Capítulo 2.

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A Boruto le gustaban las tardes, donde su papá contaba historias de su juventud

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A Boruto le gustaban las tardes, donde su papá contaba historias de su juventud. Donde relataba aventuras y diversas travesuras para después decirle pero tú no hagas eso. El niño simplemente asentía, sonriendo para sus adentros, porque habían ideas muy buenas.

Cuando llegó la noche, recibió su beso y se marchó a su habitación para hacer su proceso de lavar dientes y vestir pijama. Se recostó, pensativo y encendiendo la pequeña lámpara de su mesita, abrió el diario de Naruto, para seguir buscando algo que le indicará dónde estaba aquel que se fue y no volvió.

Sus ojos azules se movían con rapidez a través de las páginas escritas, mientras los minutos pasaban y se transformaban en horas.

—¿Qué demonios le pasó a tus ojos? —preguntó, confuso Inojin. Boruto solo le miró con cansancio, con su rostro adornado de ojeras.

Pero la sonrisita de lado, les confundió aún más a sus compañeros.

—He encontrado algo. —dijo.

Inojin, Mitsuki y Chou Chou, se acercaron a él. Tan curiosos e intrigados.

—¿Y qué encontraste? —preguntó la niña. — ¿Acaso tu padre era un hombre guapo? —interrogó, distraída mirando el cielo.

Boruto frunció el ceño. Abrió el diario en una página en específico. Se lo había llevado lejos de casa, con mucha precaución. Los niños le rodearon, formando un círculo.

—Bueno en realidad. Es algo más difícil. —comentó, riendo nervioso. — “Nunca pensé sentir esto. Es extraño, creí que no estaba para esas cosas. Sin embargo cuando estoy con Gaara, todo se siente especial. Lo adoro. Hoy iremos a la playa, dice que hay una isla muy extravagante y poco conocida.
Estoy tan feliz que siento que voy a explotar”. —terminó de leer.

Todos tenían caras confusas.

—¿Cuando dice Gaara, se refiere a Gaara Sabaku No, Kazekage? —Chou Chou, preguntó lo que tenía a todos aturdidos.

—Sí. Miren ahí lo dice. —señaló Inojin, con su dedo un párrafo más abajo. Luego un ligero tono rosa le invadió, al seguir leyendo. —...Creo que él es tu padre.

Los niños leyeron lo que su amigo estaba mirando, ganando también un sonrojo.

—Sé que parece obvio, pero...—Boruto carraspeo. — He. Hay más de eso. —dijo, desviando la mirada y sonrojandose aún más. Se saltó unas cuantas hojas. — “Sai es diferente. En serio, es diferente. Cuando lo conocí, no me agradaba en absoluto. Pero con el tiempo se transformó en un gran amigo. Y no esperaba que tuviera sentimientos por mí, ¡Es que Sai es tan inesperado! Me gusta demasiado lo...Picante que es. Sabe muchas cosas, vamos a ir a la playa”.

Mientras los ojos de todos seguían leyendo, un gran sonrojo, nuevamente volvió a envolverlos. Chou Chou, no pudo evitar pensar que el señor Naruto, parecía ser una máquina de la seducción. Dos sujetos, diferentes, en tan poco tiempo, y que encuentros tan candentes. Inojin no pudo evitar toser y dejar de leer. Era lo mejor para su joven salud mental y para no tener imagines dando vueltas, al ver al Hokage, prefería verlo, como alguien firme y sonriente. Bah, el hombre daba demasiados detalles.

—Pero, ¿No podría ser qué el tal Sai, sea tu padre? —preguntó Mitsuki, con una mano cubriendo su boca.

Boruto volvió a sonreír nervioso.

“Shikamaru, es por sobre todo sorprendente...—comenzó a leer, tras saltarse algunas hojas, otra vez. — Digo, claro que podría esperarlo de alguien que lideró múltiples estrategias para vencer al enemigo. Pero de ahí, a decir de manera directa que sentía llamas en su cuerpo por mí. Sí, no era para nada algo que pasará por mí cabeza, pero, paso. Y adivina dónde fuimos a parar. ¡A la playa! Demasiado goce, mucha estrategia y bueno, paso lo que tenía que pasar”.

—¡Diablos señor, Naruto! —exclamó la morena, sin poder evitarlo. — Tu papá si que pasó por una etapa de experimentación.

—¡Chou Chou! No digas esas cosas. —dijo el rubio, algo avergonzado. — Y ahora...¿Qué haré? Nunca podré conocer a mí padre.

Todos hicieron minutos de silencio. Inojin quería decir que posiblemente nunca lo haría, pero no quería hacer sentir triste a su amigo, mucho menos, cuando él mismo, ni siquiera conocía a su padre propio. Solo que él, realmente no le importaba. Además pensó de manera sería, que acabar las esperanzas de alguien, sería lo último que se debería hacer.
Estaba apunto de decir algo cuando Mitsuki puso la cara, que ponía cuando pensaba en algo sorprendente.

—Tenemos, nombres y tenemos la respuesta de a lo qué se dedican. Digo, ya no solo sabemos, sobre el Kazege.

Boruto abrió los ojos.

—¡Los voy a invitar! —exclamó, algunos aldeanos, que pasaban por ahí los miraron asustados, por el repentino gritó. — Los exámenes Chūnin, están por comenzar. Y no será fácil que ellos crean que serán invitados por mí papá. Cuando los tenga en frente sabré quién es mí padre. —sonrió al finalizar su explicación.

Los niños sonrieron, dispuestos a ayudarle. Sobre todo en la parte de evitar que los tres hombres hablar con Naruto, para que la mentiría no saliera a la luz.

—¿Y qué harás cuando sepas quién es tu papá? —preguntó la morena.

—Claramente...Lo sabré en el instante.





Naruto al llegar a la casa, le sorprendió, saber que su hijo estaba en la habitación encerrado, porque Konohamaru le había hecho aprender unos nuevos jutsu, que debía memorizar con mucha calma. Y aunque en gran parte le pareció una mentira, pensó que eran nuevos tiempos. Con suspiros cansados, apoyo sus manos en la cadera, para estirar su espalda hacia atrás un momento y tirarse al sofa a ver alguna serie. Aunque realmente solo viera los primeros veinte minutos y luego, se quedaría dormido. Y a pesar de que Boruto intentará cambiarle, él le murmuraría, aún con los ojos cerrados «Estoy viendo eso» y el niño no tendría opción de ver su serie animada o buscar una película.

Solo que está vez, Boruto estaba con cuidado, frente a la tinta, escribiendo tres pergaminos diferentes, con palabras similares.

Sin saber que eso causaría muchas cosas.

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Mamma Mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora