Capítulo 28

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Narra Vanesa

No me habló durante el vuelo a pesar de mis intentos por entablar conversación. Admito que me gustaba verla seria y enojada, por supuesto que hice mi mayor esfuerzo por hacer que empeore, llevaba mi mano a la suya y me la quitaba, acariciaba su pierna y por supuesto que me alejaba y ante mi primer intento de charla, me quitó los cascos y se puso a escuchar música.

-¿Me has quitado mis cascos para ignorarme a ? Vaya tela.-

-Tú me has traído de viaje sin preguntármelo, estamos a mano.-

-Es que a eso se le llama sorpresa, si no, no lo sería, ¿no?-

No me respondió, giró su cabeza, cerró sus ojos y se concentró en la música.

Casi dos horas después llegamos a destino, claro que ella pasó los controles rápido y sin problemas ya que ni equipaje tenía, yo en cambio, tuve que pasar maletas, bolsos, bolsitos, es que le pedí a Gaby y Patri que me prepararan el equipaje de Mónica y literal que me dieron una maleta inmensa y un bolso, y a eso sumando mi maleta, mi mochila y mi guitarra, era una locura de cosas, que no hubiese sido tanto si Mónica me ayudaba, pero no tenía intenciones de hacerlo.

-Entonces, ¿piensas hacerme la ley del hielo todo el tiempo?- Pregunté una vez que nos montamos al taxi.

-Probablemente.-

Llegamos al hotel en apenas unos minutos, cuando ingresamos, quiero que imaginéis este cuadro: Mónica avanzaba cual señora elegante con la ropa con la que había estado en las noticias, vestido rosa al cuerpo que le quedaba de las mil maravillas, zapatos de tacón, sacón rosa también y por supuesto, caminar elegante y seductor que levantaba miradas. Yo iba detrás, jeans rotos, chaqueta, zapatillas, gorro de invierno y todas las maletas que habitaban en mi en aquel momento, era para retratar.

En fin, llegamos a la habitación y tenia la esperanza que reduzca un poco la pena de ignorarme, ya no me gustaba tanto. El botones acomodó las maletas y me avisó que estaba todo listo, así que solo quedaba sorprenderla.

Le pedí permiso para vendar sus ojos, la cogí de la cintura y la conduje a paso lento, todo estaba mas que perfecto, tal y como lo pedí, la habitación a media luz, velas encendidas, cama con pétalos de rosas, champagne enfriándose, perfecto. Le quité la venda y de sus labios nació una enorme sonrisa y sus ojos brillaron de manera fabulosa.

En mi interior, había una Vanesa celebrando, lo admito, pero por fuera, una Vanesa seductora se hacia presente, serví dos copas de champagne y le pasé una.

-¿Te gusta?-

-Es precioso, pero ¿cuándo planeaste todo esto?-

-Ya ves, soy muy rápida.-

-De eso no cabe duda.- Dijo con toda la ironía que había en ella.

Adiós al momento que estábamos teniendo.

Narra Mónica

Vale, no lo quise decir, no fue mi intención sonar tan mala. Es verdad que todo lo que había hecho era hermoso, llevarme a ese lugar, preparar la habitación así, todo sumamente romántico, pero mi boca a veces va más rápido que mi mente.

-Lo siento, no quise decirlo, pero es que no puedo hacer como que no ha pasado nada.-

-Es que no quiero que hagas como que no ha pasado nada, quiero que hablemos, ¿vale?, que me escuches, ni tu ni yo tuvimos la culpa de esa situación.-

-Vale, te escucho.- Dije sin más.

-Todo lo que te dije por mensaje fue verdad, supe que estaba de novia, sí, pero ya casi al final de la relación y me di cuenta el día que le envió un mensaje a la novia, por pura casualidad.-

Vánica. El tiempo todo locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora