Number Fourteen

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Habían estado allí una hora entera, todo por la exigencia del rubio de permanecer alejados del peligro supuesto en el verdadero campo de batalla.

Evie había intentando ir junto a Elsa; pero sinceramente Arthur tenía suficiente razón, debían dejar a los expertos hacerse cargo de la batalla.

Lo que ni son capaces de imaginar es que incluso estando lejos de aquella mujer de negro, están bajos los ojos de algo que buenas intenciones no posee.

—¿Es necesario que me haga cargo yo o vas a demostrarle a tu madre que eres capaz de hacer esto?

Los ojos verdes de Mal observan desde el balcón principal del castillo hacia el lago, puede sentir la magia de Evie en ese lugar.

—Yo me haré cargo personalmente. —Su voz suena áspera mientras aprieta los dientes contra su mandíbula.

La mujer de azabaches cabellos y azules ojos observa a Mal de arriba abajo. Su apariencia se reduce en un vestido negro que le llega casi hasta las rodillas por delante, por detrás casi roza el suelo. La tela hace simular escamas y posee la figura de un dragón morado de ojos verdes en la espalda. Sus zapatos son casi botines negros por debajo de la rodillas, en sus manos hay guantes negros, que dejan ver sus dedos y sólo le cubren hasta los codos, donde terminan como pinchos hacia atrás.

—Veo inseguridad en ti, mocosa —gruñe Morgana, Mal la observa con la mirada turbia.

—¿Dudas de mi ira de dragón? —responde de mala forma.

—Dudo de la oscuridad que hay en tu corazón.

Mal se da la vuelta, avanzando hacia la puerta para largarse de allí.

—¿No vas a responder?

Esto hace a la pelimorada detenerse, volteando hacia atrás y clavando sus orbes en Morgana.

—Si tanto quieres una prueba de lo cruel y déspota que puedo ser... —No duda en curvar sus labios rosados maliciosamente—. Te traeré los cadáveres desmembrados hasta aquí.

Los cuarteados labios de Morgana suspiran. En un simple pestañazo Mal desaparece sin dejar rastro, deberá de tener más cuidado con la pelimorada, o quizás pueda arruinar sus planes.

Sabe que la mente de Mal cambió radicalmente después de esa "conversación" que tuvo con su madre. Morgana sabe de sobra el nivel de inteligencia que posee la mujer gótica, sabe la forma en la cual sin mentir, Maléfica es capaz de hacer una revuelta de pensamientos en la cabeza de cualquiera.

Y ahora otros pagarán la ira del dragón.

Sobre todo cierta peliazul que está parada intentando calmarse delante del lago.

—Evie, debes calmarte. No va a pasar nada.

Es la quinta vez que Arthur dice eso; sin embargo el resultado no cambia, ella sigue ida del mundo.

—Princesa Evie, por fav...

—¡Cállate de una vez!

El rubio decide guardar silencio, el dolor de una hija al sentir el peligro sobre su madre sumado a la impotencia que siente al no poder hacer nada debe ser devastador.

Elsa se acerca a él, colocando su fría mano en su hombro.

—Déjala, no está bien.

Arthur asiente y decide alejarse unos metros junto a la rubia. Ambos se sientan en un tronco de árbol caído, observando hacia el lago.

—No está nada bien.

—Lo sé; pero dejarla que pelee no es la mejor opción.

Elsa suspira, llevando su mano hacia sus rubios cabellos.

The Dragon in Her || MevieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora