19: Cambiando de decisiones.

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THOMAS

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THOMAS

Después de cientos de tragos en el bar de la biblioteca volví a casa. Ya era tarde por lo que suponía que todos dormían, una ventaja por mí parte, pues mi estado de ebriedad era severo al grado que no sé ni cómo carajos pude conducir hasta casa sin haberme accidentado.

Entre con cuidado y sin hacer ruido, al girarme sobre mis talones, con las llaves en mano la luz se encendió dejando a mi vista a Leonardo Austin, mi padre con su semblante serio y ojos clavados en mí de manera desaprobatoria, aquella mirada fulminante, con los labios apretados y los brazos cruzados sobre su pecho.

Suspiré derrotado y me acerqué a él.

—Me da un gran alivió que llegues solo, porque hubiera sido una pena espantarte a la chica de esta noche —su voz es neutra, seña de que está más que molesto, rodé los ojos con hastío y seguí caminando directo, pasé por su lado para subir las escaleras, pero me tomó del brazo con fuerza para volverme a colocar frente a él—. ¿Qué carajo estás haciendo con tu vida Thomas? —espetó con el ceño fruncido, evidentemente perdiendo la paciencia, abrí la boca para responder, pero poco después me arrepentí y la cerré de nuevo, no tenía con que excusarme—. La estas cagando Thomas, ¿Qué tanta mierda te estas metiendo?, ¿eh?, ¿Qué estoy haciendo mal?, ¿Qué te hace falta?, ya estas grande para afrontar tus malditos problemas y te aseguro que las decisiones que estas tomando ahora no son las correctas —la decepción se coló en su voz dejándome sin habla—. Madura Thomas.

Sus palabras me dejaron boquiabierto. Severo en el que la decepción en el rostro de mi padre me dolió, sentí una punzada en el pecho al percatarme de lo mal que estaba, un momento en el que me detuve un segundo y analicé la situación bajo la mirada marrón de mi padre, imaginándome de que mi madre podría estar a su lado, igual de decepcionada.

Estoy decepcionándolo por un berrinche mío. Estoy perdiéndome a mí mismo por tomar la decisión de tomar esas malditas píldoras Lost, por una inmadurez.

Sin decir nada más bufó y subió las escaleras meneando la cabeza una y otra vez. Mi papá tenía razón, la estoy cagando.

Suspiré y caminé hasta la cocina decidido a tomar algo de agua. Encendí la luz y me asustó ver a la señora Diana sentada con dos tazas de té.

—Ven aquí muchacho —dijo jugando con la cuchara.

Caminé hasta ella sentándome a su lado, sus ojos me miraban atentamente.

—¿Me dirás que está pasando con ustedes tres? —arqueó una de sus cejas. Fruncí el ceño haciéndome el confundido— No me hagas esa cara, sabes que estoy hablando de Rosie, Derek y de ti.

Suspiré y me froté la cara—. No pasa nada, ¿por qué todos piensan que sí?

Ella meneó la cabeza—. No nací ayer Thomas, sé que algo está mal. Los tres tienen un humor insoportable últimamente e irrespetuoso, todos los días van a esa ciudad. Dime que está pasando.

¿Qué le pasó a Rosie Donovan? [¿Qué nos pasó? 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora