Samuel y Ruben han ido a los mismos colegios desde que aprendieron a caminar. Lo raro es que nunca se habían topado, no hasta el pequeño incidente en su tercer año de bachillerato.
Ruben tira la comida de Samuel por accidente y se ofrece a recompen...
¡ADVERTENCIA! En este capitulo se tocaran los siguientes temas: relaciones sin consentimiento, alcohol y depresión. Si eres sensible o no te sientes comodx con esto, por favor, no lo leas.
Ruben POV:
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Iba de camino a la cafetería cuando recibí una notificación. Mire la pantalla de mi teléfono y al leer el mensaje me desvié de mi ruta para ir a la gran salida de la escuela.
Camine hasta el estacionamiento, y cuando vi un carro deportivo color amarillo supe que ahí estaba. Su afeitada cabeza se asomo por la ventana del auto. Era mi padre, quien había vuelto de su viaje de negocios y ahora quería que le acompañara a comer.
-¡Ruben! Cuánto tiempo hijo, ¿qué tal la escuela eh? -salió de su carro y me abrazo, a lo cual correspondí incómodamente.
-Bien... -murmure. Mi padre notó lo cansado e incomodo que estaba y me soltó.
-Vaya que no has dormido hijo, ¿todo bien? -a veces, mi padre salía del estado por días, otras por meses. Hubo una vez que se quedo todo un año en Londres por negocios. Así que él aún no sabía nada sobre la muerte de Miguel.
Le mire por unos segundos. Si le había extrañado, por supuesto que sí. Era, después de todo, mi padre. Sabía que podía confiar en él. Siempre me apoyo. Así que cuando me pregunto si estaba bien, comencé a llorar. Él estaba confundido por mi comportamiento pero no preguntó. Se mantuvo en silencio.
-Esta muerto papá... -no quise decir nada más, y mi padre tampoco se animo a hablar.
Paso mucho tiempo antes de que se volviera a escuchar algo en el estacionamiento.
-¡Ruben! ¿Dónde estas? -a lo lejos se escuchaba la voz de Samuel. Entre lagrimas, sonreí. Porque esa voz era la única que me podía calmar.
Voltee hacía donde provenía la melodiosa voz de Samuel.
-¿Qué pasa hijo? -preguntó mi padre. No respondí, le tome de la manga de su camisa y lo guié hasta donde se oía la voz de Samuel.
-Papá.... Quiero presentarte a alguien que -hice una pausa en seco al recordar todo lo que habíamos pasado. Mejor dicho, todo lo que Samuel me había soportado- Es muy importante para mí porque... -otra pausa. Esta vez, intentando que mi voz no se quebrara- Me apoyo en un tiempo difícil, cuando Mamma no lo hizo...
-¿Ahora qué hizo tu Madre? -reí un poco ante el comentario.
-Nada... Ella no hizo nada -solté, con cierta melancolía en mi tono de voz, no quise decir nada más, supuse que él había entendido a que me refería.
Segundos después me encontré cara a cara con Samuel. Quien suspiro en alivio y me abrazo.
-Dios, me asustaste, pensé que ibas a hacer una tontería o.. O... -apretó su agarre a mi cuerpo y me tense. Samuel estaba temblando. Hubo unos momentos de silencio antes de que mi padre carraspeara y llamara la atención de ambos- Ammm.... ¿Rubius? -pregunto Samuel volteándome a ver, confundido.