1.Osita.

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El sonido estresante del despertador me despertó, miré la hora en él y... ¿por qué narices suena la alarma a las 7 de la mañana?

Lo desenchufé y volví a quedarme durmiendo rápidamente, pero el odioso sonido del despertador de mi hermano me volvió a despertar.

¡ME CAGO EN LA MUJER QUE LO PARIÓ!

Me levanté e iba a ir a cantarle las cuarenta, pero me tropecé con algo, y terminó mi trasero encima de la ropa que me puse el día anterior.

-Querido Karma de mi corazon, ¿que carajos te he hecho?-Susurré con cara de pocos amigos.

Miré al causante de mi tropiezo, y caí en cuenta que había instituto.

¡Adios a las vacaciones de verano!

¿Por qué tiene que ser ya 14 de septiembre?

Fui hacía mi gran y alborotado armario para "arreglarme" y tras no ver ningún chandal, ni sudadera opté por una blusa y unos shorts vaqueros.

Entré al aseo y tras asearme y cepillarme como pude mi enredado pelo, busqué mis deportivas, pero en cambio de eso encontré unos reluciemtes botines negros... ¡Me cago en todo!

¡Primero la ropa y ahora los zapatos! ¿Qué pasa aquí?

Busqué otros zapatos, pero no encontré nada más salvo pelusas, por lo que me los puse a regadientes.

¿Dónde carajos estan mis cosas?

Cogí mi mochila, la cual estaba completamente vacía y aun en el suelo tirada, y bajé por las escaleras infernales, mientras me ataba el jodido botón de mis shorts.

Me metí en la cocina a por mi habitual tostada con aceite de oliva, y nada más terminármela, salí por la puerta delantera, encontrándome a Daniela y Tifany sentadas impacientes encima de mi coche.

-¡hola chicas!- Les grité.

Según mi madre, tengo un lado varonil que saco constantemente a la luz, pero, ¿a los de más que más le da mi vida?  Yo soy así, y a quién le moleste que miré para otro lado.

Tiffany se dio media vuelta divertida y dio unos toquecitos con su perfecta manicura francesa, al cristal de su reloj.

-¡Te parecerá bonito tenernos 5 minutos esperándote!-Dijo con una amplia sonrisa en su rostro.

Nunca he entendido como puede haber gente alegre el primer día de instituto a las ocho menos veinte, y ahí incluyo a la pelirroja.

Le saqué la lengua divertida y me fijé en la pelirroja, que estaba completamente seria y concentrada al 100% escribiendo en su nuevo Iphone.

No entiendo como se aclara y le gusta ese cacharro tan caro.

-¿Daniela que te pasa que estás con el móvil? ¡Cómo si te fueras a morir!

- Es que estoy hablando con Tom. Me está diciendo que si quedamos hoy y que me lleve a unas amigas que...- Nos miro fijamente con una sonrisa en su rostro.

-¿Me puedo llevar a Lían?

- Claro que sí- le contesto Daniela sin sacarme el ojo de encima.

Esa sonrisa me la conozco...

No, no no.

-¿Y tú?- Me preguntó Tiffany arqueando una ceja.

¡De esta no me libro!

-Me pensare si ir, ¿contentas?-Sentencié refunfuñando.

Ellas me sonrieron con una sonrisa de victoria, y empezamos a andar con nuestro habitual paso de tortuga hacía la cárcel, metidas cada una en sus pensamientos.

¿Por qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora