auricular contra su cara, deseando que su voz fuera algo físico a lo que pudiera abrazar y besar. Esa noche antes de dormir pensó en toda su vida hasta ese momento y que a pesar de todo el dolor, la humillación, la vergüenza había logrado ser feliz.
Se sintió afortunada de tener todo lo que tenía, y entendió que nada ni nadie en su vida era perfecto, pero eso no era malo del todo.
Tenía unos padres cascarrabias y absorbentes pero la amaban y cuidaron de ella. Que le costaba tenerles más paciencia y hacer gala de esa madurez que decía tener? Tanto le costaba intentar un poco más y con paciencia hacerles comprender que no tenían porqué tener miedo por ella? Intentarlo no le dolería, pero más peleas con su padre si que lo hacía.
Pensó en Armando y sonrió. El era lo más perfecto e imperfecto que tenía en su vida. Un hombre que la había lastimado como ninguna otra persona, y también un hombre que la hacía sentir en las nubes cada vez que le abría el corazón.
Como sería su vida si nunca lo hubiera perdonado o peor aún volverlo a encontrar?
Quizás no sería triste y seguiría siendo feliz. O creería no estar triste y ser feliz.
Porque si la felicidad era esto que sentía cada minuto y cada día con Armando una vez más en su vida, entonces todo lo que había sentido antes no era más que una ilusión.

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