Capítulo 12.

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Sakura suspiró con calma, con ambas manos en la cintura mirando a lo lejos como Naruto se marchaba a su hogar en medio de la tarde. Problema resuelto, sin ningún caos ni peleas extrañas.
O al menos eso creyó cuando Hinata le dijo que Sasuke ya se había ido.

Porque Sasuke jamás se fue.

Naruto caminaba con las manos en los bolsillos, mirando la tenue luz naranja. En esos momentos tenía tiempo para pensar de él mismo, de pensar en las cosas que hacía de joven, las cosas que extrañaba hacer. Y de pronto, le venía el pensamiento de Sasuke, del joven de diecinueve años al que una vez le dijo adiós.

Rodó los ojos, cuando un comentario de Kurama le hizo salir de sus imaginaciones e ideas. Comenzó a caminar más rápido, con la idea de poder tomar un baño y relajarse en la calidez de su cama.
Hasta que la risa escandalosa de Kiba lo hizo detener un instante.

—¿Qué pasa Sasuke? ¿Nunca probaste este licor con picante?

—Debes estar loco si te gusta esto. Es asqueroso.

Naruto abrió los ojos sorprendido, saltando de manera silenciosa al techo de la tienda, buscando poder ver mejor en algún hueco lo que no creía posible. Para su ayuda, aquel local tenía un rasca cielo. Lo que le permitió ver en su interior, casi se atoro en su propia saliva, al ver cómo quien acompañaba a Kiba no era otro más que Sasuke. Ese Sasuke que se despidió de él, no era el mismo Sasuke que estaba distinguiendo desde su lugar. Se veía más maduro, lógico ya era un hombre de unos treinta y dos años.

De pronto sintió la presencia de un chakra más, elevó su mirada.

—Sakura. ¿Hinata?

—Ah. Naruto. —sonrió la mujer de ojos verdes. — Ya notaste a Sasuke.

—¡¿Cómo ya lo sabían?! —exclamó demasiado alto, se llevó ambas manos a la boca, pero un movimiento en falso lo hizo caer por el frágil vidrio.

Cayendo al menos de buena forma encima de una de las mesas. Con un sonrisa de lado a lado, Naruto miró el techo donde ambas mujeres le miraban preocupadas. Se limpio con calma su chaqueta, ante la atenta mirada de todos. Algunos se inclinaron, él le resto importancia.

—Que disfruten su tarde. Solo estaba inspeccionando los techos, y todo estaba muy bien. Saludos. —habló de prisa, caminando hacia la puerta, intentando no hacer demasiado contacto visual.

—¿Naruto?

Apenas la voz llego a sus oídos, el corazón del rubio comenzó a golpear fuertemente. Volteo de manera lenta, fijando sus ojos azules en Sasuke Uchiha. Descubriendo de manera horrible, lo mucho que su partida le había dolido, pero por igual, lo mucho que aún lo quería. Sonrió y siguió su camino de prisa, evitando escuchar los siguientes gritos. Apenas abrió la puerta de su casa, sintió el calor de sus mejillas. Fue extraño como al dejar sus sandalias no escucho algún gritó por parte de su hijo, de bienvenida o de entusiasmo por estar leyendo alguno de esos mangas que leía el muchacho sobre guerreros del espacio.

Dejando de lado el latido fuerte de su corazón, miró hacía las escaleras.

—¡Boruto, ya estoy en casa! —gritó. Sintió un miedo absurdo al creer que el niño había sido responsable de haber traído al sombrío hombre.

Naruto frunció el ceño cuando un peculiar aroma que venía desde la cocina lo distrajo. Estaba seguro que ha su hijo no le gustaba tanto el ramen como para que supiera la preparación exacta de este. Camino con precaución, entrando al lugar cuando la sorpresa lo consumió.

—Hola papá. —la sonrisa de Boruto y el murmullo de Kurama le hizo entender que el niño no tenía nada qué ver con el regreso de Sasuke, mucho menos con el hecho de saber que había llegado.

—¿Y a qué se debe esto? ¿Estás sobornando al Hokage un día antes del torneo? —preguntó medio en burla medio en serio.

El niño de manera nerviosa se llevó una de sus manos a la nuca para rascarla.

—Solo quería agradecerte por todo y disculparme por enviar esas cartas en tu nombre. —susurró avergonzado.

Naruto asintió pero su hijo vio en él algo raro. En la forma en la que comía el ramen, pensó que se trataba de que estaba mal. Según Chou Chou y Mitsuki le había quedado bastante bien. Entonces nada tenía que ver con la comida. Quería preguntarle qué ocurría, pero temía no ser de buena ayuda si se traba de cosas de Hokage.
Su labio hizo un mohín, parpadeando hacía el mayor.
Justo cuando el mayor iba a hablar alguien tocó la puerta.

—¡Yo voy! —exclamó Boruto, saltando de su silla y corriendo hacia la puerta. Naruto se levantó por impulso siguiendo a su hijo. En ese momento el niño abría la puerta, esperando a cualquier persona, conocido o amigo.

Hubo un momento de silencio.

Boruto miró con suma tranquilidad al hombre que estaba parado en la puerta de su casa. Vestía una capa negra y tenia el cabello de ese mismo color. Era inquietante y extraño como el único ojo a la vista también era así de oscuro. Las palabras no parecían salir de su boca, solo estaba atrapado en un trance inquietante.

—¿Y tú quién eres? —preguntó brusco el niño. Sacando a relucir una faceta de malechon que parecía no tener. Sus ojos analíticos miraron fijamente al otro.

—Esa pregunta debería hacerla yo. —dijo el hombre, ignorando la expresión del niño.

—Esta es mí casa. —habló bastante molesto. No tenía idea de quién era ese sujeto, para que viniera a su casa tan tarde a hablar como si se tratara de su propiedad el lugar. — Y tú un extraño.

—Eres un...—antes de que Sasuke pudiera pronunciar alguna palabra vio como el hombre rubio, al que buscaba, se ponía detrás del niño de mirada enojada para posar una de sus manos en el hombro. — ¿Naruto?

Sasuke no necesito de mucho para saber que ese niño era hijo del hombre al que deseaba tanto ver. Pero el hecho de saber eso, le hizo tener un amargo sabor en la boca. Naruto tenía un hijo, un hijo tan igual que era imposible no verlo.












N/A: Siento que esté capítulo quedó medio fome pero era necesario u.u Qué pasa el Boruto parece caerle mal el papá que quería conocer pero no sabe que ya está conociendo xd

Mamma Mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora