Capítulo 10

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Narra Mónica

Luego de un exhaustivo análisis de mi closet, descubrí que no tenía nada apropiado para usar en mi cita con Vanesa, por lo que me dediqué toda la mañana a buscar el vestido perfecto hasta encontrarlo: blanco, al cuerpo, delicado y elegante, ideal para una cita.

Llegué a mi casa más que entusiasmada, tenía mucha ilusión por salir con ella, tener una cita de verdad, habíamos estado las últimas dos semanas comunicándonos por móvil, conociéndonos, hablando de todo y nada, bromeando, tonteando, me gustaba descubrir un poco de ella cada día.

Lo que no tenía planeado es que a mi hermano se le ocurriría ese día salir con Gaby, su novia. Mi hermano Jesús, divorciado, en aquel entonces de 42 años, con dos hijos pequeños a los que adoro con todo mi ser y de lo que se ha aprovechado siempre para chantajearme.

-No me podéis hacer esto, llevamos dos semanas hablando de esta cita.-

-Te lo pido por favor, hermanita, tú sabes lo que es conseguir reservación en ese lugar, hace meses lo reservé.- Dijo Jesús.

-Tu más que nadie has insistido con que salga con Vanesa y ¿ahora me sales con esto? Voy a matarte Gaby.-

-Es que no me percaté que era el mismo día, perdona, amiga, por favor.-

-Haznos el favor, anda. ¿Con quién voy a dejar al par si no?-

-Pues con la madre.-

-Sabes que siempre está ocupada, más cuando se trata de los niños.- Remarcó Jes con cierto rencor.

-Y ellos quieren estar con la tita.- Agregó Gaby.

-Vale pues, me quedo con los peques, pero me debéis una.-

Gaby y Jesús llevaban una temporadita saliendo, pocos meses, pero los mejores por supuesto, el inicio, el conocerse, querer pasar todo el tiempo posible juntos, lo típico, y la verdad es que me daba gusto, Gaby llevaba años siendo mi amiga, ya la conocía muy bien, una excelente mujer, que quería a mi hermano y sobre todo, quería a los peques, no podía oponerme a eso.

En fin, me tocaba ser niñera esa noche, pero no quería dejar de ver a Vane, lo mejor sería invitarla a venir, ¿qué tal sería como niñera? ¿Le gustarían los niños? Pues, esa noche lo comprobaría.

Narra Vane

-Tita, ¿ya vienes?- Una vocecilla interrumpió nuestro beso.

-Dime que se duermen temprano, por favor.- Dije entre risas sobre sus labios.

-Si tienes técnicas para entretenerlos, probablemente sí.-

Me dio un beso rápido y salió de la habitación coqueteándome a cada paso. En el comedor los pequeños estaban sentados y listos para la cena, Alex cedió la silla a su tita, luego a mí y se paró cual mesero con una servilleta doblada sobre su brazo.

-Buenas noches, señoritas, esta noche tendremos de entrada unas deliciosas papitas con salsa de...- Se detuvo dudoso unos minutos y miró a Mónica que le dijo algo al oído. -Salsa de verdeo.-

-Mmm suena delicioso, señor.- Expresó Mónica con dulzura. -¿Y de plato principal?-

-De plato principal tendremos carne al horno y variedad de ensaladas.-

-Todo suena muy delicioso, ¿ha cocinado usted, señor?- Pregunté.

-¡La tita!- Gritó la pequeña. -Lo hizo la tita.-

-Ya que no podemos salir, pensé en preparar algo especial.- Dijo Mónica dirigiéndose a mí.

No podía negar que aquella respuesta me gustó demasiado, pero más me gustó la mirada de ese momento y la sonrisa tímida después.

Vánica. El tiempo todo locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora