Capítulo 5.

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Boruto se asustó

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Boruto se asustó. Al darse cuenta de que al decir eso, cada uno pensaba lo mismo y lo contrario a la vez.
Gaara dio pasos firmes hacía el niño, sin titubear, con la mirada fija. Sai y Shikamaru pensaron que esté, no podía creer algo así. O que quizás si sabía de la existencia del niño.

—¿Realmente eres hijo de Naruto? —preguntó. Oh. No sabía. Boruto se sintió cohibido ante la atenta mirada verde del hombre. Tragó saliva, además se había confundido. ¿Acaso Gaara no sería su padre?

—Sí. Soy hijo de...Naruto. —respondió, aún siendo sujetado por el hombre de cabello rojo.

—¿Cuántos años tienes? —la pregunta, de un rostro que parecía tratar de expresar algo, le alteró otra vez.

—Doce años.

—¡¿Doce años?! —exclamó, Shikamaru, dando pasos para mirarlo de arriba abajo y luego dar marcha atrás. Esa no era la actitud propia de Naara. — Doce años. —murmuró, llevando un dedo a su boca.

—Naruto no nos invitó, ¿Cierto? —dijo Sai. Había llegado a una conclusión hipotética. — Y ni siquiera sabe que estamos en la aldea. Porque, porque si tú tienes doce años. No entiendo porque un maldito número debería darnos tantos pánico a todos. A menos, que todos hallamos hecho, algo.

Sai había dicho lo que todos temían.

—No sé quién es mí otro padre. —empezó. — Había un diario, lo leí, estaban sus nombres y solo hice las invitaciones. Vinieron, pero se suponía que no debía ser tan complejo. Solo, tenía que verlos y pensé qué sabría quién era mí papá. —se sentía, culpable. Concentró toda su atención en sus pies.

—Eres mí hijo. —concluyó Gaara.

—Espera qué, por supuesto que es mí hijo. — alegó Sai. Mirando con furia al otro.

—¿Están locos? Es mí hijo, ustedes están confundidos. Por cierto, debo ver a Naruto, déjame salir.

Boruto se asustó, un pánico inmenso le consumió de pies a cabeza.
—No, no, no. ¡No pueden verlo! Me mataría si se entera de lo que he hecho y los mataría a ustedes también. En doce años, jamás, nunca escuché su nombre. Bueno si el de el señor Gaara, pero si no me dijo nada. Es por algo. ¡Por favor! —suplicó juntando sus palmas. — No salgan de aquí, solo denme. Tiempo. Solo pido un poco de tiempo.

No podían negarse a la petición del niño. No cuando era una copia de Naruto y podía ser su hijo. Resignados aceptaron quedarse en esa cabaña alejada de la civilización. Hasta que Boruto regresará y les expresará, que todo estaba bien. Porque sabían de sobra, que hacer enojar a Naruto, no era una buena idea.

Mitsuki no espero ser interrumpido, en plena sesión de contemplación a los gatos, por Boruto. Pero solo por ser Boruto fue que no se molestó. El niño llegó corriendo lo tomó de la mano, y le hablaba tan rápido que con suerte podía escuchar los improperios que lanzaba. Llegaron a la florería Yamanaka, sacando a Inojin de un tirón de ahí y luego a Chou Chou de su casa. Emergencia, emergencia. Boruto parecía estar siendo poseído por una fuerza sobre natural. Chillaba más de lo que trataba de hablar.

Mamma Mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora