Capítulo 21.

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Solo Stan y Ben notaron que, por un instante, Destino blanco, la única encargada de cortar los hilos al final, lucía un poco confundida. Tenían que aprovechar eso, Stanley tenía que decirles, tenía que hacer lo que la Tortuga le había dicho. Sin embargo, antes de que pudiera pronunciar siquiera la primera palabra, Destino negro habló.

Stanley Uris, estábamos esperándote— dice, su ojo rojo brillando con más intensidad que nunca.

Es mejor así— dijo Destino rojo—, cortar ambos hilos a la vez.

Destino negro asiente y le indica a Destino blanco que aguarde un momento. Luego, hace aparecer otro hilo y mira Stanley. Entonces, aprieta el hilo.

El judío, sin poder hablar, siente como el pequeño ardor es sus muñecas se vuelve un dolor insoportable que le desgarra la piel. Se mira las muñecas, la sangre ya ha comenzado a emanar de ellas. Siente que se marea y se tambalea hacia un lado. Bill, Mike y Maxine ya están corriendo hacia él. Mientras, Richie y Ben asisten a Eddie como pueden. Beverly golpea la burbuja en la que está encerrada, impotente al no poder ayudar a sus amigos.

—Stan, Stan, m-mírame, ¿sí? Mantente de-despierto— le pide Bill, mientras se arranca unos trozos de su camiseta para, con ayuda de Mike, envolverle las muñecas.

Maxine observa como Destino negro acerca poco a poco los hilos a Destino blanco y masculla una maldición.

—No podemos derrotarlas, ¿qué hacemos?— pregunta, porque alguien tenía que decirlo.

—Bill... Oye, Bill...— balbucea Stan. La perdida de sangre lo ha puesto muy pálido.

—¿Sí?— Bill lo mira con ojos llorosos.

—La tortuga... Él dijo...— Stanley se interrumpe un momento, respirando profundo para centrarse—, sé como...derrotarlas.

Max, Mike y el propio Bill lo miran con expectacion y ansiedad. Stanley se los explica lo mejor que puede.

El tiempo se acaba, deben actuar ya.

....

Richie besa a Eddie en la frente. Las lágrimas bajan libremente por las mejillas de ambos. Ben, por mientras, intenta en vano detener el sangrado con su camisa. Saben que es imposible, Destino no va a permitirlo y ellas son demasiado poderosas como para...

—¡Oye! ¡Pedazo de mierda!— grita Max, arrojándole una roca a Destino blanco que, por supuesto, ni la toca.

—¿Qué...está...haciendo?— balbucea Eddie, apretando con fuerza la mano de Richie.

—La chica pateabolas ya se volvió loca— Richie sacude la cabeza.

—No, esperen, creo que tienen un plan— dice Ben, al ver como entre las rocas Bill se va escabullendo, como tratando de llegar a Destino blanco.

Mike se ha quedado sosteniendo ha Stanley, que ya está al borde de la inconsciencia.

Max sigue arrojando rocas a lo loca y, entonces, hay una reacción. Ésto parece comenzar a irritar a Destino negro y Destino rojo.

—Trata de distraerla— comprende Ben, y se levanta para ayudar.

—¡Ya la oíste! ¡Ustedes son unas inútiles! ¡Váyanse a la mierda!— les grita, comenzando a arrojarle piedras también, intercambiando una mirada cómplice con Maxine.

Una segunda oportunidad | Reddie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora