Capítulo 9

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Narra Vanesa

-Nos dormimos, Vanesa, nos dormimos.- Oí la voz de Mónica entre mis sueños. -Ay, no, es tardísimo.-

Noté que se levantó al sentir el frío sobre mi cuerpo ya que me destapó por completo.

-Vane, despierta, por favor, tengo que ir a trabajar.-

Abrí lentamente los ojos, miré el reloj, casi 9 am, nos quedamos dormidas sobre el sofá viendo una película.

-Ni he preparado mi ropa, es muy tarde.-

Mónica hablaba sola mientras corría por toda la casa, me levanté del sofá, fui a la cocina y puse la cafetera.

-Mmmm, esto servirá, no sabía que tenia esta chaqueta.- Pronunció para sí misma.

Me recosté por la mesada con los brazos cruzados mientras la veía ir de un lado al otro, era verdaderamente gracioso, estaba claro que le gustaba tener todo en orden, pero la noche anterior la había desestabilizado y en aquel momento, andaba a mil.

-Ya, ¿qué tal me veo?- Preguntó parándose ante mí luego de unos minutos.

-Me encanta la chaqueta, se te ve mejor que a mí, definitivamente.-

-Ya decía yo que no tenía una así. Disculpa.- Dijo entre risas mientras empezaba a quitársela.

-Oye, oye, no, quédatela, así tengo una excusa para regresar.-

-¿De verdad? ¿Vendrás solo por tu chaqueta?-

-Solo por eso, no hay ningún tipo de intensión secreta.- Dije mientras la tomaba de las solapas de la chaqueta y la traía hacia mí. -Buenos días.- La besé.

-Buenos días.- Susurró con cierta timidez.

-¿Qué?- Pregunté tomándola de la cintura.

-Nada, nada, es solo que... nada, no me hagas caso, ya vamos que...-

La interrumpí con un beso que de a poco fue volviéndose más profundo, más intenso y nuestras manos fueron cobrando vida propia.

-No, no, no, nos tenemos que ir.- Dijo separándose. -¡Es tardísimo! Lo que me haces hacer, Martín.- Rió.

-Vámonos pues, ¡qué difícil me la haces, Carrillo!- Pronuncié riendo también. -Café para llevar, toma.-

Esbozó una enorme sonrisa al notar el café listo y me dio un beso rápido en los labios antes de salir corriendo. Para nuestra sorpresa o para mi suerte, la llanta de su coche estaba ponchada, así que me ofrecí a llevarla al trabajo, así tendríamos un poco mas de tiempo.

Narra Mónica

Sin darnos cuenta, nos quedamos dormidas sobre el sofá. Resultaba raro eso de quedarme dormida abrazada a alguien solo porque sí, sin que hubiese pasado nada, en una cita improvisada, no lo sé, me sentía como una niña de 16 de nuevo, por momentos no sabía como comportarme con ella, hacía muchísimo tiempo que nadie me ponía tan nerviosa.

En fin, luego de un despertar alocado, tuvimos unos diez minutos extras de charlas y roces "sin intención", hasta llegar a las oficinas de Antena 3.

-Entonces, ¿nos vemos en un par de semanas?- Preguntó una vez que aparcó el coche.

-Mmmm veré si tengo libre mi agenda.- Dije haciéndome la interesante.

-Oh, vaya, perdone, señorita Carrillo. Me avisa, ¿no? Cuando tiene un ratito.-

Intentó aparentar seriedad, llevando su vista al frente y ambas manos sobre el volante, pero una media sonrisa y miradas de reojo la delataban.

-Vale, luego de un análisis exhaustivo, creo que puedo hacer un hueco para ti.-

Vánica. El tiempo todo locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora