El baile de navidad

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En la sala común de Gryffindor todos hablaban, emocionados por el baile. Este empezaría en un par de horas. Bueno...casi todos. Ron Weasley no podía sacarse a cierto rubio de la cabeza. Le daba vueltas a lo mismo, el nunca se había considerado homosexual, de echo antes de todo esto el podría jurar que amaba a Hermione. Ahora todo era confuso, la castaña seguía siendo linda y todo, pero siempre que pensaba en belleza un par de ojos grises inundaban su mente.
A pesar de tener el traje, Ron no pensaba ir al baile. No tenía pareja.
-Oye, Ron.-
El pelirrojo volteó a ver a su mejor amigo. Las cosas habían vuelto a la normalidad después de la explicación; el trío de oro estaba unido, Hermione y Ron discutían y todo era correcto. Harry había regresado al porte de héroe que tenía.
-¿Vas a ir al baile?- preguntó el pelinegro
-No tengo pareja.- contestó el pelirrojo
-Ni yo. Pero no es lo que pregunte. Yo tengo que ir pero no me gustaría ir solo y Hermione va a ir con Krum.- Ron arrugó el ceño.
-¿Me estás pidiendo que vaya al baile contigo?-
-¡Hay, por favor! Claro que no. Te estoy pidiendo que vayas al baile solo para que yo no me quede sentado toda la fiesta sin poder hablar con nadie.-
El pelirrojo soltó una sonora carcajada.
El aludido le dio un golpe en el brazo.
El pelirrojo se quejó.
Por un minuto ambos se miraron a los ojos y luego estallaron en carcajadas.
-Okay,okay.-cedió el pelirrojo. -Ire solo al baile contigo.-
Harry refunfuño.
-Será mejor que nos arreglemos.- ordenó el moreno de mala gana.









Media hora más tarde, todos estaban frente al gran comedor. Ron usaba el traje que el rubio le había comprado y Harry usaba una túnica color verde que combinaba con sus ojos. Ambos esperaban que abrieran las puertas. En ese momento se acercó la profesora McGonagall.
-Potter, ¿estás listo?-
Harry miró a Ron y luego a la profesora con miedo.
-¿Listo para que, profesora?-
-Para bailar. Los participantes del torneo abren el baile, estoy segura de que te lo dije.-
-No lo hizo.-
-Pues ahora lo sabes.- la profesora de había dado la vuelta cuando Potter la alcanzó.
-Pero profesora, yo no tengo pareja.- explicó.
-Pues consiga a alguien para el primer baile.- dicho esto, la profesora se fue.
Harry jalo su cabello con algo de desesperación.
Regresó con paso abatido junto a su mejor amigo.
-Necesito pareja.- susurró.
Ron lo miró y con una sonrisa burlona dijo
-Está bien, pero tendrás que invitarme a cenar.-
El moreno lo miró gélidamente.
El pelirrojo se rio.
-A menos que quieras bailar conmigo frente a tres escuelas diferentes, espero que te retractes.-
-Y si yo me retracto,¿que planeas hacer?- cuestionó el pecoso.
-No lo se.-
-Yo si- intervino una voz suave.
El par de amigos miró a la dueña de la voz. Era una chica delgada, rubia, de piel blanca y ojos grises.
-Me llamo Luna Lovegood y soy una excelente bailarina.- dijo mientras sonreía.
-Hola, Luna. Yo soy Harry Potter y este es mi amigo Ron Weasley.- hablo pausadamente el moreno al ver la mirada perdida de su amigo.
Ron solo pudo pensar en una cosa:
Ojos grises.
Eran menos gélidos pero no por eso menos hermosos. Se parecían tanto que incluso podrían ser hermanos.
-Ademas-continuó la rubia. -Creo que nuestros atuendos combinan- Luna usaba un raro vestido anaranjado brillante y unos guantes blancos que para nada combinaban con la túnica de Harry.
El moreno se encogió de hombros.
-Sería un placer bailar contigo, Luna. Pero debo advertirte que no soy un excelente bailarín.-
La rubia sonrió.
-No es problema.-
El moreno miró a su amigo.
-Creo que tendrás que arreglártelas sin mi.-
El pelirrojo negó con la cabeza.
-No te preocupes.-
Harry tomó la mano de Luna y la llevó con los demás concursantes.
Las puertas se abrieron y todos entraron. Después de que se acomodaran en las mesas, comenzó la música. Los concursantes y sus parejas comenzaron a bailar.
Todos lucían fabulosos pero Harry y Luna resaltaban. Tal vez su ropa no combinara pero la piel morena de Harry y la extremadamente blanca de Luna creaban un bello equilibrio.
Ron los miraba embelesado, ambos se veían fantásticos. Luego recorrió el lugar con la mirada; Ginny los veía con tristeza extrema, y el resto los miraba con curiosidad.
Conforme avanzaba la canción más personas se unieron. El profesor Dumbledore y la profesora McGonagall, Ginny y Neville, las gemelas Patil y unos chicos de Durmstrang y muchos más.
Al pelirrojo le sorprendió no ver la cabellera rubia de Malfoy entre la multitud danzante, así que continuó buscando; Pansy estaba en la pista con su novio, también Blaise y Theo, incluso Crabbe y Goyle estaban ahí.
-¿Buscándome?- El pelirrojo brincó del susto.
La risa musical de Malfoy empezó a sonar.
Ron le dio un manotazo.
-¿Que rayos te pasa, Malfoy? Casi me matas de un susto.- le reclamó.
-No es mi culpa que seas tan confiado, Weasley. La mayoría debería cuidar su espalda.-
El pelirrojo interrogó al rubio con la mirada.
Este último solo sonrió.
-¿Bailas?- dijo al tiempo que le ofrecía una mano.
-¿No fuiste tú el que quería que nos siguiéramos odiando?-
-Si. Pero quiero gozar de un trabajo bien echo. Así que bailaré contigo y odiare cada segundo de la canción.-
-Eres un fastidio, Malfoy.- rezongo el pelirrojo al tiempo que tomaba la mano del contrario.
El Weasley se dejó guiar a la pista de baile.
Al llegar, el rubio puso la mano en la cintura del contrario.
Ron tenía una protesta en la punta de la lengua cuando el rubio lo miró a los ojos. De inmediato algo se encendió dentro de él. Hubo una pequeña lucha de miradas, muy pequeña pues el gris aplastó al azul en unos cuantos segundos.
Sin resistencia alguna, el rubio tomó la mano izquierda de su acompañante. El pelirrojo puso su mano derecha en el hombro del rubio y entonces todo comenzó.
La música los guió primero despacio y luego subió la velocidad. Los cuchicheos de la gente se empezaron a escuchar pero pronto se callaron bajo el regaño silencioso de Dumbledore. La pareja se movió por toda la pista pues los demás bailarines se habían apartado para verlos bailar.
No todos, desde luego, pero si los suficientes para que pudieran girar y girar con extrema libertad.
Harry Potter no había despegado la mirada del suelo pues temía pisar a su pareja pero al mirar que todos miraban en una dirección en específico decidió detener su propio baile. Lo que vio no le gusto para nada.
Draco Malfoy tenía en brazos a su pelirrojo y lo peor es que el último no oponía resistencia. Giraban con gracia y rapidez al ritmo de la perfecta melodía. Se miraban a los ojos y habían creado una burbuja propia. Estaban perfectamente sincronizados, como si se leyeran la mente. Malfoy mantenía una mirada seria y formal, era raro verlo sin su toque de superioridad o disgusto. Pero lo que sí era preocupante era la mirada del Gryffindor, tenía un toque de adoración que parecía rayar en lo enfermizo. Y aún así, seguía siendo la mirada más dulce que se hubiera visto en Hogwarts.
Luna los miró con ternura.
-Que lindos.-
Harry no pudo decir nada. Solamente busco la mirada de Hermione. La encontró rápidamente, estaba tan confundida como el. La castaña le dirigió una mirada tranquilizante.
Rápidamente, Hermione se movió lo suficiente para entrar en el campo de visión del pelirrojo y le hizo una seña. El pelirrojo la miró, y ella señaló a Harry.
Discretamente el aludido miró al moreno. El verde le reprochó mil cosas al azul.
Ron tuvo que pensar, ¿que valía más? ¿Sus amigos y familia o volverse uno más para Malfoy? La decisión no era nada complicada.
Cuando la música terminó, la burbuja se rompió. El pelirrojo apartó al rubio.
-Listo. Ya admiraste un trabajo bien echo, felicidades. Ahora si me disculpas.- hablo gélidamente. Se dio la vuelta y se alejó de la pista con paso decidido.
El rubio sintió como si le hubieran dado una bofetada, por segunda vez en su vida, Ronald Weasley le había robado el corazón y por segunda vez, se alejaba como si no sintiera nada.
-¡Weasley!- gritó el rubio antes de poder arrepentirse. Camino rápidamente hacia el Gryffindor.
El pelirrojo se giró para verlo. Le dirigió la mirada marca Slytherin que el mismo rubio le había enseñado.
-¿Que, Malfoy?-
-No puedes simplemente irte así.-
-Y ¿por que no, Malfoy? Debo recordarte tu posición. Nos odiamos, o al menos yo te odio. A menos claro que hayas adquirido sentimientos hacia mi por una simple broma mal echa-
El rubio retrocedió.
-Eso creí.- confirmó el pelirrojo.
El Gryffindor salió del Gran Comedor.
Malfoy giro para ver a Párkinson. La pelinegra le dio coraje con una simple mirada, le recordó quien era él.
Con rapidez, el rubio siguió al pelirrojo. Rápidamente lo encontró y se acercó sin hacer ruido.
Lo agarro por la espada, lo giro y lo estampo contra la pared.
El pelirrojo no tuvo tiempo de reaccionar. Y menos cuando el rubio le quitó la varita.

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