Samuel y Ruben han ido a los mismos colegios desde que aprendieron a caminar. Lo raro es que nunca se habían topado, no hasta el pequeño incidente en su tercer año de bachillerato.
Ruben tira la comida de Samuel por accidente y se ofrece a recompen...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los días pasan lento si se trata de estar con Luzu. Volvíamos a estar en el mismo café de siempre, él y yo...
Se había vuelto una tradición nuestra ir a aquel lugar para celebrar cosas, incluso las cosas pequeñas. En esta ocasión celebrábamos que Samuel por fin había dado el primer paso.
-Si así estamos justo ahora, no sé como estaremos en su boda -reí ante el comentario que había hecho mi chico.
-Dudó que su boda sea tan civilizada como esto -respondí mientras pasaba mi mano por mi pelo.
-Nunca oí algo más cierto... -le mire, nunca me cansaría de hacerlo, era majestuoso- ¿Por qué me miras tanto? ¿Tengo algo en la cara?
Se tapó su boca con su mano en broma. Suspire, negando. De nuevo, su sonora risa se escucho. Siempre riendo. Él siempre estaba sonriendo, ayudando a los demás.
Todos le pedían consejos, le confiaban secretos y esperaban a que él hiciera magia para solucionar las cosas. Pero él no tenía a nadie con quien hacer lo mismo. O eso es lo que sé. Porque desde que le conocí cambie eso.
Quede fascinado por su devoción en ayudar a sus compañeros. Por querer ser el mejor. Seguro era así porque se había criado en una familia humilde y rota, como todo a su alrededor.
Luzu quería arreglarlo todo, hacer felices a todos. Mi padre solía decir que "si intentas pasar toda tu vida complaciendo a otros, terminaras infeliz" y era cierto. Hubo momentos donde aquel ser viviente hermoso y radiante lloró. Lloró por no poder arreglar las cosas. Por que según él, había decepcionado a todos.
Yo estuve ahí para corregirlo, para evitar que la depresión le consumiera. Yo estuve ahí mucho antes de comenzar a sentir algo más que amistad. Yo estuve ahí cuando su madre enfermó. Yo estuve ahí para arrullarlo en las noches que sufrió de insomnio. Yo estuve ahí... Y siempre lo estaré.
Se la debo. Él me la debe. Ambos lo sabemos. Si él no hubiese llegado a mi vida estaría perdido. Al igual que él. Por eso éramos el uno para el otro.
-No, no, para nada. Solo... quédate así -dije mientras buscaba mi teléfono.
-¿Por qué? ¿Qué vas a hacer? -su tono era burlón, pero sabía que tenía curiosidad.
Finalmente encontré mi teléfono, entre en la app de cámara y me aseguré de capturar su hermosa sonrisa. Sonreí al ver su reacción.
-¡A ver! ¡Déjame verla! -hizo ademan de quitarme el teléfono, pero se detuvo. Se quedó mirando sobre mi hombro.
Voltee a ver que era lo que llamaba tanto su atención... Lana.
Pareció que ella también nos vió. Se dirigió a nuestra mesa con una enorme sonrisa.
-Hi guys, ¿cómo están? -preguntó tomando asiento. Sonreí de lado, incómodamente. Pero claro que nadie lo notó. Nadie lo notaría. Porque sabía que para Luzu, Lana era importante y la quería mucho- ¿Escucharon lo que paso con Guillermo? Terrible.... Una tragedia sin duda.
Tal vez aveces sonaba falsa o sarcástica, pero esta vez hubo un tono monótono en su voz. Se quedó mirando a la nada. Recordé entonces que ella se llevó bien con Guillermo y el otro chico, Frank en su momento.
-¿Qué pasó? -preguntó Luzu intrigado. Lana le miro con lastima. Mientras sus ojos se cristalizaban.
-A Guille... -todavía le llamaba por su apodo, eso significa que aún le tiene cariño. Analice sus acciones, me encantaba crear un perfil de la gente en cada situación, me ayudaba a entender mejor- Le diagnosticaron cáncer...
Miré a Luzu. En su rostro no se hallaban señales de vida. Estaba pálido. Su quijada descolocada.
-N-necesito.... voy afuera, disculpen un segundo... d-debo llamar a alguien... -le mire irse, después volví mi rostro hacía Lana.
-Y... ¿qué tal tu día? -pregunté intentando salir de aquel incomodo silencio. Ella me miro con cierto desaire, dió un sorbo a su café y habló.
-Supongo que no oíste... o simplemente no entiendes la magnitud de el problema que esta pasando Guillermo, estoy teniendo un día de mierda, gracias por preguntar -su manera fría de hablar, su postura derecha, su mirada fija en Borja. Todo indicaba a que, en realidad, estaba celosa.
Reí. Me levante a tirar el vaso de café vació. Cuando me senté nuevamente, Lana estaba mas que dispuesta a volver a hablar.
-Puedo parecer fastidiosa, lo sé. Eso piensa la mayoría. A excepción de Lu, Frank y tal vez Guille... Todos creen que soy así a propósito, pero intenta ponerte en mi lugar...
<<Cuando llegué a España la gente me trató como basura. Nadie me quería aquí... Entonces lo conocí -dijo señalando a Luzu con su cabeza- Y le ame desde el primer instante, porque me trató como una reina. O eso quería pensar. Tal vez me ilusione, ya que nunca dio signos de quererme... Hice tantas cosas para que me notará. Lastime a demasiada gente y perdí amigos por eso....
<<Si, fui lo suficientemente estúpida como para pensar que me querría... En fin, es tuyo ahora, ganaste sin siquiera intentarlo... -se limpió una pequeña lagrima y comenzó a guardar sus cosas- Suerte, hoy me iré a despedir de Guille y Frank, me voy mañana... No le digas a Luzu, por favor, aunque tampoco es que le afecte demasiado... supongo...
<<Gracias por ser bueno con él... adiós, se me hará tarde para ver a Guille -se levantó, salió y de paso se despidió de Borja, quien hablaba por teléfono.
No pude evitar sentirme mal. Después de todo, era una chica con necesidad de ser amada. O eso diría el libro de psicología que estaba leyendo.
Hice una mueca y salí minutos después de que ella lo hiciera. Luzu aún seguía hablando por teléfono.
Le abrace por la espalda. No se sobresalto, parecía mas metido en la conversación con quien sea que estuviese hablando. Y no me molesto, simplemente espere a que colgara para repartir unos cuantos besos en su mejilla.
-Necesito irme, quede con Frank, iremos a visitar a Guillermo... -asentí- Perdón, se que había acordado que hoy era nuestro día pero...
-No, no te preocupes por mi, no soy sensible y entiendo que tengas que hacer esto -tome su mano y comenzamos a caminar- Yo jamás te exigiría más tiempo, eso es demasiado tóxico, incluso para mi.
Su sonrisa... Eso era lo único que necesitaba para saber que todo estaría bien. Era lo único que me hacía feliz y lo único que iluminaba mi vida.
