LA LLAMADA

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Voy a ser sincera, casi no pude dormir esa noche.
Y todo por culpa de mi padre. Mira que había lugares para abandonar a sus hijos: un puente, un sótano, debajo de una maceta... mierda, ya estaba pensando como la gente de aquí.

Pero tenemos que ser positivos, esa noche ya no soñé con mi familia, porque solo podía pensar en una cosa: Klaus.
No me contó nada de lo que haríamos, bueno, de lo que haré. Pero por su forma de hablar me decía que no tenía que hacer un ramo de flores para el cumple de su prima, ni nada que contenga felicidad.

Intenté dormir un poco, y después de contar tres millones de veces como las ovejas saltaban distintos lugares, (entre otras cosas la cabeza de Klaus y un trampolín en llamas ) me dormí.

No pasaron ni 5 minutos, que ya escuchaba unas voces susurrando cosas que por culpa del sueño no lo podía entender, y tampoco hice el esfuerzo para adivinarlo.

Solo pude captar unas cuantas palabras, como gallo, plan y gruñidos.

Estaba apunto se tener un largo y profundo sueño, pero obviamente eso de tener suerte, no era lo mío.

-CUR CUR CUR CUR CUR.-inmediatamente abrí los ojos y me encontré a Romberly aleteando las manos haciendo ver que era una ¿paloma?

Medio dormida intenté chillar. -¡PERO A TÍ QUE TE PASA!- grité mas fuerte de lo que esperaba, ya que se callaron al momento.

-A la mierda el plan- susurró Robin mientras se dirigía a su cama.- Y Romberly, los gallos no hacer cur.- añadió mirándola con cara de asco.

Sinceramente yo ya me había perdido.
¿Que plan? No quería ni preguntar...

Romberly cojió su ropa y subió indignada a su cama
- Hoy que estaba inspirada para hacer de alarma- murmuró.

-¿Alguien ha visto a Pongo?- de repente preguntó Obiana mirando por todos lados. Miró en distintos lugares, no muchos, ya que la habitación era pequeña.

-Oye Riley, ¿Dónde escondiste la regla? Tal vez Pongo la está cuidando- Preguntó mientras tenía su cabeza debajo de mi cama.

¿Y ahora que tenía que decir?
¿Que misteriosamente había venido Klaus para vengarse y utilizarme para sus cosas?

Riley no cae tan bajo, querida.

Opté por decirles una pequeña mentira, esas que no hacen daño, como las que te dice tu padre antes de dejarte en un internado... bueno, no tan fuerte.

-Está es un lugar muy secreto, ya verás que nadie la podrá tocar en su vida.- No era falso del todo, y si alguien tenía las intenciones de hacerlo, después del incidente de Tomás, no creo que se atreva.

Me pareció extraño que Obiana y Romberly no preguntasen nada del lugar, solo asintieron y empezaron a cambiarse. Robin no me creía, porque su cara delataba que no le había convencido mi excusa.
Tal vez escuchó nuestra charla con Klaus.

Me di cuenta que Obiana tenía un pequeño pequeño triángulo en la espalda, pero no parecía una marca de nacimiento. Quien sabe, puede en este lugar nos marquen como a las vacas.

Pero no quise preguntar, me moría de ganas de hacerlo, pero no lo hice ya que ni Robin ni Romberly tenían esa marca en su espalda.
Tal vez, sea algo de su pasado que no nos quiera contar, además, teníamos todo el tiempo del mundo para contarnos los secretos, desgraciadamente solo llevaba aquí un día.

Faltaba muy poco para que la alarma que nos idicara que podíamos salir, así que hicimos la cama (que por cierto, no entiendo porque Romberly pone  sus uñas dentro de un calcetín y luego lo esconde en su almohada) y cuando ya estábamos listas para ir al comedor, las puertas se abrieron.

𝖢𝗈𝗇 𝗅𝖺 𝗋𝖾𝗀𝗅𝖺 𝗇𝗈 𝗌𝖾 𝗃𝗎𝖾𝗀𝖺.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora