Capítulo 15: Las profundidades de la Boosted Gear

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En todos los ecosistemas de la Tierra, siempre ha habido una jerarquía inamovible, siempre determinada por la cadena trófica de dicho ecosistema. En la antigüedad habían reyes indiscutibles en cada ecosistema: el león de Nemea, el lobo Lycaon, el cual más tarde sería fusionado con la espada Ame-no-Ohabari, dando lugar a la Canis Lykaon, las grandes y poderosas serpientes de mar en los océanos, etc. Pero, por encima de todos, estaban los dioses de cada panteón. Los dioses eran la cúspide,  no había ningún ser más fuerte o poderoso, y eran objeto de veneración, temor y respeto por parte de todos los demás seres inferiores a ellos, entre ellos los raros y impredecibles humanos. Todos los seres eran más débiles que ellos, excepto un grupo pequeño de seres de gran poder y orgullo: los dragones.

El origen de los dragones es incierto, y muchos fantasean acerca de cuál es. Algunos dicen que los dragones surgieron de la bendición de Ophis; otros en cambio sostienen que los dragones son serpientes que evolucionaron tanto en poder como inteligencia; incluso algunos tienen claro que los dragones son dioses caídos cuya forma verdadera era semejante a la de un reptil. Quiénes son los que tienen razón, no se sabrá nunca. Lo que sí que todos están de acuerdo es que los dragones son seres que desde su origen amenazaban la supremacía y dominación de los dioses.

Los dragones fueron rápidamente catalogados como una amenaza para los dioses. Seres como Surt que no llegaban a ser dioses podían destruir fácilmente a los dioses de clase baja y media, pero los dioses más poderosos no tenían a ningún ser que les amenazase, pues Ophis y Gran Rojo no tenían interés en ellos. Esto cambio con el alzamiento de los dragones. Primero surgieron los dragones elementales, dragones poderosos con el control de un elemento en específico. Los dragones se agrupaban en clanes representados por su correspondiente elemento. Estos clanes fueron abolidos con el surgimiento de los posteriormente llamados 6 reyes dragones: Yu-Long, Vritra, Fafnir, Midgardsorn, Tannin y Tiamat, la única reina dragón y la más poderosa de todos. Estos dragones, junto a unos cuantos dragones catalogados como dragones malignos, empezaron a preocupar a los dioses, pues eran seres de gran poder, que podían luchar fácilmente contra dioses de bajo y medio nivel. Aun así, los dioses principales restaron importancia a este hecho, pues todavía eran bastante más poderosos que los dragones más poderosos, los cuales eran Tiamat y Apophis.

Pasados unos años, todo cambió, y la época dorada de los dragones llegó. En primer lugar, uno de los llamados dragones malignos, el cual estaba al servicio del dios Balor, experimentó un aumento de poder irreal. Este dragón recibió un aumento de poder proveniente de la esencia de Balor, el cual fue exterminado por el dios Lugh, lo que le permitió a este dragón estar al nivel de dioses del nivel de Hades y Thor. Este dragón se llamaba Crom Cruach.

Además, otro dragón maligno creado por Angra Mainyu experimentó otro gran aumento de poder y, tras rebelarse contra ese dios, luchó contra él, derrotándole y dejándole gravemente herido. Que Angra Mainyu, considerado uno de los dioses más poderosos, posiblemente dentro del top 20 de dioses más poderosos, fuera derrotado por un dragón era sumamente preocupante. Algo parecido sucedió con otro dragón maligno en la mitología egipcia, y ambos dragones, Azi Dahaka y Apophis, empezaron a luchar contra dioses, matando a varios de ellos y elevando las alarmas de todos los panteones de dioses.

Pero, lo que finalmente provocó que los dioses tuvieran que actuar fue el alzamiento de dos dragones, dos dragones que se elevaron por encima de todos los dioses, amenazando el reinado de los dioses. Estos dos dragones, anteriormente simples dragones de clase alta, eran dos dragones sumamente especiales, pues tenían algo que les diferenciaba de todos los demás dragones: tenían una habilidad sumamente rara y poderosa, que no tenía oposición. Ambos eran dragones perezosos y confiados en su poder, jóvenes y estúpidos. Tenían motivos para serlo, pues no había nadie que pudiese hacer algo contra ellos, y no necesitaban más que su habilidad especial para derrotar a su oponente y conseguir lo que querían. Pero, cuando dichos dragones se encontraron y se enfrentaron entre sí, descubrieron algo asombroso: ambos eran inmunes a la habilidad del otro, siendo la habilidad del dragón rojo unas llamas lo suficientemente poderosas para afectar el alma del objetivo, y la habilidad del dragón blanco un veneno que destruía completamente al contrario.

El Ángel de corazones de las llamas rojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora