catorce

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maratón (2/3)

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Su mirada quedó perdida en algún lugar fijo de la pared, aun extremo de la espaciosa sala principal que su cuerpo se encontraba parado, observando detalladamente mientras la leve brisa recorría su piel de forma lenta, tratando de empujarlo, tratando de hacerlo caer, y le hacía recordar que a su lado se encontraba la media copa de vino que podría calmar su dolor y desaparecer por un momento sus problemas con la ardiente contextura de su sabor al bajar por su garganta y nublar su mente, escapando de aquella vida, escapando de aquel momento, como si fuera la mejor solucion, como si al hacer aquello conseguiría encontrar respuestas a preguntas perdidas en sus labios, a preguntas que lo atormentaban cada segundo que pasaba, cada momento que sentía aquel aire pesado y sofocante tratar de perforar su garganta, tratar de querer ahogarlo, hundirlo, y aquello lo estaba abrumando de sobremanera, lo estaba volviendo en algo dificil de pensar, en algo dificil de controlar, tenía que pensar las cosas con claridad, tenía que pensar que haría, ya no era solo una persona de la cual preocuparse, ya no era solamente dejarse caer y ocultar sus sonrisas, ahora tenia que levantarse, ahora tenia que seguir, todo se había vuelto de un momento a otro complicado.

Y ahora se encontraba ahí, rodeado por reyes, príncipes y personas importantes con grandes influenzas, su cuerpo tembló y sus delgadas piernas quisieron fallarle, ya no pudiendo resistir más la inestabilidad, ya no pudiendo resistir mas la inseguridad, en busca de algo que pudiera sostenerlo, que pudiera soportar su débil e inestable cuerpo cuando cayera, y que sus lagrimas salieran en sinfonia a sus gemidos, sus confundidos orbes verdes picaban, ardían de una forma totalmente hiriente y lastimosa, quería hacerlo, quería tan solo derrumbarse ahí en medio de todos y dejar de luchar, quería rendirse, quería dejar de tener una razón y buscar un motivo que lo animara, para poder aferrarse con todas sus pocas fuerzas a aquello, para si quiera seguir avanzando pequeños pasos que lo mantuvieran vivo, sus largas pestañas claras querían bajarse y tratar de ocultar aquellas calientes gotas saladas que tanto exigían salir en aquella noche, aquellas que tanto ansiaban poder bajar por sus mejillas y lastimar su piel, tan solo queriendo desencadenar aquella tormenta que tanto le estaba constando retener y fingir que toda su vida era perfecta, que todo estaba bien y que aquello era normal, las lágrimas picaban por salir, cada vez con más fuerza, con más intensidad, cuando a su mente llego los recuerdos de aquella noche por solo fracciones de segundos, por pequeñas milesimas y aquello basto para que se sintiera como un enorme golpe tan cruel y doloroso que lo rempujaba a la orilla de un abismo del cual no había salida y las cornetas sonaban anunciando el desastre que pronto estaría por abrirse paso en aquella pequeña calma que todos miraban con ojos de admiración frente a la segura sonrisa que mantenía el rey Min en sus labios.

frente a la maldita farsa que todos montaban y callaban ignorando todo lo que miraban y escuchaban en la puerta de los reyes.

Y luego cayó en la realidad, aquella dolorosa realidad que vivía todos los días desde que amanecía hasta que la luna se ocultaba.

¿Cuánto tiempo jimin le abría mirado la cara de estúpido? ¿Cuánto tiempo se abría burlado de él y abría destrozado su vida de la peor manera?

¿Cuánto tiempo había disfrutado de verlo acabado y llorando?

pero....

¿Por qué lo soportaba? ¿Por qué seguía asiéndolo? ¿Por qué permitía que pasara todo aquello?

era un cobarde por tener miedo.

Siempre lo supo, de alguna forma lo sabía, aquella sonrisa retorcida que siempre tenía el alfa en sus labios era la clara satisfacción que le causaba su sufrimiento.

El Baile de Blanco - jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora