Capítulo 19: Reunión de facciones, parte II

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Hace mucho tiempo, en unas tierras muy lejanas, existía el reino de la Cólquide (situado en la actual Georgia), un reino muy próspero gobernado por personas de un linaje poderoso, descendientes del mismo Rey Sol, Helios. En particular, existía un rey cuyo poder y majestad eran sumamente notables, el hijo de Helios y hermano de Circe, el rey Eates.

Es en el reinado de dicho rey que dicho reino se alzó como un reino de renombre y de gran poder. Asombrados por el poder de dicho rey, se decidió casar a Eates con una ninfa muy hermosa, hija de Océano, cuyo nombre era Idía. Dicho matrimonio empezó con ciertas reticencias por partes de ambos, pero al cabo de poco tiempo acabaron perdidamente enamorados el uno del otro, y de esa unión surgió una hija: Medea, princesa de la Cólquide.

Los súbditos de la corte del rey Eates vieron crecer a la princesa, y en cuanto ésta pasó su adolescencia, la opinión que tenían sobre Medea era básicamente la misma: era de tal belleza que parecía haber sido bendecida por la misma diosa Afrodita, y de una inteligencia y astucia que no tenía nada que envidiar a las de la diosa Atenea. Era una mujer independiente y bella y, sobre todo, era una hechicera de gran poder y majestad, habiendo sido educada por su tía, la legendaria hechicera Circe. Era conocida como una gran curandera, pues curaba toda enfermedad que trataba, pero también como una mujer a la que no se la podía enojar, pues había cogido la manía de su tía de transformar en animales a quienes la molestaban. Pero por lo que era más conocida Medea, era por ser la guardiana del famoso vellocino de oro, un objeto que era capaz de curar hasta lo incurable.

Pero todo cambió con la interferencia de varias diosas deseosas de ayudar a cierto héroe en busca del vellocino de oro: Jasón. Este héroe, ayudado por Hera y Atenea, había sido mandado a la región de la Cólquide en busca del vellocino de oro. Estas dos diosas le pidieron a Afrodita que hechizara a Medea para que ayudara a Jasón a hacerse con el vellocino. La diosa del amor, tras mucho intentarlo, logró convencer a su hijo Eros, y éste, lanzando una flecha al corazón de la joven hechicera, hizo que ésta se enamorara perdidamente de Jasón, y sin ningún reparo se dispuso a ayudarle en su cometido.

El rey le dejó ir a Jasón, el cual desposó a su hija todavía hechizada, no sin antes realizarle algunas pruebas para ver si era digno de la mano de su hija. Cuan desafortunado fue el rey Eates de no ver que su hija no amaba a dicho héroe, sino que estaba hechizada para amarlo. Y así, tras hacer que con la ayuda de Medea Jasón lograse superar pruebas que no habría logrado superar sin la ayuda de Medea, ambos partieron enseguida a bordo del Argo, el barco de Jasón y sus argonautas.

Es realmente triste la cantidad de crímenes que cometió Medea estando en ese estado de hipnosis. A sugerencia de Jasón, para evitar que su padre se enterara de que ella se había ido a escondidas a bordo del Argo, mató a su hermano menor Apsirto, el cual estaba haciendo guardia cerca de dicha embarcación, y tras descuartizarlo, arrojó los pedazos al mar. En cuando llegaron a la patria de Jasón, Yolco (una región de la antigua Grecia), Medea rejuveneció al padre de Jasón ayudándose del vellocino. Las hijas del hermano del rey, el cual era el padre de Jasón, intentaron convencer a Medea de que curase a su padre, el tío de Jasón, Pelias, pero, a sugerencia de Jasón, hizo que éste no sólo no quedase curado, sino que muriese. El rey de Yolco, horrorizado ante lo sucedido, desterró a ambos, los cuales tomaron refugio en Corinto, y donde vivieron durante varios años. Jasón, tras varios intentos de Medea de intentar liberarse del hechizo en el que estaba sometida, tomó a la fuerza a su esposa, y finalmente tuvo con ella dos hijos.

Era una pareja feliz a los ojos de todos, pero la realidad era muy distinta, y lo cierto era que la interferencia de los dioses había hecho trizas a la psique de Medea, la cual veía impotente como su cuerpo, controlado por la influencia de la flecha de Eros, mataba a su querido hermano, o ella era violada repetidamente por Jasón, o veía como Jasón mataba a su tío Pelias valiéndose de ella y de sus artes mágicas. Medea estuvo a punto de perder definitivamente la razón cuando Jasón decidió que Medea ya no le era tan útil ni le excitaba tanto tomarla cada día en contra de la voluntad de Medea, y por lo tanto decidió cortejar a Glauce, hija del rey de Corinto. Medea, llena de envidia externamente, y de ira en su ya fracturada conciencia, quemó todo el palacio y mató a Jasón, a sus hijos y a la familia real de Corinto.

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⏰ Última actualización: Jan 04, 2022 ⏰

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