Capítulo 5: Cuervos en la iglesia

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-Encantado de conocerte, Asia -respondió al saludo Issei con una sonrisa-. Soy Issei, Issei Hyoudou.

-Gracias a Dios que un siervo del Señor apareció para guiarme -dijo felizmente Asia-. ¡Eres como un ángel guardián enviado por el Señor!

Issei, al oír como Asia le llamaba ángel, ensanchó su sonrisa enormemente, pues la monja rubia, sin saberlo, se había acercado mucho a la verdad. Pero, profundizando en las palabras de la inocente rubia, se dio cuenta de una triste realidad que le hizo perder su sonrisa, al mismo tiempo que una ligera lágrima le bajaba por su mejilla: Asia no sabía de la muerte de Dios.

-Emmm, Issei-san, ¿estás bien? -preguntó Asia algo preocupada al ver como el castaño tenía unas pequeñas lágrimas surcando por sus mejillas.

-No te preocupes Asia, estoy bien -decía Issei con una sonrisa forzada mientras se limpiaba unas pocas lágrimas.

Asia siguió mirándolo con preocupación, pues algo le decía que Issei se había puesto triste por algo que ella había dicho. Sin embargo, justo cuando iba a insistir en preguntarle al castaño, llegó a sus oídos el inconfundible sonido de un niño sollozando. Enfrente  de ellos, se encontraba un niño pequeño, no mayor de 6 años, sentado en un bordillo cerca de un árbol, con la rodilla izquierda totalmente ensangrentada, y lágrimas recorriendo su joven rostro.

Antes de que Issei se diese siquiera cuenta, Asia se adelantó con la intención de calmar al niño. Enseguida se dispuso a calmar al niño con palabras que este niño no entendía, pero si vio un brillo verde que provenía de las manos de la monja, haciendo que los ojos de Issei y del niño se abriesen de la sorpresa.

-[Eso es un Sacred Gear, Aibo, y de los raros] -dijo Ddraig-. [Si no me equivoco, ese Sacred Gear debe ser Twilight Healing, y básicamente lo que hace es curar].

Efectivamente, tras unos instantes, el brillo verde desapareció y la piel del niño volvía a ser suave, y la herida desapareció, aunque no los rastros de sangre. El niño se quedó helado momentáneamente antes de inclinarse de forma respetuosa ante Asia y pronunciar unas palabras que, aunque la rubia no podía entenderlas, quedó claro que eran palabras de agradecimiento. Sin embargo, la persona a cargo del niño, una joven que parecía ser su hermana, no estaba tan agradecida y regañó al niño por hablar con gente extraña, mientras se alejaba de Issei y una apenada Asia ante la furibunda mirada de la mujer.

-¿Entendiste algo de lo que nos dijeron, Asia? -preguntó Issei.

-No conozco el idioma -dijo Asia-, pero sé lo que dijeron, pues conozco las palabras que acompañan a ese tipo de miradas.

Issei calló momentáneamente ante esta triste frase de Asia. El castaño percibió algo de fragilidad en la voz de la monja, y vio que ese tema era en verdad algo doloroso. Pensando que este tema debía incomodar a la rubia, decidió cambiar de tema tras reconfortar a Asia diciéndole que el niño le dio las gracias.

-Por cierto, Asia, ese poder que usaste para curar al niño -dijo Issei-, ¿era un Sacred Gear?

-Sí, es un poder especial dado por Dios -dijo Asia con una mirada triste-. Un Sacred Gear entregado por Dios, el Twilight Healing, el cual me permite curar a cualquiera.

Tras este encuentro con ese niño, siguieron caminando en dirección a la iglesia. Una parte de Issei se sentía atraído hacia esa chica, como si fuese obligado a ser bondadoso con esa chica. Lo más curioso es que Ddraig también se sentía atraído por esa chica.

-["Aura de domadora de dragones, eh. Qué curioso"] -pensó Ddraig para sí mismo.

Unos minutos más tarde, llegaron a la Iglesia. De repente, Issei empezó a sentir un gran malestar, como si su cuerpo le pidiese a gritos que se alejase de esa iglesia, mientras Asia dejaba su maleta en el suelo para despedirse del castaño con un abrazo.

El Ángel de corazones de las llamas rojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora