Capítulo 30

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Narra Vanesa

Empezar una gira de esa manera podría considerarse un excelente puntapié inicial, no solo en mi ciudad con un lleno total, sino junto a mi familia, amigos y mi novia, ¡hostias! Tenía novia oficialmente, sonaba bien.

En fin, a la mañana siguiente Mónica me despertó a puros besos, muy, muy, muy cariñosa y tras una pequeña distracción que tuvimos en la cocina, terminamos quemando el desayuno, cosas de la vida, ya sabéis, lamentablemente por eso no llegamos hasta donde nos hubiese gustado y me tocó salir a buscar el desayuno.

Nada del otro mundo, un par de cafés, unos muffins y chocolates, por supuesto, no podía regresar sin eso.

-Mon, llegué, ¿dónde andas?- Pregunté apenas entrar a mi casa.

-Cierra la puerta que hace frío y espérame en el sofá.- Gritó desde la habitación.

Dejé las cosas sobre la mesa ratona del living y me senté a esperarla, ya estaba todo acomodado para desayunar ahí. Unos minutos después, se hizo presente usando un delantal como única prenda, sí, ¡única prenda!

-Mon, ¿y esto?- Pregunté total y absolutamente sorprendida.

Puedo imaginar la expresión de mi rostro, porque ella se puso roja al extremo, es que, tener semejante mujerón así frente a mí, joder, además ella, que tras la pantalla era una mujer tan seria, pero en la intimidad, madre mía, ¡que locura de mujer!

-Es un regalo por tu sold out.-

-¿Me vas a regalar algo así por cada sold out? Mira que ya tengo varios.- Dije con sumo descaro.

-¿Te gusta?-

-¿Lo estás preguntando de verdad? Eres un sueño hecho realidad.-

Hizo un gesto tímido ante mi involuntaria pero muy certera confesión, ella era un sueño hecho realidad. Sonrió y me dio un beso lento y tierno, y mis manos, lógicamente fueron a su espalda desnuda y acariciaron cada centímetro.

El ruido de una llave en la puerta nos interrumpió y no se como, pero en una fracción de segundos, Mónica dio un salto mortal hasta detrás del sofá, al tiempo que la puerta se abría.

-Mamita, ¿qué haces aquí?- Pregunté

-Hola hija, nada más pasaba a dejaros esto que Mónica me pidió, lo olvidó anoche en la casa.-

-Gracias, Toñi.- Dijo Mónica desde atrás el sofá. -Perdona que no te salude, pero es que estoy haciendo algo importante.-

-Vale chavala, que no pasa nada, no mas estoy de pasada, ya me voy pal curro.-

Le lanzó un beso a Mónica, dejó una caja de no se que, se dirigió a la salida y claro que la seguí.

-Mami, no puedes entrar así a mi casa.-

-Bueno, hija, pero ¿cuál es el problema? No más pasé a dejar algo.-

-Mamita, tengo novia y pues, ya sabes.-

Hice un movimiento con mi cabeza y gestos con mi cara como dando a entender. Mi madre se tapó la boca con ambas manos y yo asentí, pensé que comprendió, pero de todo eso, mi madre solo escuchó...

-¿Ya es tu novia?- Preguntó esbozando una enorme sonrisa.

-Ay mamita, adiós, te quiero.- Dije entre risas. Le di un beso en la frente y regresé con Mónica.

Narra Mónica

¡Que vergüenza, madre mía! Un segundo más y Toñi veía el cuadro.

-Ay, no, ¿por qué te has vestido?- Preguntó Vanesa regresando.

Vánica. El tiempo todo locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora