El Baile de Blanco - jimsu

nueve

Ya era de noche cuándo el pálido omega salió de su alcoba.

Todo el castillo estaba hundido en una profunda oscuridad, en un profundo silencio, en un profundo vacío.

Cerró sus ojos con fuerza, una fuerte opresión comenzó a recorrer su pálido cuerpo, un pequeño temblor se comenzaba a adueñarse de sus pálidas y larga piernas, y un sentimiento extraño comenzaba a alojarse en su oprimido pecho, apretó con fuerza sus parpados  tratando de retener aquéllas lágrimas, tratando con todas su fuerzas de evitar que aquéllas lágrimas salieran, cómo si reclamarán aquél derecho en la noche, cómo si aquélla fuera su posición, cómo si aquello era lo que siempre hicieran al salir la luna.

Aquello era ridículo, aquello era doloroso, aún no podía si quiera pensar en park jimin como su esposo.

Su esposo

Algo comenzó a apretar en su pálido abdomen, poco a poco sentía como su estómago daba vueltas frente aquella idea.

Frente a la idea que tendría que casarse.

Frente a la idea de que pronto estaría comprometido en contra de su voluntad, en contra de sus sentimientos, pero, ¿por qué había algo que lo hacía dudar?, su cuerpo se sentía diferente, sus sentimientos ya no eran los mismos, incluso algo en su lobo había cambiado, podía sentir cómo aquélla anciedad lograba rodearlo, en cómo su cuerpo temblaba al verlo, en cómo su corazón latia rápidamente tan sólo notar aquéllos orbes plomos.

Pero, ¿qué era aquello?.

Qué era lo que sentía, una pequeña luz reflejada en su mano llamo su atención, la luna hoy se encontraba llena, levantó la mirada, y sus orbes verdes de quedaron perdidos en un sin fin de emociones, en aquél satélite hermoso, que no hacía más que seducir a la tierra cuándo la noche caía, sus pies comenzaron a moverse más cerca de aquél gran ventanal, admirando cómo el cielo claro estaba despejado, en cómo las pequeñas estrellas adornaban el mar azul en el cielo, cómo aquéllas gotas de rocío que cayeron en las hojas de los arboles, en aquéllos petalos, y en aquél brilloso pasto, dónde miles de recuerdos comenzaron a invadir su mente.

- Mirando a la luna se preguntó la única cosa que se le vino a la mente - ¿Qué estaras haciendo taehyung?

*-*

Sus ojos sólo podían mirar aquél color rosa pastel de la pared, aquél color que ya no tenía el mismo significado de antes, aquél color que ahora le parecía un color tétrico un color vacío, un color sin vida.

Unas cuantas lágrimas comenzaron a asomarse por sus orbes avellanas, amenazando con salir a cada segundo, amenazando con bañar sus largas pestañas negras, amenazando con volver a arruinar su noche.

Otra noche en la que no podría dormir.

Sus rodillas comenzaron a temblar, sus piernas se volvieron tan inestables que sostener su cuerpo era imposible, era un reto, una primera lágrima salada comenzó a resbalar por su mejilla, cómo si aquello quemará a su tacto un pequeño gemido salió de sus labios, siendo callados por sus manos, ahogando cualquier sonido que pudiera surgir.

Su cuerpo poco a poco fue cayendo al suelo, en aquél momento se sentía tan inestable, ¿Porqué las cosas tuvieron que salir así?, Unos suaves toques en la puerta hicieron detener aquéllos gritos en su alma, aquéllos gritos silenciosos retenidos en su garganta.

- t-taehyug - su mirada viajó a aquélla puerta oscura, tratando de poner atención a sus oídos, tratando de negar aquélla voz, quería pensar que todo aquello era signo de su imaginación, que todo aquello era solo una mentira, sus dedos comenzaron a temblar al escuchar otra vez el sonido de la puerta, cómo si su cuerpo se hubiera quedado estático, inmóvil, incapaz de poder obedecer cualquier mandato de su mente, se cortó su respiración su corazón se detuvo en un instante al escuchar aquélla voz, sus manos rodearon sus rodillas cómo si aquello fuera capaz de proteger lo, cómo si fuera capaz de alejar a aquélla persona - n-necesito hablar contigo, ábreme porfavor.