"El hermano de Onodera".

Capítulo 11: "La reunión".

Narra Rikuto: Después de que Ritsu y yo habíamos terminado de trabajar, fuimos al mismo parque donde tomé la decisión de casarme con Maki para conocernos más.

Debo admitir que fue una plática agradable.

—Así que ¿también te gusta la literatura?
—Mucho, aunque siempre tenía que tomar libros de mis amigos o de segunda mano ya sabes casi nunca nos sobraba el dinero.

Ritsu también me preguntó:

—Ya veo, debiste tener una vida muy difícil.
—Lo fue ¿y que tal tú? ¿cómo te ha ido en la vida?
—Pues últimamente más o menos, tengo un trabajo como editor en la editorial Marukawa y mi jefe bueno...

Takano sama, el mismo que se había sentado con mi padre biológico y con Ritsu el día en que mi padre adoptivo murió.

—Estás enamorado de él, lo entiendo.

En ese preciso momento, Ritsu saltó diciendo:

—¿Qué? cómo haz...
—La forma en la que él te mira y en la que tú lo miras sólo puede significar que están enamorados, mucho de mi trabajo se concentra en mirar a las personas.
—Bueno lo estábamos.
—¿Lo estaban? ¿pues que pasó?

Ritsu entonces me contó la historia de cómo puso su prioridad número uno el encontrarme antes que al amor de su vida independientemente de sus preferencias sexuales.

Yo solamente le pude dar un coscorrón, así como los que le daba a Raito cuando éramos pequeños y él hacía algo malo.

—¡Auch, ¿porqué me pegas?!
—Pero que idiota, debiste decirle la verdad pobre Takano el no se merecía eso.

De inmediato mi hermano menor se quebró, se puso a llorar en el suelo del parque.

—Perdón, tienes razón quizás Takano jamás me perdone.

En ese momento sentí sincera lástima por mi hermano pequeño y lo abracé con ternura.

—No llores Ritsu, sí te quiere te va a perdonar no tengo pruebas pero tampoco dudas.

Ahí la sonrisa de mi hermanito ojiverde se iluminó un poco.

—Je je, alguien más una vez me dijo eso.

Hubiera sido un momento de lo más bonito de no ser...

—Onodera ¿qué estás haciendo?

De repente la cara de mi hermanito se puso toda roja.

—Takano san, no es lo que te imaginas.
—¿No? ¿entonces porqué lo estabas abrazando?

No podía dejar que mi hermano siguiera cometiendo más tonterías así que dije:

—Ritsu dile la verdad sobre nosotros.
—Pero...
—O se lo dices tú o se lo digo yo, tú decides.

Ritsu no tenía más opción que obedecerme así que dijo.

—Takano quisiera presentarte a Rei Orayaka mi hermano.

Los ojos del castaño se llenaron de confusión.

—¿Tú hermano? acaso tu padre...
—No, no no es mi hermano mayor, lo que pasa es que cuando era pequeño unas malas personas lo arrebataron de nuestro lado y apenas ayer nos encontramos.

¿Vez Ritsu? ¿qué tal difícil era decir la verdad?

—Eso explica porqué haz estado distante los últimos días, perdóname Ritsu me comporté como un idiota.
—Descuida, no tenías idea de lo que estaba pasando.
—Debiste decirme la verdad, yo te hubiera ayudado a encontrar a tú hermano.
—Lo sé, ya te dije que lo lamento.

Problema resuelto.

—Creo que mejor ya me voy, ustedes tienen mucho tiempo perdido que recuperar.
—Espera Rei— dijo Takano todo serio— gracias.
—No de que.

Dejé entonces a la parejita en el parque, cuando una limosina paró enfrente de mí y bajando las ventanas noté que era el señor Onodera.

Mi verdadero padre.

—Hola Rei.
—Hola ¿ya sabe quién soy?
—Sí, Ritsu me lo contó todo ¿no te gustaría pasar la tarde con nosotros?
—Está bien, hoy no tengo nada mejor que hacer.

Me subí a la limosina de papá y en mi casa estaban un montón de personas que no conocía probablemente muchos de mis parientes.

En el fondo había una pancarta que decía: "Bienvenido a casa Rikuto".

—Bienvenido a casa hijo— dijo mi madre abrazándome con mucha fuerza, podía notar que teníamos un carácter similar.
—Gracias, no sabía que me harían una fiesta.
—No es para menos, hay un asunto que tenemos que platicar contigo.

Entonces me puse a saludar cada primo, tía, tío u otros parientes de mi nueva familia, la más emocionada de verme era mi abuela la cual supe ya no le quedaba tanto tiempo de vida.

—Rikuto, que bueno que te veo antes de dejar este mundo.
—A mí también me alegra conocerte abuela.

Fue entonces que acompañé a mis padres al despacho, donde estaba el notario de la familia esperándome con una gran cantidad de papeles.

—Como sabrás Rikuto, la mayoría de tus documentos fueron registrados a otro nombre ¿es correcto?
—Sí, de hecho quería arreglar este problema cuando antes estaba apunto de casarme y...

Eso no se lo esperaban mis padres y mi madre un poco borde dijo:

—Ya no necesitas casarte con alguien de una clase social distinta a la tuya, puedes encontrar una esposa más digna en nuestro círculo familiar.

Justo esto era lo que me temía.

—Yo no quiero conocer a otra chica mamá, amo a mi novia y además estamos apunto de tener un bebé así que no la puedo dejar sola.
—Mi primer nieto, que maravilla.
—En ese caso Tokoyama— que era el nombre del notario— tienes que agilizar el trámite lo antes posible quiero que mi nuera y mi hijo tengan la boda de sus sueños antes de que el embarazo se note.
—En seguida señor Onodera.

No lo podía creer, era la mejor noticia que me habían dado en la vida.

Todo estaba cambiando, pero para bien.