♠︎𝟚𝟘♠︎

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David POV:

-¿Q-qué? -pregunte cuando la enfermera me llamó por teléfono- ¿E-esta segura? Mhm

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-¿Q-qué? -pregunte cuando la enfermera me llamó por teléfono- ¿E-esta segura? Mhm... Entiendo... G-gracias... Por supuesto...

Colgué. El pánico se apodero de mí. ¿Qué hago? ¿Voy? No... No. ¿Me querrá ver? Después de ayer, ¿tan siquiera me querrá aún?

Mis piernas temblaban. Todo paró. Pensé en lo que había pasado...

Aún seguía parado junto al teléfono de casa cuando vomité. Las nauseas me dominaban y el dolo de cabeza era insoportable. Un zumbido en mis oídos me impidió escuchar a mi madre acercarse.

-Cariño, ¿estas bien? ¿qué paso? -el pasó de sus tacones resonó en mi mente. Su voz era distante, de otro mundo.

-Mama, metí la pata. Jodi mi relación -un grito ahogado salió de sus labios. Odiaba que yo maldijera, pero le preste muy poca atención- Guille esta en el hospital... Lo último que hicimos fue pelear ma... ¿qué tal si...

Un sollozo salió de mi boca, me la tape rápidamente. Cerré los ojos, reprimiendo cualquier pensamiento negativo. Mi madre me rodeó con sus brazos.

-Oh, mi pequeño, no te preocupes... Todo estará bien -negué con la cabeza. Aferrándome a su abrazo. Ella suspiro y me sacudió levemente- En cinco minutos debes estar listo, vamos a ver a Guillermo, y no te preocupes, se nota que te quiere mucho David, lo digo enserio...

Me regalo una de esas sonrisas que siempre me brindaba calor. Solo habían tres personas en este mundo que podían causar esa sensación en mí: Mi madre, Guillermo y mi hermana.

Subí las escaleras para lavarme los dientes y alistarme. Antes de subir del todo las escaleras pude ver cómo mi madre intentaba limpiar el desastre que yo había dejado.

Su figura sofisticada y su ropa costosa no le hacían justicia. Todos creían que nuestra empresa reflejaba a mi familia, sin embargo, solo podía ajustarse a la imagen de mi padre. Quien estaba lleno de vanidad y egoísmo.

Aún no entiendo cómo mi dulce y humilde madre acabó con un hombre como él. Ella dice que le ama, y que es feliz. Miente. Yo dije lo mismo hace tiempo, y sé que esas son palabras vacías.

Cuando entre en aquel cuarto sonreí nerviosamente. Dirigí mi mirada hacía la persona que reposaba en aquella camilla pero la retire rápidamente. Tenía miedo... estaba avergonzado.

-Hola... -su voz salió ronca. Sentí una punzada en mi pecho, no quería verlo así- David... David, Hun... Mírame, no estoy enojado contigo.

Alcé la mirada, con unas cuantas lagrimas reprimidas. No soportaba verle así, parecía tan enfermo, ¿cómo no me di cuenta?

-¿No lo estas? ¿Seguro? -asintió, voltee a ver a la enfermera que le estaba acomodando la almohada- ¿Qué droga usaron?

La enfermera sonrió incomoda y Guille soltó una pequeña risa. No es que Guillermo fuese rencoroso, pero tampoco olvidaba fácilmente.

ѕ н у η є ѕ ѕ || яυвєgєттαDonde viven las historias. Descúbrelo ahora