El detective

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¡Hay un asesino suelto! Es el titulo en todos los periódicos de la ciudad; todas las personas, incluso campesinos, conocen la cara del asesino, es el ultimo de un grupo extremista que la policía ha perseguido los últimos 20 años, desde el asesinato de La Mariposa y su padre.

Aún recuerdo ese día como si fuera ayer, un sábado de 1920 a las 7 de la mañana, cuando tenía 10 años repartía el periódico por mi vecindario y siempre fui un chico muy curioso así que mientras iba en mi bicicleta anaranjada por las calles empinadas leía el periódico, la foto de una bailarina con la garganta desgarrada y el titulo amarillista "El vuelo corto de La Mariposa" ese apodo me recordó a una de las amigas de mi hermana mayor, pero solo entendí que se trataba de la misma chica hasta que llegue a mi casa, mi hermana se encontraba en el teléfono negro del pasillo de las escaleras de la casa, se le veía muy seria después de la llamada solo se tiro al piso a llorar.

Hoy estoy en el mismo teatro investigando el último asesinato, o eso espero, de esos terroristas. Tanto mi hermana como mi madre me dejaron entrar a la fuerza policial para que pudiera "cobrar" la memoria de La Mariposa, dicen que yo seré quien resuelva estos macabros asesinatos y traiga paz a las familias de todas las víctimas. De hecho, mi superior también lo piensa pues terminé la escuela de manera anticipada y luego en la academia salí con honores por mi rendimiento en matemáticas avanzadas y estrategia, no mentiré, siento presión a fallarles.

La radio nos informa que unos civiles vieron al maldecido asesino en una de las calles cercanas, sin medir consecuencia alguna corrí y lo vi meterse a un callejón como la rata que es, ya no tiene salida, me confronta. Reconozco que tiene la cara destrozada por yagas y múltiples heridas, incluso quemaduras, empieza a reírse, empiezo a asustarme, el hombre está totalmente loco, levanta un cuchillo en mi dirección inmediatamente saco mi arma y apunto.

̶ ¡Baje el arma ahora mismo! ̶ le grito

̶ Y pudrirme en una cárcel, no gracias.

Después corre en mi dirección, no veo humanidad en sus ojos, opto por dispararle, es el primer hombre que mato en tu vida, tengo ganas de vomitar, utilizo la radio para informar a mi compañero para iniciar el protocolo de levantamiento de cuerpo, no puedo evitar sentarme a uno de los costados del callejón cubierto de basura y demás porquería.

¿al matarlo, que me diferencia de él? ¿Por qué yo soy mejor? ¿Qué me hace mejor?

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Nota de la autora: ¡Hola! Este relato es una secuela de Mariposa, no sé porque pero sentí que debía darle más cuerda a esta historia.

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Nos leemos la próxima semana

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