Samuel y Ruben han ido a los mismos colegios desde que aprendieron a caminar. Lo raro es que nunca se habían topado, no hasta el pequeño incidente en su tercer año de bachillerato.
Ruben tira la comida de Samuel por accidente y se ofrece a recompen...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Le he avisado a Lana que estamos en el hospital -aviso Frank. Sonreí y asentí débilmente- No le he explicado porque... solo espero que no se asuste.
-No te preocupes, ella estará bien... -le murmuro Guillermo, quien estaba de brazos cruzados en el lado contrario de la habitación. Apenas y le miró.
David se hundió mas en su asiento, incomodo, al igual que yo por la situación. Tal vez Frank y Guillermo lo "habían arreglado todo" pero aún se notaba cierta tensión en el aire. No culpó a Franky, después de todo, Guillermo fue una de las causas por las que él tuvo que abandonar Madrid. Aunque habíamos acordado que ya todo estaba bien entre nosotros y como señal de paz, decidimos ir con Guille y David a despedirnos de Lana. Todos juntos. Ese era el plan.
Claro, nadie contó con que este accidente pasará... Mangel, por favor, se fuerte, te necesito...
-Tengo sed, voy por agua, ya vuelvo -mentí. Salí de la sala y saque inmediatamente mi teléfono. La noche anterior había hablado con Mangel y todo había estado bien. Entonces, ¿cómo llegamos a este punto?
Negué con la cabeza. Algunas miradas me seguían pero no les preste atención. Cuando por fin me aleje lo suficiente de el hospital, busque en uno de mis bolsos traseros y saque una caja de cigarros. Los necesitaba.
Fumar siempre había sido algo que lograba relajarme, desde que mi madre se hospitalizo y mi padre no estuvo para cuidarme. Era lo que consolaba mi sueño. Recuerdo que Frank lo odiaba, pero nunca intento impedírmelo, no del todo. Fue comprensivo. Al menos, eso creo yo.
Di una calada al cigarrillo.
Si he de ser sincero, no entendía porque Guillermo y David nos habían acompañado. Era demasiado peligroso que Guillermo estuviese en el hospital, estaba siendo expuesto. No lo entendía.
Otra calada.
No quería entenderlo. En mi mente, Guillermo seguía siendo el malo, el descarado hijo de puta que arruino todo. Ya no sabía que pensar de él. Y esto no ayudaba en nada.
-Pensé que ibas a por agua -me sobresalte cuando alguien toco mi hombro, tirando por accidente mi cigarro, maldije en voz baja. Una risita se escucho. Voltee, algo irritado, para ver quién había interrumpido mi momento de paz y reflexión.
-Ah, eres tú -fue lo único que salió de mi boca antes de volver a sacar otro cigarrillo, David entonces frunció el ceño, rodó los ojos y me quito el cigarro de las manos- ¡Oye!
-¿Sabes que esto daña tu salud? Por este tipo de cosas -señalo el cigarro mientras lo tiraba al suelo y lo pisaba- Es por las que uno padece de cáncer de pulmón...
Cerré los ojos y contuve las ganas de darle una buena paliza. Apenas y nos conocemos, no tiene derecho y no es quién como para decirme que hacer.
