🌹~ curado

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Capítulo 17: Curado.

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Sonoras carcajadas escapan sin piedad y por voluntad propia de mis labios. Tirando la cabeza hacia atrás bebo de un solo golpe el amargo contenido en la pequeña copa de cristal, depositándola sobre la encimera marrón en un ruido sordo y brusco. Limpio toscamente la comisura de mis belfos con el dorso de la palma derecha, y la risa ronca y estrepitosa abandona mi boca de nueva cuenta.

Observo a la multitud danzar de aquí para allá, felices, y sin la conciencia suficiente como para estar del todo a cargo de sus actos; disfrutan de la música electrónica a todo volumen saliendo de los grandes parlantes negros, encendiendo el ambiente y avivando las emociones en el lugar.

Sacudo una de mis manos cerca de mi rostro, pintado de un llamativo rubí a causa del fuerte trago ingerido, el sonrojo, compitiendo con la tonalidad atrayente y encendida de los largos cabellos escarlata. La resequedad molestosa en los labios delgados, y de un opaco rosáceo, agrietados por la ebriedad, me incita a pedir otra botella de vodka. Lo mejor para aliviar las desdichas amorosas y los malos ratos vividos. Deseando olvidar y no saber más.

—Te vez fatal, amigo. —La voz a mi izquierda me hace entornar los ojos en el eludido, topándome con un muy borracho Shura, siendo el acompañante perfecto en esta ocasión tan lamentable y bochornosa.

—Mira quien lo dice —suelto burlón, ingiriendo mi quinto trago como si de agua se tratase.

—Somos unos perdedores, Camus —alegó con una risa seca y herida, afianzando su pesado cuerpo a la mesa, como consecuente a su inestabilidad emocional y física. Asiento en acuerdo a sus palabras, un poco ido.

—Sí que lo somos, Shura —reconozco por lo bajo, centrando la atención en los cuerpos sudorosos moviéndose en la pista de baile. Llamándome a ir y gozar de una buena experiencia—. Pero no ganamos nada con sumirnos en la miseria.

—¿Alguna idea? —Shura se cabecea, a nada de quedarse dormido en la tarima. Mas sé que no lo hará.

Agradezco fervientemente nuestra resistencia al alcohol. Que, si bien en un inicio nos hace tambalearnos, tartamudear, e incluso, soltar incoherencias de las que a la mañana siguiente nos cohibimos; jurando el uno con el otro no volver a hablar sobre el tema anterior, con nadie, ni siquiera con nosotros mismos. La recomposición de nuestras mentes y organismo llega como un rayo de luz, rápido y potente. La energía fluyendo por las venas, y haciéndonos más fuertes y juguetones, algo contraproducente y lo contrario a cuando estamos sobrios. El pago por las malas decisiones puede cobrarnos factura después, por ahora, nada nos detendrá, mucho menos nos hará desistir de todo esto. Marcharse a casa en estos instantes no es una opción.

—¿Qué te parece si nos adentramos en la pista y disfrutamos de nuestra soltería? El seguir aquí, hundiéndonos en nuestros jodidos problemas comienza a fastidiarme, ¿a ti no?

—Eres un puto caso, Camus. —Me carcajeo, colocándome de pie, sintiéndome mucho mejor. Le doy una miradita al centro del lugar, mordisqueándome los labios con ansias de ir y colarme por allá—. Y por eso te amo ¿Lo sabes, cierto?

—Lo hago, amigo —respondo, dándole una mirada suplicante. Le contemplo sacudir la cabeza, como si no tuviese otra alternativa más que ceder ante mi capricho— ¿Vamos?

El Chico de Cabellos Escarlata © CɑʍմŚ×MíӀօDonde viven las historias. Descúbrelo ahora