Number Thirteen

2K 215 290
                                    

Tendida sobre su cama de sábanas azules está Evie. Sus finos y lacios cabellos adornan la almohada, actuando de decoración frente a los rayos de sol que entran por el gran ventanal.

Un ligero movimiento de sus manos, Evie observa el color azul eléctrico que presentan sus uñas. Hubiera deseado arañar a Mal con ellas cuando la besó; pero la pelimorada como mismo la besó, como mismo salió huyendo.

Suspira, Evie no es de las que persiga mucho a las personas, está en su educación ser perseguida; sin embargo se ha pasado un día entero buscando a Mal, y nada.

Le preguntó a Merlin y él le contestó que la pelimorada no había ido a entrenar; también le preguntó a Elsa y la rubia no tenía ni idea, ¿qué rayos le pasó a Mal? Evie lo quiere descubrir ya.

Se levanta de la cama, llevando su mano derecha a su frente en señal de frustración. Se detiene en el balcón, pensando en que si quizás la situación al otro lado de la barrera no fuera tan peligrosa, ella iría a por la ojiverde sin dudarlo.

Una ligera mueca de frustración cruza su rostro. No tiene ni idea de que hacer con respeto a Mal.

Le urge hablar con ella, decirle lo que sintió cuando la besó, preguntarle acerca de los enzarzados sentimientos que siente en su interior, los cuales se están volviendo una mezcla de deseos que la carcomen.

Aquella situación no es buena. Sobre todo cuando la ojiverde no está.

Se gira sobre su propio eje, observando fijamente hacia la pared donde se encuentra su espejo mágico. Evie se queda mirándolo sin despegar su cálida mirada de él, de repente una idea llega a su cabeza, ¿cómo pudo ser tan tonta?

—¿Dónde quedó tu inteligencia Evie Grimhilde?

Evie avanza hacia el espejo, deteniéndose frente al objeto, el cual brilla al sentir la presencia de su dueña llamándolo.

—¿Sucede algo princesa Evie? —pregunta, ella asiente—. ¿Puedo ayudarla?

—Sí.

—¿Cómo, majestad?

—Dime dónde está Mal.

La superficie del espejo se ilumina, y no tarda en oscurecerse, mostrando aquel calabozo exiguo de luz. La imagen muestra con exactitud como la ojiverde está en el suelo, y "alguien" está acariciando su cabello tranquilamente.

—Acerca la imagen. —Su voz sale de forma ruda, ¿qué significa aquello?

El espejo obedece y los ojos de Evie no tardan en abrirse como platos, eso no puede ser una coincidencia.

—Esos ojos... —Pero sus palabras se quedan allí cuando siente la tierra temblar, el castillo por un momento parece moverse.

Apresuradamente avanza hacia el balcón y observa hacia la barrera, la sorpresa no es nada agradable.

Cientos y cientos de dragones se estrellan contra la protección mágica, como bestias salvajes sin inteligencia propia usando métodos brutos para entrar hacia Auradon.

Rápidamente, aquella expresión de sorpresa se vuelve una de terror. Su mandíbula tiembla, sus ojos parecen querer salirse, no puede creer lo que ve.

Entre las nubes, el lóbrego dragón negro, con sus azabaches escamas, corta el aire volando a toda prisa hacia la barrera.

La tierra tiembla otra vez, la gran bestia impacta directamente contra la barrera, logrando de paso generar una hendija lo suficiente grande como para meter una de sus gigantescas patas. Con su descomunal e inaudita fuerza, Maléfica comienza a tirar con ambas patas del hueco, logrando que este se vuelva más ancho. Su cabeza entra por la abertura, los cuernos negros destacan al igual que sus fanales verdes.

The Dragon in Her || MevieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora