Mi dulceria.

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Potter había salido corriendo del gran comedor, llorando como una niñita. Draco Malfoy se relamió los labios. Su plan salía a la perfección; por fin el idiota de potter sabría lo que se sentía ser ignorado y todo ¿porque? Por un Weasley.
Estaba dolido, debía admitirlo. El rechazo de Potter en primer año le quemo de manera horrible. Al principio creyó que era otro de sus berrinches y que pronto lo olvidaría. Desgraciadamente, paso todo lo contrario.
Flashback
En tercer año hubo un partido de quidditch que dio mucho de que hablar y no precisamente por el marcador. Volaban a toda velocidad, compitiendo por la snitch, cuando de repente un dementor aparece de la nada y se abalanza sobre los buscadores. Malfoy lo descubre primero. El dementor decide ir primero por el Gryffindor.
Por error o por impulso, tal vez, Malfoy vuela a toda velocidad hacia Potter y se pone en medio de el y el dementor.
-¡Potter, cuidado!- saca su varita y lanza el primer hechizo que se le ocurre. Este no le hace ningún daño a la criatura, solo hace que el rubio pierda su varita. Trata de escapar en su escoba pero el dementor lo sigue de cerca, se acerca otro dementor y otro y otro. Malfoy es acorralado. De repente horribles memorias sobre su niñez llegan a su mente. El día que sus padres discutieron, el día que se enteró de algún día sería mortifago, el día que su padre lo golpeó por hablar con un niño muggle...
Una voz espantosa inunda su mente:
-¡No puede ser, Draco!- es la voz de su padre. -Eres una desgracia para esta familia, no mereces el apellido y no merecerás nada más a menos que aprendas a comportarte. Ve a tu cuarto. Desgracia. Inútil.-
El rubio pierde el conocimiento. Cae rápidamente hasta que una repentina parada lo trae de regreso. No está en el suelo. Está volando en escoba, solo que no es su escoba y no es el quien la conduce. Harry Potter lo sostiene con un brazo y con el otro dirige la escoba a tierra firme. Esto no sale muy bien y ambos se estrellan violentamente contra el suelo.
Una semana después, Malfoy despierta en la enfermería. Sentado en su cama está el león. Y en ese momento, todo se arruina. Los ojos verdes del moreno lo miran con curiosidad y preocupación pero la bondad que reflejan es lo que hace que el rubio pierda la cabeza. Desde ese día. El rubio no se pudo quitar a Potter de la cabeza ni un solo día.
Fin del flashback
Claro que el nunca admitiría en voz alta sus sentimientos por el moreno, se conformaba con algunas miradas. En cuanto salió del hospital, hizo hasta lo imposible para que Potter olvidara aquel partido y con algunos meses, lo logró.
Cuando el pelirrojo le había expuesto su plan...al principio le pareció cruel hasta para el, pero recordó el sentimiento de primer año y decidió aceptar. Debía admitir que todo iba genial, aunque había algo que lo molestaba: la reacción de Potter. Había sido mucho más emocional de lo que esperaba...¿A caso...? No. No era posible ¿O si? Después de tantos años y ¿todo había sido por que Potter se había enamorado de un Weasley? Y lo peor de todo es que al parecer el Weasley no lo sabía, no tenía ni la más remota idea. El rubio sonrió de manera cruel. Esto mejoraba las cosas. Todo lo que tenía que hacer era acercarse a Weasley a un nivel personal, tan personal que Potter no solo se sintiera reemplazado si no dejado, olvidado y que viera de lejos como Draco Malfoy tomaba su lugar junto a su precioso pelirrojo.
Y para empezar, debía invitar a cierto Weasley al baile.
*-Estamos hablando de Weasley y Potter. ¿Crees que quiera seguir con esto después de ver a Potter llorar? ¿Y como aseguras que el pelirrojo no sabe?-* hablo una voz en su mente.
Draco se frenó de inmediato. La voz tenía razón.
Ahora la pregunta era: ¿obligaría a Weasley a continuar? La respuesta era simple: no. ¿Por que? Por qué había molestado al trío de oro por años pero esto era diferente, los estaba desintegrando y eso estaba mal. Dejaría que el Weasley decida.
Draco se levantó del comedor y camino a la sala común, la cena había terminado y los demás ya se habían ido pero el había estado tan metido en sus pensamientos que no lo noto.
En otra parte del castillo; en la orilla del lago negro, había un pelirrojo pensando en que debía hacer. Ronald Weasley nunca había visto a Harry llorar y le había afectado más de lo que esperaba. Jamás espero que Harry reaccionara así, pensó en enojo o ira pero nunca en llanto. Se dejó caer en el suelo.
¿Y ahora que haría? Seguramente Ginny le avisaría a mamá y el no tenia a nadie para pasar las vacaciones, los Malfoy no lo aceptarían y seguramente su familia tampoco. A menos...a menos que contactara a Percy. Percy era cercano a los Malfoy y si creía que su hermano se estaba corrigiendo al juntarse con Draco, lo dejaría quedarse en las vacaciones. Sonrió. Una preocupación menos. Ahora, ¿donde pasaría la noche? No podría entrar en la torre de Gryffindor, lo lincharían de inmediato. Tal vez la casa de los gritos. Y debía pensar...¿quería continuar con esto? Quería demostrarle a los demás que podía hacer y ser todo pero no quería lastimar tanto a Harry. Eran mejores amigos y se querían como hermanos ¿verdad? Su mente reaccionó...sus verdaderos hermanos se habían molestado pero Harry no, Harry había llorado como si le hubieran roto el corazón. Pero...¿sería posible...? No. Claro que no solo se sentía traicionado y decepcionado, si, eso.
-¡Weasley !- llamo una voz. Blaise Zabini.
-¡Weasley!- una segunda voz. Theodore Nott.
-Estoy aquí- contestó el pelirrojo.
Los Slytherin se acercaron y se sentaron a su lado.
-Al menos no eres tan tonto como para ir a la sala común de los leones.- dijo el más moreno.
-¿Gracias?- contestó al pelirrojo.
-Venimos a llevarte a la sala común de Slytherin- informó Theo.
-De acuerdo.-
Los tres se pusieron de pie.
Mientras tanto, Pansy hablaba con Draco. Pansy ya sabía del enamoramiento de Draco hacia Potter y por eso entendía que el rubio no quisiera continuar. Pero había una oportunidad, estaba dejando que la calabaza con patas decidiera. Y el ojiazul era mil veces más fácil de convencer que Draco.
Envió a Draco a su habitación, alegando que había sido un día largo y que necesitaba dormir. El rubio accedió ya acostumbrado al trato maternal de Pansy, lo que no sabía es que ella tenía otras intenciones.
Cuando el rubio se fue, Pansy se sentó a espera a que sus amigos trajeran al pelirrojo, ella había dado la orden.
Cuando los tres entraron, Pansy agarro al pelirrojo y lo sentó.
-Vas a continuar.- le dijo. No era una pregunta.
-No- contestó el pelirrojo.
-Si. Iras al baile y le dejarás en claro a todos que no necesitas ser la secretaría de nadie. Coquetearas con otra chica  y te divertirás sin Potter. Dejarás en claro que Draco es todo para ti. Estoy segura de que Potter tratara de hablar contigo, le dirás que el no es nada comparado con Draco pues el si te apoya y te ayuda en todo, y te trata como un igual. Dirás que desearías jamás haber conocido a al famoso Niño que vivió pues solo arruinó tu vida.-
El pelirrojo se hizo tan atrás como el asiento se lo permitió. El aire abandonó sus pulmones.
-No...no podría. Eso lo destrozará.-
Pansy adoptó una postura defensiva.
-¿Tendremos un problema por esto? ¿Vas a detenerte ahora que has llegado tan lejos? En este momento te golpearía y todos podían verlo pero me siento amable, cállate y escucha.- lo regaño.
-Hay dos opciones; puedes irte con los leones y volver a ser la secretaría de Potter, o el amigo de las sabelotodo. O puedes quedarte y ser el príncipe de las serpientes, el Weasley que desafió a todos y a todo. Con nosotros puedes tener dinero, fama, belleza, ropa y muchas cosas. Puedes escoger y si escoges bien, al final de esto te diremos: bienvenido a nuestra tienda de dulces.-
-Potter y Granger no se lo pensarían dos veces. Mucho menos tus hermanos- hablo Theodore Nott.
-Pero si no has quedado convencido vete. Seguro Potter necesita que le planchen el uniforme. Ve a pedirle a mamá un bocadillo y dáselo a Potter. Vean cosas muggles y diviértanse.- agregó Nott.
-Cariño, ¿que estás esperando? Eres bienvenido a mi dulcería solo es necesario que pruebes que ya no eres un perdedor. Ahora entra en mi dulcería.-
-Pues yo opino que...- empezó el moreno.
-¡Cállate, Blaise!- gritó Pansy.
-Pero, no olvides que es tu decisión.- concluyó la castaña. El trío se fue a sus habitaciones dejando a un muy confundido Weasley.

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