Capítulo 83

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Narra Mónica

-¿Estas bien, mi cielo?- Pregunté ante el estado inerte de Vanesa.

Se había sentado en la cama, apretó sus labios e inclinó la boca hacia adelante como si de un beso se tratara y sus ojos estaban abiertos como plato, mirando a la nada misma, mientras asentía.

-¿Necesitas un tiempo?- Volví a preguntar y evitando descojonarme de la risa. Negó con la cabeza, pero seguía callada. -¿Seguro estás bien?- Asintió.

-O sea, estamos a nada de que nuestra bebé nazca y ahora vamos a tener otro, ¿en...?-

-7 meses.-

-¡Siete meses! Wow.-

Con una de sus manos cubrió su boca y parte de su cara. Debo admitir que empezaba a asustarme al no notar reacción alguna.

-¿Qué sucede? No me digas que...-

-Estás embarazada.- Dijo mirándome y con lágrimas en los ojos. -O sea, de no tener nada, pasamos a dos.- Empezó a descojonarse de la risa pero con lágrimas en los ojos.

-Eso parece.- Respondí contagiándome de sus lágrimas.

-¿Qué tan irónico puede ser todo esto? No me la creo.- Reía a más no poder. -En plena pandemia Mónica Carrillo y Vanesa Martín van a tener dos hijos. Tía, ¿no sabemos lo que es la normalidad, verdad?-

Ya para esa altura, yo también estaba descojonándome de la risa, es que de verdad, era tan irónico todo, creo que ni siquiera éramos plenamente conscientes que estábamos a punto de tener un hijo, cuando ya se venía otro al mundo.

-No sabes cuanto deseo que estés aquí, estoy muerta de miedo.- Confesé.

-Joe, y yo muero por estar contigo y llenar de millones de besos tu vientre.- Suspiró. -Pero vamos a salir de esta, ¿vale? Falta poco, mi amor, mantente fuerte, cuando menos lo esperemos, estaremos con nuestra niña en brazo y esperando a ese pequeño o pequeña Martín Carrillo que viene en camino.-

-Te amo.-

-Te amo, cabrona, me haces muy feliz.-

-¿Cómo que cabrona? ¡Óyeme!-

Narra Vanesa

Mónica embarazada, ¡mi esposa embarazada! Sinceramente, creo que no llegaba a entender lo que estaba sucediendo, era todo tan raro, la vida se redujo a una pantalla, vivíamos los últimos meses del embarazo de Victoria a través de videollamadas y ahora ni siquiera podía estar con Mónica para mi segundo hijo o hija... dos hijos, ¡joder!

Una locura, eso era, ¡locura!

-Todo es culpa de Vanesa, tío, ¡la pandemia es tu culpa!- Dijo Francis en medio de una de nuestras tantas videollamadas grupales que hacíamos de madrugada para que Nali y Pau pudieran estar.

-De acuerdo con eso.- Gritó Antonio antes de zambullirse en un nuevo trago de cerveza.

-¿Y yo por qué?-

-¿Cómo que por qué? A ver, la soltera más cotizada de toda España...-

-Y Latinoamérica.- Agregó Nali. -He visto como las viejas se le tiran.-

-Vale, vale, pues, la más cotizada y deseada por España y Latinoamérica, la mujer que ha sido escuela para Antonio y para mí sobre como conquistar corazones femeninos...-

-¿Disculpa?- Intervino Mónica.

-Es la verdad, cuñada, ha sido nuestra maestra, las cosas como son.- Respondió Francis entre risas. -Ahora resulta que no solo se ha casado, ¡no! Si no que tendrá una hija. El mundo no está preparado para tanto, tía, es así.-

Vánica. El tiempo todo locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora