[ VIII ]

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ㅡ¡¿A caso no me oyeron?! ¡He dicho que la suelten! ¡Soy la reina! ¡OBEDÉZCANME! ㅡgritaba Minnie sin saber que más decir para que hicieran caso.

ㅡ¿Qué dirá tu padre cuando se entere? ㅡUbon la miró burlonaㅡ Su única y adorada hija, la reina de su antiguo reino... es en realidad una enferma, pecadora y asquerosa mujer. Una adúltera, egoísta y desobediente que rompe leyes y no le importa.

ㅡMe... me dijiste que estaba bien si la amaba... ¡tú me dijiste que viniera a buscarla! ㅡexclamó la menor, dolidaㅡ Yo confiaba en ti...

ㅡ¡Oh! Pobrecilla, la princesita ha sido engañada, ¡qué horror, que alguien acuda a su sufrir! ¡Qué alguien alivie su corazón traicionado! ㅡla mujer rióㅡ Qué lástima, Minnie, pero es tu culpa. Eso te pasa por ser ingenua y confiar en los demás. Ahora ya no serás la reina. Esa seré yo. Y esa enferma ㅡseñaló a Pranpriyaㅡ, morirá en la horca y no podrás impedirlo.

ㅡMinnie... ㅡla señalada la miraba con lágrimas en los ojos.

ㅡ¡No dejaré que eso pasé! ㅡnegó la reinaㅡ Yo soy... soy la reina. ¡He dicho que me suelten!

ㅡLlévense a esa mugrosa ㅡindicó la mujer a los guardias, señalándo a Pranpriya. Luego miró a Minnieㅡ. Tú también debes ir a la horca.

ㅡ¡Pero yo soy la reina!

ㅡ¡Pero las reglas son reglas! Ustedes dos, asquerosas mujeres, han cometido un delito, ¡merecen el castigo!

Los hombres se llevaron a Pranpriya, quien lloraba desconsolada, mientras que la reina gritaba y forcejeaba contra los guardias para poder ir a salvarla. Pero simplemente no lo lograba. Los hombres eran más fuertes que ella y la retenían sin algún esfuerzo.

ㅡ¡Por favor! Por favor... suéltenme ㅡdejó de luchar y comenzó a llorar desesperada.

ㅡA ésta ㅡUbon les ordenó a los guardias, refiriéndose a la pobre chicaㅡ llévenla con el rey y explíquenle lo que ha hecho.

ㅡSí, señora.

ㅡ¡¿Por qué le hacen caso?! ¡Yo soy la...! Yo soy la... reina. Yo lo soy... no ella ㅡla menor estaba tan frutrada y herida.

ㅡPero pronto yo lo seré, querida ㅡla mujer le sonrió maliciosamente antes de que los guardias la llevaran dentro del palacio.

ㅡYa suéltenme, se los ruego... tengan piedad por su reina... ¿por qué me traicionan? Jamás les he hecho algo malo ㅡdecía ella mientras caminaban apurados.

ㅡJa, ¿ahora hablas como una reina? ㅡuno de los hombres rióㅡ. Nunca habías hablado con nosotros, ni siquiera habías hablado de esa forma, como si en verdad sintieras que eres una reina, como si nos hubieras mandado por años... cuando todavía actúas como si fueras adolescente, como si no tuvieras responsabilidades, tan inmadura. ¿Ahora vienes a hacerte la reina? Es obvio que lo haces para salvar tu pellejo, pero no lograrás manipularnos. No te tenemos respeto, no nos importa si mueres.

Minnie comenzó a llorar más fuerte.

Sí, era inmadura, impulsiva, ingenua y bla, bla, bla. Pero desde que había comenzado a ser reina, jamás había dudado de su reino y siempre había cumplido con su deber, con la ayuda de su padre, pero cumplido al fin. No entendía porqué aquella persona le decía algo tan hiriente.

Jamás había hablado con los guardias, eso era verdad. Pero no lo había hecho porque no lo creía necesario, y eso no significaba que dejara de creerse reina.

Tan sólo era ella misma. Y no le veía lo malo a eso. ¿A caso todas las reinas eran iguales? Por supuesto que no. Ella no se asemejaba a ninguna otra reina y eso le alegraba, porque Minnie estaba feliz siendo lo que era, a pesar de que trajera consecuencias.

Lions || (G)I-DLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora