Algunas gotas de agua caen en su herido rostro, impactando contra su mejilla haciéndola despertar lentamente.
Evie abre los marrones ojos y apoya su mano derecha en el áspero suelo para intentar ponerse de pie, pero no puede, sus heridas se lo impiden.
La muchacha de cabellos azules gime de dolor y observa sus piernas notando la gran cantidad de arañazos y mordidas que hay en ellas; sin embargo Evie no recuerda, no sabe cómo fue a parar a aquel lugar.
Su cabeza duele, duele por la gran caída que sufrió la noche pasada, duele porque fue atacada por una manada de lobos hambrientos; pero ella no lo recuerda, y tampoco recuerda el último suceso de la noche que sin dudas fue el más significativo: no recuerda cuando aquella silueta de ojos verdes fosforescentes apareció.
Evie examina la cueva en la que está. Recorre con la vista cada espacio que le es posible y nota que está sola. Suspira tocando su rostro en busca de alguna herida grande, al parecer los daños fueron mayormente en sus piernas y en sus costillas. Ella bufa porque no tiene ni la más mínima idea de lo que pasó y tampoco sabe dónde demonios está.
Sus pensamientos comienzan a vagar en intentar recordar, mas le es en vano; lo último que recuerda es cuando se adentró en el misterioso bosque con Carlos, y allí llega su ataque de nervios, Carlos no está a su lado.
—¡Carlos! —Desespera inmediatamente.
Se pone de pie tambaleándose y avanza a tropezones por la cueva. En pocos segundos Evie está totalmente asustada y preocupada por su amigo.
—¡Carlos respóndeme! —Alza la voz en vano, el peliblanco no está.
Se escucha el eco resonar por toda la vacía cueva junto a un soplido largo de la peliazul por la frustración y la preocupación; su aventura le había salido cara.
Da unos pasos fuera de la cueva y mira el gran bosque que hay a la izquierda. Su mirada café se posa también en la gran grieta que ve a la derecha; Evie frunce el ceño, hay algo en esa gigantesca rajada y ella lo sabe por la cantidad exagerada de magia que proviene de allí.
La peliazul se decide a avanzar lentamente hacia la gran grieta. Algunos pasos cargados de inseguridad por la tensión que siente la hacen temblar, pero según ella eso no es suficiente para hacerla temer.
Se detiene justo al borde del precipicio y observa la gran altura; desde arriba no se ve el suelo.
Traga en seco. Teme por lo que sabe que hay abajo y mira otra vez; lo único que se siente es la gran corriente de viento que despeina sus cabellos azules.
Evie da un paso atrás y suspira entrando a la realidad: está en medio del bosque sola, al parecer muy lejos del reino.
Voltea hacia atrás y levanta la vista topándose con una figura que está parada a unos seis metros de distancia. Sus ojos se abren de par en par al presenciar la postura recta y firme de aquel cuerpo el cual tiene posada su mirada verde en ella.
—Hola. —Evie teme, su voz sale entrecortada.
Sus oídos no hallan ningún otro sonido que no sea el que produce el aire crujiendo contra las rocas.
Evie aprieta los puños en respuesta al no escuchar nada y pequeños relámpagos azules surgen entre sus dedos; está lista para atacar, ella no es ingenua.
El ser de ojos verdes da un paso para acercarse a la muchacha quien responde lanzándole un rayo azul directo al pecho. Mal rueda tres metros sin parar hasta caer boca arriba en el suelo, un buen comienzo de pelea.
—No te acerques o no me responsabilizo por el daño que te pueda hacer —dice segura—, te lo advierto.
De nada sirve que Evie diga eso, Mal está de pie otra vez sacudiéndose los hombros.
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The Dragon in Her || Mevie
FanficDonde la guerra y la masacre que existen dan origen a un vínculo profundo; un lazo fuerte e inquebrantable que ni las más ásperas y déspotas raíces del pasado pueden derrumbar. La princesa y el dragón. Evie y Mal. • La portada no me pertenece. ~N...