capítulo 16: La satisfacción de Dayana

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Me encontraba sentada entre medio de sus ambas piernas, mientras que el espacio que había entre los dos nos hacía ver nuestras reacciones, las cuáles nos excitaba tanto. -básculando yo hacía atrás y echando en ese momento mis piernas a cada lado de su cintura.

Tomando mi pareja el apoyo que necesita con sus brazos, igual como yo lo tomé con los míos y ambos comenzamos mover nuestras pelvis en un movimiento circular. -girando en el sentido contrario al otro.

De igual forma mis piernas hicieron un vaivén a lo largo de su pene, sintiendo él una sensación satisfactoria.

Cambiando después la posición, Diego me tumbó de espalda sobre la cama inclinandome al mismo tiempo, tomando apoyo con mi cintura y a la vez con mis nalgas sobre las rodillas de Diego. tanto que él levantó de mi cadera llegando tocar mis pechos con su pulgar, cambiando así el ángulo y la profundidad de la penetración ejercida.

Mientras me lo hacía acariciaba los muslos de sus piernas, uniendo mis tobillos detrás de su cadera, entonces Diego liberó una de sus manos y tomó uno de mis senos y apreto tantito de él, haciéndome sentir más deseada que nunca. -que le pedí que me besara.

Como resultado el cuello de mi matriz comenzó a reproducir más líquido viscoso y se untó por todas mis paredes vaginales, haciendo que la penetración fuera más escurridiza y apetitable.

Además del sonido y el flujo que iba decayendo suavemente por mi área anal, hacía que el placer aumentará más las ganas de querer probar algo ahí abajo.

Sin poder contener más las ganas, abrí paso metiendome el dedo de enmedio en el ano, para que Diego introduciera después su salchicha por el orificio que le había facilitado. Y así moví mi cadera disfrutando lo que más me gusta hacer, mientras comía algo de mi gusto.

Sus testículos golpean tan suave los labios de mi vagina, que cristalizaban mi mirada.

Él enrueda un poco de mi cabello en su mano para inclinar mi cuello hacía atrás, para ejercer una mayor penetración. haciendo que el aplaudido se escuche más fuerte, debido por los grandes glúteos de mi trasero.

Haciendo que los tirantes que sobre pasan por encima de mi cintura hasta llegar a mis piernas, se reventaran por la fricción que hay entre ambos cuerpos.

Diego sobre pasó su mano derecha por delante de mis piernas hasta llegar a mi clítoris, y ahí acarició de mi botón.

Disfrutando yo de la sensación que caminaba por dentro de mi cuerpo y el descontrolar de mi sistema nervioso, haciéndome volar por el paraíso.

A la ver sacado sus dedos ya lubricados por mi vagina, los condujo hacía mi boca, dónde chupe de ellos como si fuera su pene.

El olor que había en ellos era aún más excitante, que mi saliva se me sobresalía de mi boca y se escurriá por todo mi cuello. Lo cuál Diego no pudo resistir tanto que sacó su pene de mi área anal, para meterme lo en la boca. Ya que lo había excitado tanto cuando le estuve chupando los dedos.

MALDITA OBSESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora