8: Pídemelo.

101 8 9
                                    

No entiendo a que se deben mis horribles nervios

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No entiendo a que se deben mis horribles nervios. He ido a esa casa millones de veces, he dormido ahí, me he duchado ahí, he cocinado, he bailado... no entiendo mis nervios.

Son porque casi se besan ayer, Rosie.

Frente la puerta de los hombres Austin, mi padre toca el timbre. Inmediatamente nos recibe la señora Diana con una gentil sonrisa. Entramos a esa gran mansión, estaba increíblemente elegante y llena de personas mayores.

Un camarero nos ofrece champagne, Derek, mi padre y mi madre toman una copa y yo miro a mi padre esperando la aprobación a que me deje beber una. Cuando lo veo asentir con la cabeza la tomo.

Nos dirigimos a saludar a todos los socios de papá, teníamos que ser simpáticos con todos. Y eso era una gran tortura.

Miro a mi derecha, y es cuando mi corazón comienza a latir rápidamente al verlo... Thomas. En su esmoquin negro, con una camisa negra entre abierta y su cabello castaño claro, con destellos dorados, peinado hacia atrás, unos cuantos rizos se le forman, su piel luce mucho más pálido haciendo contraste con su esmoquin, está sonriendo mientras charla, luciendo increíblemente apuesto.

Jodido Dios.

Mis ojos están sobre él y no muestro signos de querer quitarlos de encima. Hasta que me ve. Una gran sonrisa se forma en su rostro y mi sonrisa se desvanece de inmediato al instante en que se gira un poco al frente.

No está sólo. Y mi semblante disgustado, lo demuestra absolutamente todo.

Esta Cristal con él.

Una vez que se acerca nos saluda amigablemente a todos junto con Cristal quien me saluda de abrazo.

—¿Quieren ir con los demás? —nos pregunta Thomas, con su sonrisa encantadora, sensual y.... no sé, joder, no puedo describir a éste maldito chico sensual.

—Estaba esperando que dijeras eso hermano, esto es demasiada seriedad para mí —dice Derek colocando su mano en el hombro de Thomas.

Ruedo los ojos y sonrió. Cristal toma mi mano y yo la de Kendall. Los cinco caminamos hasta el patio trasero de la mansión de Thomas. Ahí estaba Jake, Alice y Marie. Son los que pude reconocer, los y las demás eran hijos de socios de nuestros papás.

—Te vez increíble —me dijo Alice acercándose a mí con una sonrisa.

La mire de pies a cabeza. Ella llevaba un lindo vestido azul con diamantes en su escote—. Tú también —sonreí.

Jake se acerca y mira a Kendall, — ¿Quieres una copa? —le pregunta.

Ella sonríe con desinterés y niega con la cabeza—. Apenas tiene dieciséis, Jake —le dije de mala gana.

—Tú también —frunció el ceño.

—Ya estoy por cumplir diecisiete no me sermonees ahora —rebatí torciendo los ojos con una sonrisa—, a parte, Kendall es Kendall, una flor bella sin marchitarse.

¿Qué le pasó a Rosie Donovan? [¿Qué nos pasó? 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora