Samuel y Ruben han ido a los mismos colegios desde que aprendieron a caminar. Lo raro es que nunca se habían topado, no hasta el pequeño incidente en su tercer año de bachillerato.
Ruben tira la comida de Samuel por accidente y se ofrece a recompen...
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Hace dos semanas, mi tía contacto a mi abuela diciéndole que ya no me quería. Me compro un boleto de ida. Uno para mí sola. Y no pude hacer otra cosa más que aceptarlo y comenzar a empacar.
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El aeropuerto era gigante. Mucha gente iba y venía. Suspire. Mi vuelo partía en trece minutos y aún no llegaba nadie a despedirse. No los culpaba, de seguro estaban celebrando que ya no iba a estar para molestarles.
Mire a todos lados. Nada. Tenía que entrar diez minutos antes para registrarme.
No van a venir.
Lo único que ame en esta vida. Lo único por lo que quise ser diferente. Lo único que en algún momento me hizo sentir viva fueron ellos.
Tal vez todo acabo mal. Tal vez si no hubiese cambiado. Tal vez. Solo tal vez, si no hubiese dejado que sus palabras me afectaran, ellos estaría aquí.
Sabía que era mi culpa, que el perder a mis padres o el no tener a quien yo amaba no era excusa para mi comportamiento. Era una maleducada, desconsiderada. Siempre fui así.
O eso decía mi tía. Decía que no sabía apreciar todo el sacrificio que hacía por mí. Decía que por eso mis padres intentaron irse, y que por eso tuvieron aquel accidente... Ella decía tantas cosas. Y las creía todas, porque en el fondo, era cierto.
Antes no era así. Antes era feliz. Era una chica con la que todos querían estar. A la que todos le creían. Una chica que amaba hacer feliz a otros. Esa fui yo. En tiempo pasado. Porque cambié. Y nunca sabré si realmente fue por perder a tantos seres queridos o por creer que sería mejor caerle bien a la gente con poder.
Lo que sé es que perdí.
Perdí a aquellos que me consideraban una amiga. Perdí mis valores. Perdí la confianza de otros. Perdí mi estatus y mi buena reputación. Simplemente perdí la batalla.
Lo que más me frustraba era que no podía cambiar, era demasiado tarde. Mi tía lo dijo. Y tal vez tenía razón. Necesitaba era un nuevo comienzo. Donde no conozca a nadie y no puedan juzgarme. Eso era lo que necesitaba, ¿verdad?
"Please stay" fue lo que anhele escuchar toda mi vida. Pero ¿quién me pediría que me quedase? Todos me odiaban.
Siempre me vieron cómo la mala. Siempre fui la mala... Pocos me soportaban. Yo lo sabía. Y esos pocos los estaba abandonando, pero ¿qué más daba? Ellos también me habían abandonado.
En este mundo no se puede confiar en nadie Lana, no seas tonta. Nadie te lograra amar. Eres insoportable. Mira a tu alrededor. ¿Ves a alguno de tus preciados "amigos"? Exacto. Ni siquiera se tomaron la molestia de venir...
-Pasajeros del vuelo con destinación a California, Estados Unidos, favor de presentarse a la puerta B3, gracias -la voz de un hombre anunciando la partida de mi vuelo me saco de mis pensamientos. Sentí mi vista nublarse. Tome mi maleta y camine hasta la puerta gigante que me llevaría a mi nueva vida.
Mire atrás. No estaba decepcionada o triste, estaba arrepentida. No quería que todo acabara así. Pero al parecer, fue muy tarde para intentar arreglar las cosas. Esta será la ultima vez que miraras atrás Lana, a partir de ahora todo mejorara... Me dije a mí misma. Me convencí durante días que ya era hora de irme.
¿Y qué pasara con Guillermo? ¿Lo dejarás? ¿No puedes intentar cambiar? Debes de intentarlo, por él, por Luzu... ¿Luzu? Borja ya no era nada para mí.
O eso quería creer.
No llores, no llores, no llores.
Aún tenía esperanzas.
Voltee y por unos minutos me mantuve esperando.
Viendo, esperando, buscando, anhelando las palabras "stay."
Una señal. Cualquier cosa.
Por favor.
-Última llamada a los pasajeros del vuelo con destinación a California, Estados Unidos, preséntense a la puerta B3 -una lagrima resbaló por mi mejilla. Tome aire. Revise mi teléfono. Nada.
Ni siquiera un mensaje de Guillermo. Ni siquiera una excusa. Una llamada. Una disculpa...
¿Por qué deberían disculparse? Era mi culpa. Que todo esto hubiera pasado fue mi culpa. Ahora afrontaba las consecuencias. Las consecuencias que tanto tiempo estuve evitando.
Fui mala amiga, y eso nadie lo podía discutir. Lo cambiaría. Lo prometo. Seré buena. Cambiaré. Y esta vez mejoraré.
Arrastré mi maleta, entré a la sala donde debía esperar. Tres minutos. Saqué mi boleto y se lo di a la azafata que estaba pidiéndolos.
Ya en el avión, acomodé mis cosas con un poco de melancolía. Pero no importaba tanto. Fue antes de apagar mi teléfono, que este vibró...
Lo solté al leer el mensaje por completo. Me sentí mareada. Comencé a hiperventilar. Voltee a todos lados, buscando una salida.
-Señorita, ¿se encuentra bien? -un hombre se me acercó, intentó calmarme, pero no funciono.
-N-necesito salir... Y-yo... -tropecé en un intento de alejarme. Cuando recupere mi equilibrio, corrí hasta la salida del avión.
Choque con mucha gente pero logre salir del aeropuerto, con lagrimas en los ojos y mis cosas en mano. Probablemente había olvidado algo, pero ya no me importaba.
-¡Taxi! P-por favor... -me acerque a uno de los taxistas que había en la entrada. Subí y le di el dinero, y antes de que pudiera preguntar la destinación, hable- Al hospital....
¿Esta era la señal? ¿Porque de todas las cosas esta tenía que ser la señal?
Esto ya se puso bueno, aunque creo que me faltaron cosas por decir, diganme si creyeron que se sintió incompleto <3 uwu
Leo sus conspiranciones bbs👀
Les voy diciendo que no es lo que parece... Eso es todo, bai💗
