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Ron regreso a la sala común de Gryffindor después de que su nuevo amigo, Draco, le ordenara que fuera a dormir temprano, que tomará mucha agua, que terminará todas sus tareas y que despejara su agenda por que el próximo sábado se lo llevaría a Hogsmade. Al llegar, mucha gente se le quedó viendo pero, tratando de imitar el gesto de Malfoy, los ignoró. Miró la hora: eran las cinco de la tarde y era Jueves, comenzaría con pociones, luego transformaciones, historia y por último defensa contra las artes oscuras; el trabajo de las otras materias se entregaban ayer así que ya no podía hacer nada.
Tomó su mochila y partió a la biblioteca donde se encontró a Malfoy.
-Weasley, ¿Tanto extrañas mi compañía que ya has venido a buscarme?- se burló Malfoy.
-Ja. Por muy simpático que seas, Malfoy, no. Estoy aquí por qué sigo tus consejos y vengo a hacer tarea de pociones.-
El rubio arrugó el gesto.
-Yo también. Y si quieres que tus notas suban, será mejor que te ayude. Vamos.-
-¿Tú? ¿Ayudarme? Ni siquiera Hermione lo logro.-
-No me compares con la sangre sucia, come libros. Además yo tengo algo que ella no...-
Ron apretó los dientes ante sus palabras pero no dijo nada, si quería ser como Malfoy debía aprender a aguantar esas expresiones.
-¿Que?- interrumpió al rubio.
-Dinero, personalidad, buenos dientes y al parecer un cepillo. Pero, ademas, está fue tu idea, yo no voy a obligarte a nada, solo te voy a impulsar. Y aunque la come libros sea buena en todo lo demás, pociones es lo mío.-
-Principalmente por que Snape es tu padrino.- resaltó el gryffindor.
-Exacto.- concedió el rubio.
-A diferencia de la sangre sucia, no voy a hacer tu trabajo. Voy a enseñarte a hacerlo. Primero: elige una mesa para trabajar.-
-¿Eso importa?-
-Claro que importa, pedazo de zanahoria con patas. Importa la luz, el espacio entre la pared y tu silla, la cantidad de sillas, el ángulo a las estanterías, la altura de la mesa y de las sillas, si rechina, si se mueve, si tiembla, si está rota... por nombrar algunas cosas.-
El pelirrojo abrió la boca y luego la cerro, nunca lo había pensado.
-Así que insisto, elige una mesa.-
Ron se paseo por las mesas disponibles y eligió una con tres sillas a la que la luz le daba de costado y que tenía un buen ángulo hacia las estanterías.
-Está-
El semblante de Malfoy continuó serio, sin ninguna emoción.
-¿Por que está?-
-Hay tres sillas: una para ti, una para mi y otra para que esto no parezca una cita. La luz da de costado así que no te deslumbra (no te da directamente a los ojos) y no la puedes tapar con tu espalda. Está cerca de las estanterías por si olvide algún libro y para cuando los termine de usar, no sea mucho viaje.-
Malfoy escuchó atentamente. Después de un minuto, sonrió.
-Muy bien, Weasley. Eres menos tonto que un trol, es un inicio.-
Se sentaron.
-Ahora, ¿que materia va primero?-
-¿La más fácil?-
Malfoy Resopló.
-No Weasley, a diferencia de lo que muchos creen, se debe empezar por lo más difícil. Si empiezas por lo fácil, cuando llegues a lo complicado tú cerebro va a estar cansado y no vas a entender nada, entonces llegan las frustraciones.-
Weasley asintió con la cabeza.
-Empecémoslos por transformaciones porque hay mucho que investigar, luego pociones por qué hay que redactar las recetas de cinco pociones diferentes, luego DCAO pues son más de quince hechizos diferentes aunque solo hay acomodarlos de poderosos a nulo, por último historia de la magia pues solo hay que transcribir.-

Cuatro horas después, Ron ya sabía buscar en una biblioteca, ya había echo su tarea, ya sabía cómo escoger una mesa, como persuadir a la bibliotecaria, tenía nuevas tácticas de estudio y ahora, Malfoy le gritaba por su desastrosa letra y postura.
-¡No puede ser que un sangre pura escriba así!- vociferaba el rubio.
Ron no decía nada, en cuatro horas había aprendido mucho quien sabe que lograría en un año o más.
-¡Ni siquiera sabes sentarte!- Malfoy se levantó y se acercó al pelirrojo, le dio un golpe en la espalda.
-¡Ay!- se quejó
-A ver, la espalda recta y la cabeza en alto.-
Ron adoptó una postura rígida.
-Ahora, relaja los hombros sin relajar la espalda ni bajar la cabeza.-
Ron no supo cómo proceder.
-Mmm...-
Draco resopló.
-Estira los brazos. Si puedes hacer círculos y encoger y soltar los hombros sin modificar la postura, están relajados.-
Le llevo un par de intentos, pero el pelirrojo lo consiguió.
-Bien. Ahora, relaja las piernas. Si..así. Excelente, ¿Ves? Que diferencia.-
Ron tenía una postura marca Malfoy, un tanto tensa y algo torpe pero aún elegante.
-A partir de ahora vas a mantener esta postura siempre. Yo hablaré con el profesor Snape para que "contra tu voluntad" te siente junto a mi en clase. Vigilaré tu postura y tu atención a la materia.-
Ron asintió.
-Mañana a esta hora aquí. Te enseñaré a manejar tu cabello y a hacer correctamente el nudo de una corbata, además de mantener limpio y presentable tu uniforme.-
Ron volvió a asentir.
-Hasta mañana, Ron.-
-Descansa, Draco.-
Dicho esto, el rubio se fue a su sala común, satisfecho con su progreso, poco pero importante.

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