🌹~ escarlata

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Capítulo 05: Escarlata.

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—¡¡Joder contigo, Deguel!! —gritó Kardia, desesperado por mis besos y caricias.

Me he dedicado enteramente a solo frotarme contra su desnudo cuerpo. La fricción con el propio, avivando nuestro calor. El sudor brotando de mis poros, y empapándome completo.

Repartiendo besos calientes tras su oreja derecha, mordiendo tan solo la punta del lóbulo con una sonrisa sancarrona ante la presión de sus uñas tras mi ancha espalda. Su cabeza, cayendo hacia atrás con un sensual movimiento, dándome el acceso necesario para llenar de chupetes su moreno y varonil cuello.

—Te amo, Kardia —murmuro con voz pesada. Mi aliento, golpeteando contra su nuez de Adán, dedicándome a chupar con absorbidas que le impiden gemir como yo quisiese.

Aquello sonidos, tan exquisitos y únicos saliendo de su boca, muriendo en ella.

Una de sus manos, sintiéndola en mis cabellos verdosos, humedeciéndose con el pasar del tiempo. Halando con evidente anhelo.

Como si estuviese ahogándole con mis muestras pasionales. Tan densas, y al mismo tiempo, desarraigadoras de deseo.

Pequeños toques, con suficiente presión como para impedirle respirar con normalidad.

Le escucho jadear, casi suplicante por que le tome de una vez.

Y, por primera vez, decido dejarme de juegos previos e ir directo a la acción.

Una acción que, puedo asegurar, me hará cabecear en el trabajo. Desecho aquel pensamiento innecesario.

No voy a preocuparme por nada que pueda suceder más tarde. Centrando toda mi atención en el hombre debajo mío, arqueado, y tan necesitado por que le llene.

—Lo deseas tanto ¿No es así? —pregunto con dificultad, enterrando la nariz en el hueco de su cuello.

De pronto, los papeles se han invertido. Un movimiento que me coge de sorpresa.

Cuando menos lo esperé, le tengo de piernas abiertas sobre mí, sosteniendo entre sus grandes manos mi duro y goteante pene.

—Me aburren tus jueguitos, amor —canturreó, viéndose hermoso ante mis ojos de enamorado en aquella pose— ¿Qué te parece, si yo hago este trabajo?

Alinea el largo falo en su arrugada entrada, con toda intención de atreverse.

Niego con la cabeza, apresándole de las caderas con dureza.

—No creo que... Mghh. —Demasiado tarde, lo ha echo, con demasiada destreza— ¡¡Kardi!! —Me quejo, frunciendo el ceño con molestia.

—Relajate, cariño. Tan solo hice la primera parte. Sabes que el resto —se inclina con un brillo malicioso en sus turquesas—, es un honor del que siempre eres el anfitrión —susurró en mi oído, mandándome choques electrizantes que me tornan en la bestia que nadie es capaz de ver.

«Solo él»

—Agarrate fuerte. No seré tan cuidadoso esta vez —advierto, tratando inútilmente de contenerme.

El Chico de Cabellos Escarlata © CɑʍմŚ×MíӀօDonde viven las historias. Descúbrelo ahora