capítulo 10: Reyes

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He estado semanas sometida en este maldito burdel, cumpliendo todo tipo de fantasía asquerosa.

Lo único que me mantiene viva hasta el dia de hoy, es esa maldita linea de cocaína que me proporcionan.

Sin olvidar que hoy es un día especial por que debo complacer a mi jefe, y por eso he elegido uno de mis mejores trajes de lencería de victoria sicret. -Lo digo de una forma sarcástica.

Al estar lista soy direjida a la habitación preferida del jefe y ahí adentro espero arrodillada fijando mi mirada hacia la puerta esperando su presencia.

Las luces de la habitación se tornan en un color rojizo y la puerta se abre lentamente, acelerando mi corazón por cuarta ves a mirar a Reyes.

No tengo permitido intercambiar palabras, solamente si él me lo permite.

Reyes es un hombre que ha ido dominando estas chicas del burdel durante todo este tiempo, tiene una edad aproximada de sesenta y cinco años. Con un solo problema de sobre peso y una escasa cabellera que nomas le cubre alrededor de la cabeza, dejando a la vista su calvicie.

La primera ves que no obedecí las ordenes de Reyes, me azotaron tan fuerte que me dejaron muchas marcas en la piel, mandandome a descansar por tres días.

Sus zapatillas se posicionaron justamente adelante de mí, mientras mantengo mi cabeza agachada.

Reyes levantó mi mentón y paseaba las yemas de sus dedos sobre mis labios, al mismo tiempo que sacaba su miserable pene. -causandome náuseas al verlo todo aturrado y pequeño.

-guíe entonces el pene de Reyes hacia mi boca, bañando mis pechos de saliva, tras las abundantes estocadas que iban sin parar.

No podía hacer nada o decir que me estaba ahogando con su verga, simplemente tenía que dejar que mi amo se divertiera conmigo.

Al fin de acabo me ordenó que me acostara en la cama, desplegando mis pies por detrás de su espalda.

Tomando Reyes el equilibrio con un pies sobre el piso y el otro encima de la cama, aguardando su verga en la parte horizontal de mi vagina, mientras acaricio sus bíceps y hombros.

La penetración era bastante placentera que me hacia jadear y cristalizar mi mirada. -Yes...yeah papi... que rico...dame más...no te detengas que me corro.

Entonces me posicionó de cuatro y me azotó con un par de nalgadas que tan solo despertaba mi placer afrodisíaco.

Volviendo a introducir su pene erecto adentro de mi vagina y enredando mi pelo en su muñeca para una penetración más agresiva, aplaudiendo con más salvajismo.

La profundidad de la penetración que sentía en ese momento y además de la amplitud del movimiento de la pelvis de reyes, hizo que obtuviera una eyaculación mojando las sábanas en cuestión de segundos.

Apretando mis piernas y masajeando mi clítoris al momento que Reyes sacado su verga de mi vagina.

Por lo cuál Reyes no se quedó sin su erección ya que terminó al mismo tiempo que yo, derramando todo su semen sobre un costado de mi trasero.

A la ver terminado dicho suceso, Reyes me ordenó que me largara de la habitación, dirigiéndome directamente hacía las duchas para quitarme toda la suciedad que sentía en mi cuerpo a la verme acostado con él.

Mientras me encontraba enjabonando mi cuerpo un grupo de chicas entraron a las duchas, distraendo una de ellas a los guardias.

- Al parecer la advertencia que te di la ves pasada no te quedo muy clara, sobre que te iba a pasar si te volvías acostar con mi crush. -exclamó Olivia al tener su cara tan cerca de Betty.

- Lo siento mucho, pero él ordenó mi compañía. - Yo no quería hacerlo.

- Te entiendo. -Al guinearle el ojo y después darle la espalda. - la reina de este lugar sigo siendo yo y la única que puede lucir hermosa para el jefe. - Asi que espero que seamos amigas después de esto, chicas ya saben que hacer con ella.

- espera Oliva, te prometo que no lo volveré hacer. Al tomarla de la mano.

- es demasiado tarde cariño, no te dolerá tanto. -tras darle dos palmaditas en la mejilla, al despedirse de Betty.

Entonces las demás chicas la sujetan de las manos y la apoyan contra la pared, proporcionandole una tremenda golpiza hasta convertirla en un monstruo bañado en sangre.

- Hay que irnos chicas, nuestro trabajo esta hecho. - al dejar a Betty tirada en el suelo.

MALDITA OBSESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora